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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/06/2025 10:54
Netflix estrena la temporada final de El juego del calamar el 27 de junio, prometiendo un desenlace impredecible y emocional (Crédito: Netflix) El 27 de junio, Netflix estrenará la temporada final de El juego del calamar, la serie surcoreana que desde 2021 cautivó a millones de espectadores en todo el mundo. El creador y director Hwang Dong-hyuk, junto a los protagonistas Lee Jung-jae, Lee Byung-hun y Park Gyu-young, compartieron detalles sobre esta conclusión en una entrevista con Vanity Fair, que promete ser “impredecible” y “emocionalmente intensa”. La génesis de un fenómeno global Hwang Dong-hyuk escribió el guion original en 2008, pero durante más de una década fue rechazado por la industria. No fue hasta 2021 que Netflix lo llevó a la pantalla, convirtiéndolo en un fenómeno mundial inesperado. El director explicó que, aunque inicialmente no había considerado una continuación, la historia creció más allá de lo previsto. “Mientras escribía la segunda, que se suponía que sería el final, me di cuenta de que la historia había ocupado mucho más espacio”, comentó. El realizador señaló que tras la segunda temporada, centrada en una rebelión fallida, la tercera debía ofrecer una “verdadera batalla final” entre Seong Gi-hun y Front Man, como punto de inflexión dramático. “Es hora de despedirme y pasar al siguiente proyecto”, afirmó Hwang, quien describió el desenlace como “una locura, un desquiciado, una locura”. Raduno, la prueba más más perturbadora de la tercera temporada Los nuevos juegos, como 'Gathering', intensifican la violencia psicológica y el drama en la conclusión de El juego del calamar (Netflix) En cada temporada de El juego del calamar, los participantes enfrentaron desafíos infantiles revestidos de una crueldad despiadada. Pero en la tercera y última entrega de la serie surcoreana, el juego titulado Raduno promete ser el más despiadado y psicológico hasta ahora. Esta dinámica, revelada por el propio director Hwang Dong-hyuk en una entrevista con Vanity Fair, mezcla matemática, estrategia colectiva y un margen de error letal. La mecánica es simple en apariencia: los concursantes deben entrar en una habitación con el número exacto de personas requerido antes de que termine el tiempo. Si no lo hacen, la eliminación es inmediata y brutal. Esta dinámica obliga a calcular, coordinar y, en muchos casos, traicionar. No hay lugar para errores ni para la compasión. “Es un carrusel de emociones”, explicó el actor Lee Jung-jae, protagonista de la serie, al describir la presión psicológica que genera el juego. “Raduno requiere sangre fría”, explicó el actor. “A diferencia de la primera temporada, en esta ya sabíamos qué esperar. Pero eso no lo hace menos cruel”. Raduno refleja a la perfección la esencia de la serie: decisiones límite, estrategia, caos y una violencia fría disfrazada de mecánica infantil. Aunque no se han revelado todos los detalles, lo descrito por el elenco permite imaginar su dinámica: los jugadores tienen pocos segundos para ocupar una sala con un número exacto de personas indicado previamente. Quien quede fuera, muere de forma brutal. Más que una simple prueba de velocidad, Raduno introduce una dimensión social perversa. ¿Quién decide cuántos entran? ¿Se empuja a alguien para salvarse? ¿Se negocia? El juego fuerza la traición entre aliados, reactiva traumas previos y pone en primer plano la lucha por la supervivencia en su forma más primitiva: el cuerpo como única herramienta y el tiempo como verdugo. La tensión que genera no solo reside en su crueldad, sino en cómo empuja a los jugadores a perder toda noción de comunidad. El juego no premia la solidaridad, sino la exclusión estratégica. En palabras de Lee Byung-hun, quien interpreta al enigmático Front Man, “no solo tienes que sobrevivir, tienes que herir”. Raduno representa la evolución lógica del concepto que hizo mundialmente famosa a El juego del calamar: juegos simples transformados en dilemas morales extremos. La introducción de esta prueba refuerza el mensaje de fondo de la