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» Misionesparatodos
Fecha: 09/06/2025 13:29
La CEDEAO, organización pionera del multilateralismo en África Occidental, cumple medio siglo fracturada por la salida de tres naciones gobernadas desde 2024 por regímenes militares, mientras persiste la violencia yihadista, los desplazamientos masivos y la pobreza en esa subregión del continente más joven del mundo. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO-ECOWAS), bloque regional creado en 1975 para organizar la cooperación en un continente que se liberaba del colonialismo europeo, enfrenta ahora crecientes amenazas de terrorismo, consecuencias del cambio climático, golpes militares y pobreza. La violencia yihadista creció este año en Nigeria -el país africano más poblado, con 223 millones de habitantes- y en la región del Sahel, incluyendo Burkina Faso, Malí y Níger, que rompieron con la CEDEAO para formar una Alianza de Estados el Sahel (AES), por las sanciones que les aplicó el bloque tras los golpes militares. "Estamos enfrentando los mayores desafíos de hoy: terrorismo, cambio climático, cambios inconstitucionales de gobierno, pobreza y disparidades económicas", dijo el presidente de la Comisión de la CEDEAO, Omar Alieu Touray. Establecida el 28 de mayo de 1975, la CEDEAO tenía como objetivo promover la integración económica regional, la cooperación en seguridad, los derechos humanos y la gobernanza democrática. Ahora, los regímenes militares de Burkina Faso, Malí y Níger, estados fundadores, la dejaron alegando que ya no sirve a sus intereses. En cambio, los tres disidentes formaron la AES y cortaron lazos militares y diplomáticos con potencias occidentales, en particular Francia, de la que se independizaron en 1960, y buscan en su lugar una cooperación más estrecha con Rusia. En frente, el resto de la CEDEAO mostró grietas frente a los disidentes. El potencial en recursos humanos de toda África -60% de sus 1.200 millones de habitantes tiene menos de 25 años- y naturales (minerales), combinado con su necesidad de inversiones y desarrollo, hace del continente un blanco ideal de las disputas de las grandes potencias. 33 de los 54 países africanos están catalogados como “menos desarrollados” y 282 millones padecían hambre en diciembre de 2023. En 1950, los africanos representaban el 8% de la población mundial. Un siglo después, representarán una cuarta parte de la humanidad, y al menos un tercio de todos los jóvenes de 15 a 24 años, según las previsiones de Naciones Unidas. La edad media en el continente es de 19 años. En India, el país más poblado del mundo, es de 28 años. En China y Estados Unidos, es de 38 años. En ese cuadro, África Occidental como subregión tiene 430 millones de habitantes con una edad promedio de apenas 19 años que viven en países donde la riqueza natural -motivo principal de conflictos internos- está concentrada en el petróleo y todo tipo de minerales, tradicionales y críticos para la economía mundial, todo en el marco de un continente económicamente complejo. Propósitos y resultados Como bloque regional, la CEDEAO aspiraba a transformar la extensa región a lo largo de la costa atlántica y que se extiende a través del Sahel-Sabana, limitando con el Magreb. Su agenda abarca la política, la economía, la seguridad, lo social y la cultura, con un objetivo a largo plazo: garantizar la soberanía económica regional y la unidad política entre sus doce países de África Occidental. Pero han sido evidentes los problemas para alcanzar sus metas esperadas de transformación económica sostenible. En 1979, con la firma del Tratado de Lagos por 15 países (hoy 12 tras la salida de Burkina Faso, Mali y Níger este año), los Estados miembros de la CEDEAO establecieron el Sistema de Liberalización del Comercio (SLEC) y se propusieron establecer una moneda común para la región, llamada ECO, desde el 2000. Pero la creación de la moneda común fue aplazada repetidamente durante las últimas décadas, por la falta de preparación de las economías de la región y los desacuerdos sobre su implementación. Ahora se corrió a 2027, en la forma de una unión monetaria entre países como Nigeria y Ghana, que utilizan su propia divisa nacional -la naira y el cedi- con los ocho países de la región que todavía usan el franco CFA, agrupados en la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA). El principal éxito económico de la CEDEAO ha sido el libre movimiento de personas y su derecho de residencia en toda la región, con un pasaporte común que funciona "relativamente bien", según la organización y la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (Uneca). Pero resta una unión aduanera completa, lo cual desincentiva a los inversores del extranjero, e infraestructura de transporte mínima, además de más comercio interregional, que no supera el 10 % (el de la Unión Europea es de más de 60%). Seguridad y… economía Burkina Faso, Malí y Níger declararon el 29 de enero su retirada de la CEDEAO. Los tres países francófonos de África Occidental, gobernados por juntas militares, formaron su alianza AES y una Confederación para reivindicar sus soberanías nacionales y denunciar las respuestas de la CEDEAO a la crisis de seguridad en esa región, el mayor desierto del mundo. Los tres gobiernos militares presentaron la ruptura como esencial para poder defender sus soberanías nacionales describieron a la CEDEAO como una fuerza neocolonialista que lleva a cabo una agenda extranjera, a la cual contrapone ahora un ejército común de unos 5 mil efectivos. Según el Instituto Real Elcano, el Sahel central atraviesa un contexto de policrisis marcado por la violencia yihadista, un creciente autoritarismo y déficits estructurales tanto de desarrollo económico como de gobernanza. Burkina Faso, Malí y Níger se han consolidado como el principal foco de violencia yihadista a nivel global, a la vez que la amenaza se extiende progresivamente hacia el sur, afectando en distinta medida a cuatro países costeros del golfo de Guinea –Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín–. Todo ello, dice, ocurre en un contexto de creciente competencia geopolítica entre actores externos, como Rusia, China, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, por ampliar su presencia e influencia en África Occidental, un espacio crecientemente estratégico a escala global. En mayo, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (CPS UA), que reúne a 55 países africanos, y el Consejo de Mediación y Seguridad de la CEDEAO por el África Occidental se reunieron en Addis Abeba, Etiopía, para acordar un marco de gobernanza y seguridad sin esos tres países. La CEDEAO mantiene la esperanza de que Burkina Faso, Malí y Níger reconsideren su salida, pero parece poco probable a corto plazo, en parte porque no podría readmitirlos sin flexibilizar sus normas sobre democracia y gobernanza. Las juntas han rechazado cualquier compromiso sobre sus cronogramas de transición, que es la principal ganancia política de su retirada con "efecto inmediato". Burkina Faso y Níger han iniciado transiciones de cinco años, y Malí parece dispuesto a seguir el mismo camino, a pesar de los riesgos políticos internos. Es poco probable que los estados de la AES vuelvan a unirse a la CEDEAO a corto plazo, aunque la integración económica sigue siendo un interés común. La integración económica sigue siendo un interés compartido. A corto plazo, la libre circulación de bienes, personas y capital continuará entre la AES y países como Benín, Togo, Senegal, Costa de Marfil y Guinea-Bisáu. Los ocho países son miembros de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA). Se negociará con los siete restantes: Cabo Verde, Ghana, Guinea, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Gambia. Nigeria ha moderado su posición hacia Níger y el presidente de Benín, Patrice Talon, reconoció errores en el manejo del golpe en Níger. Entre los países de la CEDEAO, la postura dura y unificada contra los países de la AES se ha suavizado. Ghana y Togo, por ejemplo, se disputan el intercambio económico con la AES. Níger, Malí y Burkina Faso son países sin litoral y necesitan acceso a los puertos de estos dos países para el comercio.
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