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» Diario Cordoba
Fecha: 07/06/2025 05:30
A simple vista parece que este rincón de Córdoba apenas supera los dos siglos de existencia: calles rectas, un trazado moderno y bien planificado e, incluso, un nombre que revela bastante. Sin embargo, aunque este pueblo de Córdoba se fundó oficialmente en 1822, las tierras que lo rodean esconden secretos milenarios. Bajo los cimientos de esta localidad de la campiña cordobesa permanece la huella de civilizaciones antiguas que habitaron un lugar estratégico y que se valieron de su situación geográfica para sobrevivir a lo largo de los siglos. Los sucesivos hallazgos arqueológicos han permitido reconstruir el rico pasado de este lugar, que hoy supone un nutrido legado patrimonial para uno de los municipios más jóvenes de la provincia. Tres leones y un acueducto ¿Qué es lo que hizo de este rincón de la provincia un lugar privilegiado en épocas pasadas? Su altitud. Aunque la localidad actual se sitúa a 454 metros de altura, los montes que la rodean llegan a alcanzar los 800 metros sobre el nivel del mar. Estas elevaciones permitían una defensa más eficaz y un mayor control de los alrededores. Y eso fue motivo suficiente para que se ubicaran las distintas poblaciones. El municipio actual, en una imagen de archivo. / EUROPA PRESS Aunque los primeros asentamientos podrían remontarse a la prehistoria, en la Edad Antigua es cuando pueblos como el íbero dotan de esplendor estas tierras. Los íberos desplegaron una intensa actividad en la zona. El resultado, un importante patrimonio cultural que tiene como principales exponentes a los tres leones esculpidos en caliza que fueron hallados en los yacimientos arqueológicos que rodean a la localidad. El más importante, el de El Higuerón. Monedas y cerámicas romanas atestiguan la presencia del imperio, si bien lo que más habla de la importancia del lugar es un acueducto que conectaba la plaza de Armas de la localidad con la ciudad de Ucubi (Espejo). Uno de los leones hallados en los alrededores de la localidad. / Córdoba Entre tumbas visigodas y espadas medievales Los restos de esta infraestructura denotan que existía una comunidad bien organizada en estas tierras. Tierras que también habitaron los visigodos, que dejaron una importante estela sepulcral en caliza blanca. Ya en la Edad Media, el monte junto al que se asienta este pueblo de Córdoba fue testigo silencioso de las pugnas entre árabes y cristianos. De ello hablan los restos de la torre del Puerto, en uno de los puntos más altos, o las armas halladas y fechadas entre los siglos XIII y XIV. En tiempos modernos, el espíritu defensivo de este territorio cae en el sosiego que imponen las dehesas de encinas y los pastos que componen el entorno natural de la localidad. El ganado pasta y la aristocracia caza plácidamente. Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, se levanta la ermita de San Pedro. Y, ya en el siglo siguiente, tendría lugar la fundación del actual municipio. La memoria de civilizaciones antiguas Por la naturaleza de la zona, la población vivía dispersa hasta que un proyecto del Cabildo de Baena liderado por el clérigo Diego Carro delimita los terrenos, reparte el Monte Horquera y traza un plano urbano, el primero, que diseña la nueva localidad: Aldea de San Juan. A finales de 1822, Carro presenta el plano definitivo y el nuevo nombre del municipio: Nueva Carteya. Arqueólogos y voluntarios trabajan en el yacimiento arqueológico El Higuerón de Nueva Carteya. / CÓRDOBA Así, esta localidad nace hace poco más de cien años como consecuencia del reparto del Monte Horquera. En 1832, Nueva Carteya consigue la independencia de Baena. Este pueblo de Córdoba no entiende de fechas oficiales. Pese a su juventud, bajo sus cimientos guarda siglos de historia. Y caminar entre sus calles es transitar por la memoria de las civilizaciones antiguas.
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