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Parana » AIM Digital
Fecha: 08/06/2025 05:22
El sociólogo francés Pierre Dardot, autor de "La nueva razón del mundo", un ensayo sobre la sociedad neoliberal, analizó durante una visita reciente a nuestro país la política argentina, y en particular al presidente Javier Milei. Dardot presentó en Buenos Aires su libro "La opción por la guerra civil, otra historia del neoliberalismo". Puso en duda que Milei, contra lo que afirma de sí mismo, sea libertario o anarcocapitalista, porque se inspira sólo en algunos aspectos del neoliberalismo. Uno de ellos es la crítica del economista de la escuela austríaca Ludwig von Hayek a la justicia social, que provocó en su momento que Milei llamara "el Maligno que está en Roma" al Papa Francisco, que mencionó la justicia social a propósito de las enciclicas Rerum Novarum y Quadragesimo Anno. Notó que Milei cita con frecuencia a Murray Rothbart, un teórico del paleolibertarismo estadounidense, una variante de la ultraderecha que tiene los sufragios del teórico del gobierno argentino, Agustín Laje. Para el sociólogo francés, Milei carece de una posición doctrinaria pura; a cambio de una doctrina propia sostiene otra hecha de préstamos de distintas corrientes. Entre nosotros, el sociólogo Luis Diego Fernández, de la Universidad Torcuato Di Tella, atribuye el ascenso de Milei, como síntoma de un cambio que llegó para quedarse, a razones más antropológicas que políticas. Menciona sobre todo a un gran sector cuentapropista, constituido por jóvenes de capas medias y bajas que no reciben planes estatales y fueron los más perjudicados por las políticas hiperbólicamente restrictivas y disciplinarias -y mezquinamente politiqueras- durante la cuarentena del Covid. Ellos crearon su propio trabajo con ayuda de la tecnología y las plataformas digitales y aprendieron a no esperar nada del Estado. El poder es guerra civil Entrevistado por el periodista Jorge Fontevecchia, Dardot justificó el término "guerra civil", aunque no en el sentido de lucha armada de ejércitos dentro del mismo país, como la española entre 1936 y 1939. Aclaró que da a "guerra civil" el sentido de sociedad punitiva de Michel Foucault; la guerra civil sería consustancial al ejercicio del poder, que la implicaría necesariamente aunque sin llegar a enfrentamientos armados entre dominadores y dominados. El poder político es inherentemente represivo y está inoculado dentro de cada uno de nosotros por la "educación de fábrica" de origen prusiano, basada en moldear a los niños en la obediencia y la disciplina con miras a la producción y la guerra, de modo que reproduce la dominación cuando por alguna vicisitud el dominado se convierte en dominador. En esta guerra el Estado no es mediador ni neutral, está implicado como se vio en Sudamérica en el siglo pasado con la operación Cóndor, que produjo golpes de estado en varios países, Chile primero, luego Uruguay, Paraguay y Argentina, con apoyo de los Estados Unidos. Las políticas del neoliberalismo, para Dardot, son políticas de guerra civil. Los opositores se equivocan cuando enfrentan solo una de sus manifestaciones, por ejemplo la guerra cultural, y dejan de lado las demás: la económica, la social, la jurídica, la lucha contra las minorías, contra el feminismo, contra la naturaleza, contra el medio ambiente; en resumen, una guerra total necesita una resistencia total. Comunidad con Estado transformado Dardot se refirió a la comunidad como una forma política nueva, aunque tiene antecedentes que vienen de muy lejos, desde antes del surgimiento del Estado. Subrayó que es diferente del comunismo que tomó forma en el siglo pasado, que se basaba en el control social y en el monopolio estatal. Comunitaria es la experiencia de un orden público no estatal; son las propias personas las que desde la base de la sociedad se hacen cargo de la organización y controlan el ejercicio de las responsabilidades. Es una organización desde abajo, que no implica la desaparición del Estado pero lo lleva a transformarse según la lógica comunitaria. Puso como ejemplo a la Argentina en la crisis de 2001, con la recuperación por cooperativas autogestionadas de las empresas abandonadas por sus dueños. También la economía popular y la organización de los comedores comunitarios. Anarquistas de derecha Dardot notó la evolución que ha tenido la palabra "anarquismo" desde sus orígenes en la Grecia antigua hasta la reaparición en Europa en el siglo XIX y el anarcocapitalismo de hoy en día. La palabra significa "sin gobierno" y designa una idea contemporánea del Estado en todas las épocas. Aclaró que el anarcocapitalismo