serie, donde cada decisión revela la fragilidad del tejido social y la violencia latente en la competencia por sobrevivir. Un protagonista en su punto más bajo La última entrega explora la crisis personal de Seong Gi-hun y profundiza en los dilemas morales de los personajes (No Ju-han/Netflix) Con cada temporada, “Squid Game” ha tensado más la cuerda entre víctima y verdugo. La tercera entrega eleva esta tensión al máximo, desdibujando el bien y el mal entre los protagonistas. El concepto de “Gathering”, una especie de célula secreta que se forma fuera del alcance de los organizadores del Juego, representa este nuevo eje narrativo: la organización clandestina de exjugadores y enemigos comunes del sistema que buscan infiltrarlo, sabotearlo o entenderlo desde adentro. Gi-hun, el personaje que inició la serie como un desempleado endeudado, ahora lidera esa red desde las sombras. Ya no es solo un sobreviviente. Es un estratega con un objetivo: desmantelar el sistema. Su alianza con antiguos enemigos, incluido su exprestamista, marca una evolución drástica. El dolor personal ya no basta; ahora actúa movido por una causa. Lee Jung-jae explicó que su personaje inicia esta etapa convencido de que la culpa lo consume. Sin embargo, será su intento por encontrar sentido a su vida y la de quienes lo rodean lo que lo impulsará a seguir adelante. “Ese es el mensaje más importante de El juego del calamar: dar espacio a la humanidad”, subrayó el actor. Jun-ho, el policía que se creía muerto, también vuelve. Aparentemente ajeno al resto de la trama, su papel como agente doble se entrelaza con “Gathering”. Él representa la cara legal del sabotaje, aunque cada vez más atrapado por la culpa y el deseo de venganza contra su hermano, el Front Man (In-ho), quien sigue controlando el Juego. In-ho, por su parte, se encuentra en crisis. Si antes era un ejecutor silencioso, ahora podría convertirse en pieza clave de la rebelión o en su mayor obstáculo. La narrativa apunta a que se enfrentará no solo a sus antiguos jugadores, sino también a sí mismo, desdoblado entre su rol como líder y su trauma como exjugador. Una conclusión impredecible y cargada de significado La conclusión fue descrita como inesperada y profunda. Según Lee Jung-jae, el cierre será “el más impredecible, entretenido, intrigante y sensato que puedas esperar”. Esta visión refuerza la intención del equipo creativo de dejar una huella emocional más allá del espectáculo. El creador Hwang Dong-hyuk y los protagonistas anticipan una batalla final entre Seong Gi-hun y Front Man en la exitosa serie surcoreana (Netflix) El enfrentamiento entre Seong Gi-hun y Front Man (Lee Byung-hun) se perfila como el clímax. Para Hwang Dong-hyuk, esta entrega representa una lucha simbólica entre el bien y el mal, aunque invita a cuestionar esas categorías. “El juego del calamar me permitió lidiar con lo bueno y lo malo, con elogios y críticas. Me llevo todo conmigo, incluyendo lo mejor de este final”, reflexionó Hwang. Los guardias: entre la acción física y la ambigüedad moral Park Gyu-young, quien interpreta a una de las guardias con overol rosa, aportó una perspectiva sobre los personajes secundarios. Su rol exige comprender motivaciones ambiguas. “No se puede distinguir todo entre blanco y negro”, afirmó. Park Gyu-young destaca la complejidad moral de los guardias en la serie y su exigente preparación física (Netflix) La actriz también habló sobre el entrenamiento físico necesario para las escenas de acción. “Entrené para mis acrobacias y, al tener varias escenas coreografiadas, fue necesario ensayar. Mover mi cuerpo para el papel también me ayudó emocionalmente”, detalló. La última temporada de El juego del calamar estará disponible en Netflix desde el 27 de junio. El elenco agradeció a los seguidores que acompañaron el recorrido de la serie desde su inesperado debut en 2021. Lee Jung-jae expresó su gratitud por la conexión global generada: “¡Y gracias a todos los fans por los memes! Estoy esperando los de la tercera temporada”. Por su parte, Hwang Dong-hyuk se despidió con satisfacción y orgullo.
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