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  • Distantes visiones en el seno atlántico prolongan la guerra de Ucrania

    » Corrienteshoy

    Fecha: 11/06/2025 00:59

    Distantes visiones en el seno atlántico prolongan la guerra de Ucrania La audaz operación Telaraña, de ataque ucraniano con drones contra la aviación estratégica rusa estacionada en aeródromos localizados en la profundidad rusa, ha obtenido un gran éxito mediático. Tanto la complejidad de la operación, como el secreto en su planeamiento y ejecución con el empleo de camiones nodriza, sugieren, como mínimo, la colaboración y el apoyo técnico de Occidente. Significa, sin paliativos, un monumental fracaso de la Inteligencia rusa que se ha mostrado incapaz de detectar las múltiples actividades de preparación, puesta a punto y ejecución de tal operación.Esta confirmó la extrema vulnerabilidad de los aviones cuando están en tierra a cielo abierto y, para más inri, primorosamente alineados sobre las pistas de aparcamiento. Asimismo, la Telaraña mostró impúdicamente el enorme desequilibrio de costes entre los vectores empleados para el ataque (drones) y los daños producidos a los aviones atacados. Le toca ahora al Kremlin la prolija tarea de multiplicar el control y la vigilancia de sus carreteras en su inmenso territorio nacional. La operación Telaraña ha sido otra faceta de la guerra de desgaste y atrición en Ucrania , pero que no detendrá ni perturbará el curso de la guerra. La ofensiva rusa de primavera, lenta pero pertinazmente, sigue asolando a Ucrania. Se intensifican los bombardeos rusos (drones, misiles y bombas guiadas) contra objetivos por todo el país, lanzando simultáneamente un elevado número de proyectiles y señuelos para saturar las defensas antiaéreas ucranianas. Las zonas de Kiev, Jarkov, Dnipropetrovsk, Jersón y Odesa son prioritarias en las listas de objetivos. Sobre el terreno, los más significativos avances rusos se localizan en el norte (con centro de gravedad en el oblast ucraniano de Sumy) y en el de Donetsk, donde las tropas rusas están penetrando ya en el de Dnipropetrovsk. Asimismo, se están incrementando las infiltraciones y golpes de mano rusos sobre motocicletas que, por su fluidez, resultan particularmente dañinos para los defensores. Estos tratan de contener y retardar los avances de las tropas rusas, acelerando la construcción de obstáculos en frente y fondo. Ardua labor, pero de escasa rentabilidad por la debilidad del fuego ucraniano, ya que la eficacia de un obstáculo es función directa del volumen y la calidad del fuego propio con el que se le bate. Problema incrementado por el déficit de recursos humanos. Porque, en una guerra de desgaste, tal insuficiencia perjudica más a quien tiene mayor dificultad para reponer bajas que, en este caso, es Ucrania. El escenario geopolítico muestra enormes diferencias entre los diferentes actores. Putin no quiere, ni tan siquiera, aceptar una tregua de un mes antes de alcanzar los objetivos del memorándum presentado en la reunión de Estambul del pasado 2 de junio. Destacan, entre otros: la retirada de todas las tropas ucranianas de los oblast de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón; el reconocimiento jurídico internacional como rusos de esos territorios, así como de Crimea; la neutralidad de Ucrania; el levantamiento de las sanciones económicas impuestas a Rusia; y el fin de la entrega de armas occidentales a Kiev. Zelenski, confiando en el apoyo occidental para todo, resiste esperando que Rusia se agote. La mayoría de los dirigentes europeos de los países de la OTAN (Bálticos y Polonia en primera fila) no descartan que Putin, alcanzados aquellos objetivos, se volviera contra alguno de ellos lo que, potencialmente, desencadenaría un conflicto mundial. Por tanto, en tal visión europea, la prolongación de la guerra en Ucrania impide a Putin abrir un nuevo frente en Europa y les da tiempo para rearmarse. Xi Jinping también gana con la prolongación de la guerra: fortalece su músculo militar mientras Trump, enganchado en Europa, no puede volcarse sobre el Indopacífico. Y luego está Trump con sus dos grandes prioridades. La primera es la economía norteamericana, a la que subordina todo lo demás. La segunda es dominar su espacio vital que, para él, comprende desde Groenlandia-Alaska hasta la Tierra del Fuego. De ahí su resistencia a enfangarse en problemas que considera ajenos como es, paradigmáticamente, el ucraniano, del que trata de descolgarse como mediador. Rol que, sin embargo, tanto Ucrania como los países europeos tratan de prolongar. Crudamente, el vicepresidente norteamericano, Vance, lo ha sintetizado así: «El dominio indiscutible de EE. UU. ha terminado». En La Haya lo veremos… Fuente: https://www.abc.es/internacional/distantes-visiones-seno-atlantico-prolongan-guerra-20250610154650-nt.html

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