no tiene nada que ver con el anarquismo de Proudon ni con el de la guerra civil española. Puso como ejemplo de anarcocapitalista auténtico a David Friedman, el hijo de Milton, fundador de la escuela de Chicago. Los principios de David no tienen relación con los anarquistas: el mercado es la única forma de organización social, y en el caso de los libertarios el Estado debe reducirse a la policía y a la justicia penal como resguardo de la propiedad. Milei llegó primero Dardot caracterizó como "neofascismo" las tendencias de derecha que tienen éxito creciente en varios países del mundo; pero hizo notar que hay muchas y notables diferencias con el fascismo del siglo pasado. Una principal es que para el fascismo de Mussolini el Estado era todo y el individuo, nada; en cambio, para el neofascismo actual, el individuo es todo y el Estado, nada. El neofascismo tiene la intención de revertir los derechos conquistados por los trabajadores en medio siglo de luchas. Más que conservadores o reaccionarios, los neofascistas son contrarrevolucionarios sociales. Cuestionan por ejemplo la separación de poderes, uno de los pilares de la democracia. Llamó a observar lo que está haciendo Trump en este sentido. Uno de sus funcionarios dijo que no tienen tiempo de reformar la constitución: gobernarán como si no existiera. Dardot hizo notar vinculaciones con el fascismo que los libertarios y anarcocapitalisitas actuales tratan de ocultar, por ejemplo los elogios del teórico de la escuela austríaca Ludwig von Mises: “Es innegable que el fascismo y movimientos similares que aspiran al establecimiento de dictaduras tienen las mejores intenciones y que su intervención ha salvado, por el momento, la civilización europea. El mérito que el fascismo ha obtenido con ello perdurará eternamente en la historia". La “salvación” a que alude von Mises se refiere a la influencia de los bolcheviques pero también de la socialdemocracia. Ya en 1927 von Mises se manifestó de acuerdo con la política de Mussolini, aunque no en todo, “pero si coincidimos en que hay que responder a la puesta en cuestión de la propiedad privada mediante una contraviolencia”. La "contraviolencia" fascista a favor de la propiedad privada, que tenía la aprobación de von Mises, tuvo sí una influencia deletérea sobre la civilización europea. El discípulo principal de von Mises, von Hayek, visitó Chile cuando el golpe de Pinochet se hizo con el poder y el dictador llamó a los “Chicago boys” a hacerse cargo de la economía chilena. En declaraciones al diario “El Mercurio” de Santiago, von Hayek dijo estar más de acuerdo con una dictadura liberal que con una democracia no liberal. Para Dardot Milei estuvo a la vanguardia a pesar de que Bolsonaro en Brasil lo anticipó en cierta medida pero sin dar atención preferente a la economía, que es la especialidad de Milei. Recordó que hasta 2013, Milei defendía la ortodoxia marginalista o neoclásica; pero luego cambió cuando en su discurso en el foro de Davos rechazó que el mercado tuviera fallas: las fallas son solo del Estado, nunca del mercado. En esa ocasión, Milei mencionó a sus mejores amigos presidentes y plutócratas: El "maravilloso" Elon Musk, la "feroz dama" italiana Giorgia Meloni; Bukele en El Salvador, Viktor Orbán en Hungría; Benjamín Netanyahu en Israel y Donald Trump en Estados Unidos. La narrativa que desarrolló desde entonces le sirvió para distanciarse, al menos en el discurso, de la casta política argentina que por entonces aparecía como uno de sus adversarios mayores. Dardot insistió en que Milei se adelantó a los demás: fue recibido en mayo de 2024 en el foro de Vox, el partido de ultraderecha populista español. Allí fue aclamado como una estrella internacional a pesar de que estaban presentes Giorgia Meloni y la francesa Marine Le Pen, ambas exponentes veteranas de la derecha europea. Milei tuvo la capacidad de situarse a la vanguardia del giro de la extrema derecha aun más a la derecha. Jugó el papel de pionero. Tiene una estrategia para mantener la delantera: en la política argentina fue capaz de reunir en un decreto de necesidad y urgencia una gran cantidad de normas, que puso a la oposición ante la imposibilidd de abarcarlas a todas; sorprendió de manera calculada con una avalancha de medidas. Una estrategia similar sigue Trump en Estados Unidos; es capaz de firmar hasta una docena de órdenes ejecutivas (decretos) por día. Debe dar marcha atrás con muchos de ellos, que parece no haber leído, pero cumple la finalidad de mantener ocupada y confundida a la oposición mientras retiene la iniciativa. De la Redacción de AIM.
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