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» Comercio y Justicia
Fecha: 13/06/2025 11:50
La industria textil e indumentaria vive uno de los momentos más críticos de los últimos años. Según un informe de la Fundación Pro Tejer, durante el primer trimestre de 2025, casi la mitad de las empresas reportó una caída en sus ventas respecto al mismo período de 2024, con una baja promedio del 5%. Si se toma una perspectiva de dos años, el panorama es aún peor: 7 de cada 10 compañías vendieron menos, con un retroceso promedio del 21%. La caída de ventas impactó directamente en el empleo. Cerca de 72% de las empresas adoptó medidas que afectaron a su personal desde fines de 2023 hasta marzo de 2025, y 6 de cada 10 redujeron su plantilla. Se consolidó así un ajuste masivo en el sector, con miles de despidos y suspensiones en todo el país. En términos de producción, la mitad de las firmas consultadas registró una contracción promedio del 3% interanual. Pero si se compara con el mismo trimestre de 2023, el desplome alcanza al 75% de las empresas, con una caída promedio del 20%. Capacidad ociosa y sin señales de recuperación La utilización de la capacidad instalada sigue en niveles bajos. Solo 35% de las empresas mostró una mejora respecto a 2024, pero ninguna logró recuperar el nivel de hace dos años. En la comparación más amplia, 80% de las compañías informó retrocesos, lo que deja en evidencia un aparato productivo que sigue sin reaccionar. El informe de Pro Tejer identificó tres factores clave detrás de la crisis. En primer lugar, la pérdida del poder adquisitivo, mencionada por 82% de las firmas. Le siguen el avance de las importaciones (63%) y la apreciación del tipo de cambio (40%). Estos elementos no solo desplomaron la actividad, sino que además generaron un freno total a la inversión: durante 2024, 7 de cada 10 empresas no invirtieron en maquinaria ni ampliaron su capacidad, y 80% no prevé hacerlo este año. Importaciones récord y sospechas de subfacturación El contexto externo tampoco ofrece alivio. La apertura comercial aceleró el ingreso de productos del exterior. En el primer trimestre de 2025, las importaciones de ropa crecieron 86% y las de textiles para el hogar, 109%. Este boom fue impulsado por la eliminación de aranceles y el auge del e-commerce vía courier. Hoy, 67% de la ropa que se consume en el país es importada, y en los shoppings ese número sube al 75%. La presión sobre la producción nacional es total. Pro Tejer advirtió además posibles maniobras de subfacturación. Por ejemplo, los tejidos de punto importados ingresaron al país con un precio FOB promedio 45% inferior al registrado entre 2015 y 2024. Esto se atribuye a la eliminación de valores criterio y a un menor control aduanero. La desregulación se reflejó en una baja generalizada de aranceles: de 35% a 20% para indumentaria y calzado, de 26% a 18% para tejidos, y de hasta 12% para hilados. Sumado a la apreciación del peso y el excedente global de oferta, el resultado fue un mercado inundado de productos importados. Expectativas 2025: más incertidumbre que esperanza Hoy, 40% de las empresas cree que su situación empeorará en lo que resta del año, otro 40% cree que no habrá cambios y apenas 20% prevé alguna mejora. La mayoría plantea como necesidad urgente una reforma tributaria productiva (84%), medidas contra la competencia desleal (54%) y una corrección del tipo de cambio (38%). También se destacan pedidos de financiamiento al consumo y políticas que refuercen el poder adquisitivo. La Fundación Pro Tejer advirtió que esta crisis afecta directamente el desarrollo tecnológico alcanzado por el sector, desalienta inversiones futuras y profundiza la dependencia externa del país. La pérdida de empleo, el cierre de empresas y la desarticulación de la cadena de valor son efectos visibles de una política que privilegió las importaciones por sobre la industria nacional.
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