07/06/2025 14:55
07/06/2025 14:54
07/06/2025 14:53
07/06/2025 14:52
07/06/2025 14:52
07/06/2025 14:50
07/06/2025 14:49
07/06/2025 14:48
07/06/2025 14:46
07/06/2025 14:45
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/06/2025 04:30
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, interviene en la 22da edición del Foro Shangri-La Dialogue en Singapur, el 31 de mayo de 2025. (AP Foto/Anupam Nath) Cuando el Foro de Shangri-La en Singapur mostraba un traslado del conflicto estratégico global hacia el Indopacífico, el conflicto que estalló entre Donald Trump y Elon Musk introduce un factor de consecuencias imprevisibles sobre el gobierno estadounidense y su proyección. Entre el 31 de mayo y el 1 de junio se realizó en Singapur el llamado Foro de Shangri-La, el más importante donde se discuten los problemas de seguridad de Asia. Es organizado por el Centro de Estudios Estratégicos de Londres (ISS, el think-tank más prestigioso de Europa) desde 2002 y concurren a él la mayoría de los ministros de Defensa de la región, y a veces los Presidentes. Por primera vez lo abrió un europeo, en este caso Emmanuel Macron. Francia tiene un millón de sus ciudadanos viviendo en colonias del Indopacífico, que en la mayoría de los casos son islas. Pero el tema central fueron las declaraciones del Jefe del Pentágono, Pete Hegseth, quien cuestionó duramente a China. La potencia asiática, quizás sabiendo por anticipado esta postura, no llevó a su ministro de Defensa, que había participado en las reuniones anteriores de las últimas décadas, y limitó la participación al subdirector de la Escuela de Defensa, un cargo académico sin poder político. El Jefe del Pentágono acusó a China de estar adoptando actitudes agresivas en el Indopacífico, y en particular mencionó la situación de Taiwán, a la que consideró amenazada por China debido a los constantes ejercicios militares. También introdujo el caso de Manila y el conflicto con Beijing por el Mar Meridional de China, donde suelen hacerse ejercicios chinos de menor envergadura en torno a Filipinas. En concreto, Estados Unidos decidió retomar el conflicto militar con China tras meses en los cuales la administración Trump evitó transitar este camino. En definitiva, este Foro que muchas veces fue escenario de acercamiento, en este caso lo fue de distanciamiento. La conversación que días después tuvieron Trump y Xi Jinping sobre el conflicto de los aranceles no anuló la posición belicosa del Jefe del Pentágono en Singapur. El Foro de Shangri-La mostró concretamente que hay tres conflictos estratégico-militares en este momento. El de Europa, en el cual Ucrania parece haber recuperado cierta iniciativa, con golpes certeros mediante el uso de drones sobre la infraestructura rusa. Zelensky se siente fortalecido y con capacidad de desafiar a Putin, pero esto llevará a que el conflicto se profundice y prolongue, y probablemente a que Trump tome distancia de este al hacerse más difícil encontrar una solución, que hoy está centrada en el cese del fuego como primer paso inmediato. El segundo es el de Medio Oriente, que se prolonga y las negociaciones en curso no se rompen ni interrumpen, pero van perdiendo velocidad y dinámica. En el caso de Hamas, las negociaciones de las cuales participa Israel muestran una falta de voluntad de avanzar. Pareciera que las fuerzas israelíes buscan prolongarlo para lograr primero la liberación de la decena de rehenes y la devolución de los cadáveres que están en poder de los extremistas musulmanes, todo ello antes de hacer efectivo un cese del fuego. Esto prolonga el conflicto, con Israel pensando que el tiempo juega a favor suyo. En el contexto de Medio Oriente se suma también la negociación de Estados Unidos con Irán para la suspensión de su programa nuclear militar. Washington ha dado un rol a Omán en la solución, pero el gobierno iraní prolonga las negociaciones. No hay una relación directa entre los conflictos de Europa y Medio Oriente, pero sí una simultaneidad y un protagonista presente