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    Parana » AIM Digital

    Fecha: 07/06/2025 08:10

    LA CRISIS MUNDIAL Paraná, 7 de junio (AIM). La afirmación del Papa Ratzinger, Benedicto XVI, de que la evangelización de nuestro continente no fue una imposición europea provocó en su momento la reacción del entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, que pidió al Papa retractarse y preguntó porqué, si no fue una imposición, los aborígenes debieron huir a las selvas o a las montañas. Benedicto XVI advirtió a los católicos en una visita al Brasil en 2007 sobre las tendencias desencaminadas de algunos gobernantes sudamericanos, como Evo Morales Ayma en Bolivia, porque arriesgaban desviarse del camino marcado por la Iglesia. En cambio tuvo elogios para el por entonces presidente de los Estados Unidos, George Walker Bush, miembro de la sociedad secreta "Skull and Bones" (calavera y huesos, emblema de nazis y piratas). Ór Joseph Ratzinger murió en 2022 a los 95 años en el Vaticano después de renunciar por incapacidad para gobernar la curia romana. Tomó su nombre papal de Benito de Nursia, San Benito, patrono de Europa. Quiso marcar así la supuesta preeminencia y los derechos del "viejo continente" sobre el resto del mundo, como un maestro que quiere ser obedecido por sus pupilos. En la misma senda que la iglesia y los Estados Unidos, el ex jefe del gobierno español, José María Aznar, levantó la voz contra las desviaciones que cree observar en "su" América hispana, que en su intención debe ser recolonizada por España, y sobre todo sobre las tendencias "racistas" que entrevé en el renacimiento de la conciencia de los pueblos originarios. La Fundación para el Análisis de los Estudios Sociales que preside Aznar entiende que América Latina está quedando al margen de las naciones occidentales "unas veces por conflictos internos, otras por utopías autoritarias y también por prejuicios ideológicos" Aznar condena explícitamente a los países en que se impuso lo que él llama "indigenismo radical y racista", es decir, por ejemplo, el estado plurinacional de Bolivia. La herencia de Carlos V Ramiro de Maeztu dio forma adaptada a los tiempos a las ideas imperiales españolas, en la línea de la monarquía universal de Carlos V. Para él el territorio y la lengua común no definían suficientemente la hispanidad, sino más bien la religión católica y la monarquía española. Tras ser corresponsal de La Prensa y luego de La Nación, en 1928 llegó a Buenos Aires como embajador de la España del dictador Miguel Primo de Rivera, padre de José Antonio, y fue muy bien recibido por los nacionalistas católicos argentinos. Dijo expresar las ideas del "hispanismo argentino" -que visto desde acá es negador de la realidad autóctona y es filofascista- como "una lucha grande y noble por las libertades y derechos de los habitantes del mundo nuevo, contra el absolutismo del gobierno de la metrópoli". Según Ramiro, los liberales españoles y los americanos se proponían un mismo fin: la libertad. «Discrepaban en la forma; los americanos creían que para ellos el medio era la independencia». Por eso lamentaba que la lucha inicial de los americanos contra la dominación española haya tomado forma en el rechazo tanto de la religión, en las tendencias positivistas, y contra la monarquía, en la elección de la forma republicana La independencia sudamericana fue para él una crisis fatal, "crisis que fue general en los pueblos de raza europea a fines del siglo XVIII y al empezar el XIX". Europa unida La unidad de Europa fue el siglo pasado un proyecto nazi, logrado mediante las armas en la misma senda que Napoleón más de un siglo antes y con nostalgias del Sacro Imperio Romano Germánico de Carlomagno, el "Primer Reich". Fue también una idea sostenida por los socialistas, aunque Trotsky expuso desde el exilio mexicano ciertas observaciones acerca de las condiciones que la harían posible, que implicaban la liquidación del régimen burgués, y en esas condiciones propuso "los Estados Unidos soviéticos de Centro y Sudamérica". 100 millones de muertos La puesta en práctica de la Europa unida fue una necesidad de los carteles de las finanzas la industria, especialmente la química y farmacéutica alemana, corporizada en la IG Farben, empresa que manejó políticas e impuso su criterio supraestatal. No tuvo éxito en la primera guerra mundial, donde se escudó detrás del Kaiser para promover el fervor patriótico de los que no sabían adónde los arriaban. Hizo otro intento en la segunda guerra mundial, ahora con Hitler en lugar del Kaiser. Otro fracaso, con más de 100 millones de muertos en total. Así como Aznar no puede tolerar el "indigenismo racista y nacionalista" en América, Merkel no pudo tolerar ningún separatismo europeo que tienda a romper el dominio continental del euro y pretenda recuperar la vida propia de las nacionalidades de Europa, que no coinciden para nada con la división en estados. La idea moderna de nación, que nació de la Paz de Westfalia de 1648, basada en la soberanía estatal, es una construcción ideológica; pero mucho más lo es el nacionalismo La nación tradicional era una forma de organización de las comunidades; los estados en cambio son resultado transitorio de los acomodos y reacomodos políticos, de luchas por el poder, y generalmente se forman sin atender a las naciones que viven en su territorio, que más bien los molestan. En este punto la creación en Rusia, en los comienzos de la ahora centenaria revolución de Octubre, del "soviet de las nacionalidades" es digno de consideración porque en él estaba el propósito estratégico de disolver el estado como medio de dominación más allá del propósito táctico de ganarse a las naciones para la revolución. Sin duda es correcta la crítica de Rosa Luxemburgo sobre este punto, escrita en la cárcel en Alemania. Contra lo esperado por los revolucionarios, las naciones usaron la autodeterminación de que dispusieron para aliarse con los enemigos de la revolución; pero la misma Rosa hace notar que no fueron los pueblos los que decidieron esa actitud sino sus dirigentes burgueses. Ella entendió que en esa coyuntura era necesario fortalecer el Estado y defender su unidad "con uñas y dientes". Pero la Unión Europea actual es una creación del capital financiero y está pensada para su prosperidad. En estos momentos, para defender su propósito, necesitan la guerra y la promueven. Los países europeos que sigan obligados a aceptar el euro e imposibilitados de volver a sus monedas, seguirán atados a Bruselas, obligados a seguir órdenes de burócratas que nadie votó y pocos conocen y que dictan fallos inapelables en materia económica. Es decir, seguirán súbditos de una dictadura que canta loas a la democracia. De la Redacción de AIM.

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