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  • Carísimo: el asado subió un 68% en un año por encima de la inflación y de los salarios

    » El Ciudadano

    Fecha: 13/06/2025 12:17

    A pesar de los buenos resultados en materia de inflación, con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se ubicó en 1,5% en mayo —el más bajo en los últimos cinco años—, el precio del asado volvió a destacar por su comportamiento desalineado. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el tradicional corte argentino fue el único entre los principales cortes de carne vacuna que aumentó por encima del IPC en el último mes, registrando una suba del 2%, con un precio promedio nacional de 10.971 pesos por kilo. Mientras otros cortes muestran signos de desaceleración en sus precios, probablemente como consecuencia de la caída en el consumo interno, el asado parece seguir un camino propio. En efecto, los valores del asado no solo aumentaron más que la inflación en mayo, sino que también se posicionan muy por encima de los valores promedio cuando se observan los precios relevados en diferentes regiones del país. Un monitoreo reciente realizado por +P en carnicerías del sur de la barrera sanitaria (Alto Valle-Patagonia) reveló que el kilo de asado se ofrecía en promedio a 20.000 pesos, llegando en algunos casos a los 24.000 pesos, especialmente en ‘promociones’ de carnes provenientes de La Pampa. Esta notable disparidad entre el promedio nacional y los valores regionales muestra que el problema del precio del asado no solo es su constante aumento, sino también su marcada variabilidad geográfica. Más allá de la coyuntura mensual, las estadísticas de mediano plazo muestran una tendencia aún más preocupante. En los últimos doce meses, el precio del asado creció un 68%, muy por encima del 43% acumulado del IPC en el mismo período. En lo que va de 2025, el alza del corte llegó al 19%, mientras que la inflación general acumulada fue del 13%. En un contexto donde los salarios vienen perdiendo terreno frente a la inflación, este tipo de aumentos impacta directamente en el consumo. «Está claro que los salarios siguen corriendo por detrás de la inflación, y esto se hace sentir en la demanda de carne. El asado en particular, y la carne en general, son los grandes perdedores de esta política económica», expresó un referente comercial del Alto Valle al ser consultado por +P. La caída en el consumo también se refleja en los precios de otros cortes, que en su mayoría mostraron subas por debajo del IPC en mayo. Esta tendencia sugiere que los consumidores están optando por opciones más accesibles o directamente reduciendo el consumo de carne roja. El precio del asado en dólares también sube El precio del asado no solo preocupa en pesos, sino también cuando se analiza en moneda extranjera. En mayo, el valor del kilo de este corte se acercó nuevamente a los 10 dólares, un nivel que no se alcanzaba desde hacía dos meses. Este encarecimiento en dólares se explica por una combinación de factores: el crecimiento constante de los costos de la actividad en pesos frente a un tipo de cambio que se mantiene relativamente estable en los últimos meses. El análisis en moneda dura también muestra un crecimiento sostenido del precio del asado desde enero del año pasado, lo que convierte a este alimento típico de la mesa argentina en un producto cada vez más inaccesible, tanto para el consumo interno como en comparación con los valores internacionales. El asado, símbolo indiscutido de la cultura gastronómica argentina, se está convirtiendo en un lujo para muchas familias. Aunque el dato del IPC de mayo fue recibido con optimismo, el comportamiento de este corte de carne revela que aún persisten fuertes tensiones en la economía real, especialmente en el acceso a los alimentos básicos. Con la carne perdiendo participación en la dieta diaria y siendo reemplazada por productos más baratos —pollo, cerdo o incluso legumbres—, el impacto económico y cultural de este fenómeno podría ser significativo. Si la tendencia continúa, el clásico ritual del asado de fin de semana corre el riesgo de volverse una tradición reservada para unos pocos. La pregunta que queda abierta es si esta situación es coyuntural o si estamos asistiendo a un cambio estructural en los hábitos de consumo de los argentinos. Lo cierto es que, por ahora, el precio del asado no da señales de moderación y sigue marcando el pulso de una economía en transición.

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