en ambos, que es Estados Unidos. En cuanto al antagonismo entre China y este país, ha sido Washington el que escaló la tensión en el Foro de Shangri-La. Elon Musk y Donald Trump Estados Unidos desarrolla en consecuencia una “guerra comercial” y una escalada militar con China al mismo tiempo. Lo hace cuando la relación militar de Estados Unidos con Europa se encuentra en tensión por el reclamo estadounidense de que sus aliados de este continente destinen el 5% de su PBI al gasto militar, cuando la mayoría de ellos van a dedicar entre el 2 y el 2,5% a ello. El Jefe del Pentágono planteó la misma exigencia para sus aliados en Asia (Japón, Corea del Sur, Filipinas, etc.). La posición de Europa no está clara. El canciller alemán, Friedrich Merz, visitó Beijing en los últimos días, buscando tender un puente bilateral que asegure el acceso a los mercados. Francia también ha buscado mejorar la relación bilateral con China, al participar en el Foro de Shangri-La. Pero el tema de Ucrania divide cada vez más a Occidente. Estados Unidos ahora se mantiene a distancia, apoyando sólo formalmente el diálogo entre Kiev y Moscú que ahora se realiza en Estambul. Francia intenta sin éxito arrastrar a Europa a una posición más belicista frente a Rusia. Alemania hace un delicado equilibrio, planteando que no se puede ir a un conflicto militar con Rusia sin la participación estadounidense. La Cumbre de la OTAN, que tendrá lugar entre el 24 y el 25 de junio en La Haya, tratará estos temas, en los cuales no resulta fácil una coincidencia entre Estados Unidos y Europa. El 5% del PBI para la defensa es inviable para el continente hoy. Formalmente, algunos de los países europeos lo asumen en forma gradual hasta 2035 o 2040. El Reino Unido ha anunciado un programa de rearme que expresa su voluntad de no abandonar su protagonismo en el campo estratégico-militar. Hizo pública su intención de construir doce submarinos a propulsión nuclear, los que tendrían la capacidad misilística atómica. Esto constituirá el eje ofensivo de la nueva organización militar inglesa. El costo del programa alcanza los veinte mil millones de dólares y se desarrollará en forma gradual a lo largo de la próxima década, durante la cual el gasto militar también se incrementaría. A su vez, da importancia al desarrollo de drones, que combinados con la inteligencia artificial son la mayor innovación militar surgida de los conflictos recientes y forman parte del programa. Pero Londres hace equilibrio entre Bruselas y Washington y toma decisiones militares que siguen manteniendo su histórica relación estratégica con Estados Unidos. El Foro de Shangri-La mostró que el antagonismo chino-estadounidense sigue vigente, aunque ambos protagonistas no tienen la intención de producir una escalada en el corto plazo. En Medio Oriente, el conflicto sí puede escalar, y la instalación de nuevas colonias de Israel en Cisjordania puede ser una de varias situaciones que pueden provocarla. Pero la cumbre anual de Jefes de Gobierno de la OTAN, a la cual concurrirá el presidente estadounidense, que días atrás dijo que no iba a hacerlo, puede ser un hecho decisivo para la alianza occidental. Pero el Grupo de Contacto de Rammstein que reúne a los ministros de Defensa de medio centenar de países que apoyan a Ucrania en la guerra, se reunió el 3 de junio. Fue un fracaso: el Jefe del Pentágono no concurrió, avisando de ello sólo unas horas antes. En este complejo e incierto panorama, en el cual los conflictos estratégico-militares se prolongan y extienden más de lo previsto, el conflicto que ha estallado entre Trump y Musk los expone y agranda. Es que el empresario es hoy el primer socio del Estado estadounidense en un proyecto clave, como es la carrera espacial. Además, se encuentra presente en múltiples sectores de relevancia estratégica, como su sistema de internet satelital Starlink. La consecuencia es indiscutible: Estados Unidos quedará más debilitado para el manejo de los conflictos que tiene por delante.
Ver noticia original