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» Diario Cordoba
Fecha: 06/06/2025 06:36
La semana de la donación de órganos, tejidos y células que celebramos ha colmado de actividades e iniciativas divulgativas todo el calendario llegando a públicos y localidades muy diversas, con el doble objetivo del reconocimiento, por un lado, del trabajo realizado por los profesionales de la sanidad. Y de otro, con la necesidad de la sensibilización a la población sobre la importancia de la donación como un bien público que debe seguir creciendo. Las cifras son prometedoras con casi 10.000 trasplantes en nuestro Hospital Universitario Reina Sofía de referencia en los últimos 45 años, con más de 200 trasplantes gracias a las 26 donaciones en lo que va de año en nuestra provincia, y una tasa de donantes que sobrepasa los umbrales marcados a nivel nacional. Actualidad que nos sugiere tres reflexiones de urgencia. La primera de ellas, la importancia de poner la ciencia al servicio de la vida, pues gracias al avance de aquélla hoy tenemos estos magníficos resultados. De ahí la importancia de invertir en una ciencia constructiva y no destructiva, que sirva para satisfacer el interés general. No siempre ocurre así, porque la ciencia no es neutra éticamente, y también se puede utilizar para alterar productos naturales o para crear armas de mayor potencial destructor. No podemos poner la tecnociencia por encima de la ética, sino al servicio de la misma. La segunda reflexión pasa por reconocer y destacar a la buena gente que hace posible hoy esta realidad. Y me refiero tanto a los equipos de cientos de profesionales de la medicina y sanitarios en múltiples especialidades siempre dispuestos para realizar este milagro cotidiano, que se forman de manera continuada y muestran una disponibilidad y un compromiso con la medicina y con la vida que resulta encomiable. No sería posible tampoco esta realidad que salva vidas, sin la empatía y la solidaridad de tantos donantes y familiares que con su generosidad anónima son ejemplo para otros. La importancia de las personas comunes y sus valores, que al final, son los que construyen la comunidad. Cuanto más generosos somos, más felices nos volvemos. Por eso, son necesarios todos los reconocimientos y distinciones que pongan en valor esta aportación. La tercera reflexión va unida a los tiempos convulsos y contradictorios con los que convivimos a diario. Cuando cada día te desayunas con el saldo de víctimas inocentes de guerras perversas y crueles, o cuando no cesa el espectáculo bochornoso de tahúres y trileros en espacios mediáticos a la conquista del relato, enarbolando con descaro la bandera de la mentira, podemos tener la tentación de caer en el desánimo e incluso pensar en que la partida está perdida y los dados marcados. Pero la realidad cotidiana es mucho mayor y menos aciaga: la de quienes se esfuerzan cada día por cumplir con su trabajo y responsabilidades, la de quienes emprenden y arriesgan para que la sociedad avance, la de quienes defienden aún la verdad y la justicia. Y esta semana, necesitamos reconocer lo mucho bueno que nos rodea, para que no gane la batalla lo poco malo que, como suele ocurrir, es bastante más ruidoso. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos, escribía Fernando Pessoa. Y sin dejar de ver, me quedo con el lado lleno de la botella. *Abogado y mediador
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