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» La Capital
Fecha: 12/06/2025 14:00
Así lo reveló la Cámara de la Propiedad Horizontal al ser consultada sobre cuáles son los reclamos que lideran el listado de quejas En el Día del Vecino , la Cámara de Propiedad Horizontal reveló que los ruidos molestos encabezan el ranking de reclamos en los consorcios. Música fuerte, martillazos, electrodomésticos funcionando a horas que no corresponde, gritos, discusiones, fiestas, son algunos de los disturbios señalados por la ciudadanía. Lo cierto es que en una ciudad que no para de crecer, la convivencia urbana a veces resulta complicada. En los edificios, la necesidad de respetar los horarios de descanso resulta esencial para mantener un buen vínculo entre vecinos. Si bien Rosario es pionera en normativas vinculadas al ruido, este es un problema que no termina de resolverse. La problemática se evidencia en la cantidad de denuncias y reclamos en relación a los sonidos fuertes. "Dos de cada tres reclamos que recibimos los administradores son por ruidos molestos", manifestó el presidente de la Cámara de la Propiedad Horizontal de la Provincia de Santa Fe, Guillermo Saporito. Desde esa asociación explicaron que los ruidos molestos están regulados, tanto en el Código Civil y Comercial de la Nación (que reconoce el derecho a la tranquilidad y el respeto entre vecinos), como en los reglamentos de copropiedad de los consorcios, y también en la ordenanza municipal. En el caso de Rosario, la normativa indica que el horario resguardado es de 22 a 6. Asimismo, durante el día el espectro de ruido permitido es de 55 decibeles. Además de los ruidos molestos, que encabeza el ranking de los reclamos de vecinos, también se suman otros problemas en la vida consorcial, como el uso indebido de espacios comunes como quien "estaciona motos o bicicletas en palieres", el ladrido de perros o hasta quien se arma una parrilla en el balcón. >>Leer más: Clausuraron una fiesta clandestina en Fisherton donde había más de 300 jóvenes Todas estas situaciones producen graves problemas de convivencia en los regímenes de propiedad horizontal: edificios, departamentos de pasillo, condominios, barrios cerrados, countries y clubes de campo. "Todas estas viviendas de propiedad horizontal requieren los servicios de una administración responsable y profesional", destacó Saporito, quien remarcó la figura del administrador como un "mediador entre las partes", y dijo que "la mayoría de veces el diálogo resuelve el problema". Al respecto, desde la Cámara de la Propiedad Horizontal pusieron a disposición de los consorcistas los servicios de mediación del Colegio de Abogados de Rosario y del Instituto de Mediación del Colegio de Corredores Inmobiliarios (Cocir), entidades con quien la asociación tiene firmados convenios de reciprocidad con el fin de colaborar en la resolución de conflictos entre los integrantes de los consorcios. También frente a estos conflictos los vecinos pueden llamar al 911 (policía) o al 147 (línea gratuita de atención del municipio) para reportar la incidencia. Denuncias y procedimientos Rosario fue una ciudad pionera en sancionar una norma relacionada con ruidos molestos. La ordenanza 46.542 tiene más de 50 años y aún está vigente. La norma prohíbe, en el territorio urbano, “causar, producir o estimular ruidos innecesarios y/o excesivos que propagándose por vía aérea o sólida afecten o sean capaces de afectar al público, por no encontrarse dentro de los límites de intensidad máxima permisibles de seguridad”. De hecho, ya en 1963 se había aprobado la ordenanza 28.264 que establecía un horario acotado, desde las 23 hasta las 7, los ruidos, gritos, cantos o conversaciones en voz alta tanto en la vía pública o en cualquier tipo de local, que trasciendan y generen molestia a los vecinos. Lo cierto es que si bien la legislación es temprana el problema persiste. Los ruidos molestos se han convertido en una de las principales causas de conflicto entre vecinos: desde fiestas hasta reformas a destiempo, pasando por ensayos musicales o música a todo volumen. Esto se siente particularmente en los barrios más poblados de la ciudad como Pichincha o Echesortu. Tras las denuncias, tanto la policía como los agentes municipales concurren al lugar y tocan timbre para pedir que bajen el volumen. Luego hablan con los denunciados y buscan que haya un acuerdo entre los vecinos. Lo que prima es la voluntad de las partes. Pero no siempre termina bien. La mayoría de las denuncias se produce durante viernes y sábado. Esto se incrementa en verano, pero con el frío, decrecen. El procedimiento es el siguiente: una vez que se procesa el llamado, se genera una carta de incidencia, efectuando las preguntas de rigor al denunciante, como el lugar donde se está produciendo la alteración a la paz y el orden, y desde dónde se llama. Luego se comisiona un móvil policial al lugar, y una vez que se constata que existe el domicilio y se está produciendo el ruido molesto, el propietario debe atender el timbre. Desde el 911 reconocen que no es común que se produzcan hechos de violencia, ya que al entrevistarse al denunciado se suele terminar en un diálogo que llega a buen puerto, y éste baja el volumen. El personal de calle trata de mediar entre las partes y hacerle entender a la persona que está causando un trastorno a los demás. No se trata de un delito, sino de una falta o contravención a la ley provincial, por lo que la policía no puede entrar a un domicilio que esté generando la alteración sin una orden judicial. El Código Procesal Penal no permite ingresar solamente mediante un llamado.
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