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» Misionesparatodos
Fecha: 08/06/2025 11:31
Si la Corte confirma la condena a CFK contradiría la tradición de evitar fallos cruciales en años de elecciones. Supongamos que la Suprema Corte la condena pronto, que va presa (domiciliaria), y entonces no podría ser candidata. Recurrir a la Corte Interamericana es un proceso de varios años y jurídicamente no es una cuarta instancia, de modo que no computa en el análisis. Entonces, además de quedarse fuera de toda elección futura, ¿qué otras consecuencias tendría? Téngase en cuenta que una cosa es lo legal, y otras muy distintas el proceso político y la conformación de la opinión pública. En primer lugar, Cristina difícilmente se quedaría callada, sino que, por el contrario, haría campaña virtual por sus leales personeros, desde el primer candidato/a a diputado/a nacional hasta el último Consejero Escolar, ya sea con videos, vivos en redes o sus temibles tuits en X. La segunda cuestión es que casi nadie o nadie dejaría de votarla de la masa que ya tenía decidido hacerlo por ella. Es más, hasta podría tener un efecto bumerán entre quienes –aunque ya no se la bancan– la votarían para darle un mensaje de enojo al gobierno nacional, a quien culparán de la desdicha de la jefa con el argumento de la “proscripción”. Para los que creen en su inocencia, no habrá fallo que los convenza de lo contrario. El tercer punto es que –dado que CFK ya nunca más sería candidata a nada– la usina TMAP deberá buscar otro juguete… perdón, otro adversario a quien usar de punching ball. Como que el kirchnerismo no se terminará de la noche a la mañana porque ella esté condenada y presa (así como el peronismo no se murió en los 18 años de proscripción de Perón), seguramente seguirá alertando sobre “ojo con su cría”, de modo que el proceso de exterminio recién estaría comenzando. De todos modos, el cuco (en este caso la kuka) simbólico ya no tendría la misma potencia, y el asesor estrella deberá recalibrar su estrategia general del juego del antagonista perfecto, a diferencia de Macri quien le deseó una larga vida a la jefa (hasta que se dio cuenta que, si la economía no andaba bien, con agitar el fantasma del regreso no alcanzaba). ¿Hay acaso relevantes hombres del poder económico argentino que creen que no se debe repetir el esquema 2015-19 y que siguen recordando con amargura la insoportable levedad de Macri al respecto? El cuarto tópico es un gran interrogante: ¿esto lo favorece o no a Axel? Con la jefa presa, ¿su camino de liderazgo queda expedito? Definitivamente no. Los liderazgos se construyen y se ejercen, de modo que la ausencia de contrincante no evita que el gobernador deba hacer su tarea. Es más: seguro algún dirigente ingenioso querrá levantar la foto de Cris para ser el heredero –además de Máximo– de modo de transmitir a un núcleo ultraduro que hay quien tome el bastón de mariscal de su mochila. ¿O Axel ahora dirá que él es el verdadero heredero? Después de todo el agua que corrió bajo el puente, ¿será creíble? Por las dudas, el segundo spot de la expresidenta (lanzó dos en 48 horas después de autocandidatearse) habla que Ella “es el peronismo real”, un modo elegante de decir que Axel no lo es. Quinto punto, del cual ya hablamos en la columna de la semana pasada: ¿Cristina fuera de carrera efectivamente convierte a la elección del 7 de septiembre en ocho comicios independientes? Insistimos en desafiar esa tesis. En primer lugar, porque el propio Milei querrá que piensen en él a la hora de elegir y no en sus candidatos (recuerden, para él también “el candidato es el proyecto”, no los nombres y apellidos; nadie debe creer que tiene un capital propio). Pero, –en segundo lugar, porque además todo UP o como se llame, con Ella a la cabeza– hará de la “proscripción” su gran bandera de campaña y terminarán nacionalizando la elección. Si semejante tema no estuviese en la arena, quizá podrían los intendentes plebiscitar sus gestiones, porque a poca gente le interesa lo que sucederá en La Plata a partir del 10 de diciembre. Pero volviendo a aquel segundo spot de CFK, la línea argumentativa es muy clara: Ella viene a defenderte de Él. ¿Alguien pensó que iba a ser distinto? Siempre hay observadores que quieren lucir como “creativos”. Si efectivamente la Suprema le baja el martillo a la presidenta del PJ habiendo ya anunciado su candidatura provincial, contradiría una larga tendencia respecto a que fallos que afecten definitoriamente a un gran actor, no deberían ocurrir en años electorales, y así sacar al Máximo Tribunal de la puja política, a la que siempre están sometidos. Cris no tendría la eterna sobrevida que sí tuvo Carlos Menem. Por eso, algunos agudos y bien informados observadores se preguntan si entonces no habría comenzado una nueva era, en donde la Justicia es ciega a los procesos políticos e independiente de las conveniencias del poder de turno. Todo un mensaje a la dirigencia política en general, a Comodoro Py, al poder económico y a la sociedad, entre otros. Por consiguiente, el proceso político y la reacción de la sociedad es mucho más complejo que un fallo judicial. Para quienes creen que CFK y el kirchnerismo-cristinismo son el principal problema de la Argentina, deberán seguir remando mucho, y sobre todo estar atentos a que el derrotero del actual modelo económico no genere reacciones negativas al estilo de lo que pasó post 2001 y en 2019. El mundo está muy convulso y las conductas nostálgicas en busca del retorno de un paraíso perdido están a la orden del día. Mientras el oficialismo da una batalla a favor de “entregá el canuto”, la inflación de mayo le sonreirá y la liquidación de agrodólares le garantiza tranquilidad segura hasta mediados de julio, la recaudación del mes pasado fue una mala noticia, dejaron de existir un 15% de kioscos en 2024, están saliendo más verdes por turismo que lo que entra por Vaca Muerta y, como si esto fuera poco, a los gobernadores se les cayó mucho la recaudación y varios se pusieron picantes. De vuelta: hay que mirar el proceso, no solo el suceso. “Si se calla el cantor, calla la vida… se quedan solos los humildes gorriones, de los diarios”. ¡Feliz día periodistas! ¡Los queremos! Por Carlos Fara
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