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  • Cristina lo hizo venir al pie a Kicillof y jaquea al peronismo

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 07/06/2025 23:20

    No hay nada más intimidatorio para un político que el fantasma de una derrota. No por la derrota en sí, que en política se puede dar o no, sino por las consecuencias que puede traer, más si se trata de alguien que está en el ocaso de su carrera. Cristina premeditó todo. A mitad de semana le dio un reportaje con bombos y platillos a C5N donde se explayó a gusto sobre la realidad política, económica y social. Claro que el objetivo no era tanto hablar de lo que pasa, sino de lo que le pasa a ella. La ex Presidenta da todos los síntomas de haber perdido registro de la realidad, de su propia situación, la del peronismo y la del país. Es extraño escucharla hablar como una comentarista de lo que fue el gobierno de Alberto Fernández. Es más, tomó distancia: “Yo no me equivoqué en la estrategia”, aseveró sin hacerse cargo de todo el resto, clave para lo que sucedió en 2023. Fue una muestra apenas de las dificultades que tiene para entender lo que ocurre. En su accionar hay dos cosas que la impulsan. Cristina sabe que el reloj de arena de la Corte Suprema sobre su situación judicial es inexorable: está a merced de la voluntad de gente a la que ha denostado y detesta desde siempre, y que son capaces de cualquier cosa, hasta de enviarla a la cárcel (prisión domiciliaria) lo que sería un golpe definitivo para sus aspiraciones. Puede interesarte ¿Hay alguna otra razón para que haya anunciado que será candidata en la Tercera Sección Electoral buscando una diputación provincial? Ella que fue dos veces presidenta, vicepresidenta, senadora y diputada, que ha recogido a lo largo de su extensa trayectoria política todos los honores que el país pudo darle. Sólo una combinación para satisfacer su ego de poder, su situación judicial y, al mismo tiempo, demostrarle a los demás que sigue siendo determinante para sus vidas. La imagen de Axel Kicillof “viniendo al pie”, como en el truco, para reunirse con ella es una demostración. El Gobernador bonaerense está en una encerrona, pero tampoco tiene muchas alternativas. Sabe que una derrota en su territorio condiciona el 2027 y sus aspiraciones presidenciales. Sabe de la capacidad de daño que tiene su antigua mentora y hasta dónde podría perjudicarlo. Sabe que un sector importante del peronismo todavía languidece ante el liderazgo de su líder y no se anima a dar el salto definitivo dando vuelta la página. La duda es si este proceso decantará solo o será necesario dar un golpe arriba de la mesa para acelerar el final. Como hizo Néstor Kirchner con Eduardo Duhalde hace tiempo y allá lejos. Si para entender la interna radical se necesita una hoja de ruta, para la peronista es algo similar. Los gobernadores van y vienen, tratando de arrancarle al Gobierno algún apoyo a cambio de obras o fondos o lo que sea, tan grandes son las carencias. Esta semana con la media sanción del reajuste para las jubilaciones, el aumento del bono y el retorno de la moratoria, varios mostraron las uñas. ¿El mensaje? Para que la administración Milei sepa que esos apoyos no son eternos, si no hay contraprestación. Ahora se viene la Ley para el blanqueo y todos serán necesarios. Cristina avisó que si pierden la Provincia de Buenos Aires el panorama será negro para el interior del país. Ignora, evidentemente, que buena parte del peronismo del interior se inclina por Kicillof y casi que le ruega al cielo que la Jefa de un paso al costado. Abrazo, medalla y beso, pero se acabó. Tampoco en esto parece tener registro. Puede interesarte Los acontecimientos podrían precipitarse si la Corte falla en las próximas semanas. Si ratifica la condena por Vialidad, Cristina quería inhabilitada para ser candidata. Saldrá entonces de su boca y sus seguidores la palabra proscripción. Es raro porque, en el fondo, Kicillof debe ansiar el fallo de la Corte, que le haría el trabajo sucio que no se anima a hacer. Y el que lo lamentaría es Milei que, a toda costa, quiere que Cristina sea candidata, donde sea y como sea. Lo que para unos es un alivio, para otros sería una desgracia. Esta es la política que va en un mundo aparte. En paralelo está la realidad, la de todos los días, la que está lejos de los despachos y los sueldos de los que tienen poder. Ahí se dirimen los sueldos de los residentes del Garrahan, lo que cobran los jubilados y los graves problemas que hay en los fondos para la discapacidad. El ajuste que cruje por ese lado no es recorte, es injusticia. No hay argumento que lo ampare. El Presidente, fiel a su estilo, redobla la apuesta. Tiene un pasado reciente que justifica casi todo y en ese casi se resumen estas injusticias que estiran la tolerancia social hasta límites difíciles de soportar.

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