Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Juicio expone conflicto adolescente por orientación sexual

    Usuhahia » Diario Prensa

    Fecha: 05/06/2025 21:43

    Dos jóvenes son juzgados en los Tribunales de Río Grande por haber intentado matar al primo de uno de ellos, en un caso atravesado por la discriminación y la violencia. La víctima, que logró sobrevivir tras ser abandonada con heridas gravísimas, espera que se haga justicia. Este viernes 6 de junio concluirá en los Tribunales del Distrito Judicial Norte el juicio oral y público que tiene como imputados a Mía Martina Villanueva, de 19 años de edad, y Dylan Catriel Blanco, de 20 años, acusados de haber intentado matar a Lautaro Ortigoza, de 18 años, primo del segundo de los nombrados. El hecho ocurrió en junio de 2024 en el predio donde funcionaba antiguamente el frigorífico CAP, en Río Grande, y causó gran conmoción social por el nivel de violencia y las circunstancias en que se produjo. Según se ventiló durante el debate, Ortigoza fue emboscado, atacado con saña, apuñalado y abandonado en un descampado. Pudo ser rescatado con vida gracias a que alcanzó a compartir su ubicación con un conocido, lo que permitió una rápida intervención de su familia y de la Policía. A raíz de las heridas sufridas, el joven atravesó un largo proceso de recuperación: pasó tres semanas en terapia intensiva, fue sometido a múltiples intervenciones y aún lleva un traqueostoma y más de 200 puntos de sutura en el cuerpo. Durante las audiencias, surgieron elementos que permitieron reconstruir el trasfondo del ataque. El Tribunal escuchó el testimonio de Ortigoza, quien dio cuenta de una relación íntima con su primo Blanco, vínculo que el imputado quería mantener en secreto por temor a que su entorno —especialmente su pareja— lo descubriera. Por su parte, Mía Villanueva habría tenido conocimiento de esa relación y expresó durante el juicio una marcada animosidad hacia la víctima. “Yo no tendría amigos así”, declaró, en una frase que fue interpretada como un acto de discriminación basado en la orientación sexual de Ortigoza. El juicio también puso en evidencia el contexto de vulnerabilidad social del joven sobreviviente. Durante el juicio se mencionó una infancia signada por el sufrimiento —su abuela fue condenada a 11 años de prisión por maltrato—, su paso por hogares sustitutos, el alcoholismo de su padre y un marcado abandono parental. Lautaro Ortigoza siguió cada jornada del proceso desde la primera fila, a pocos metros de los acusados. Lo hizo en silencio, con actitud serena pero atenta, acompañado por su entorno cercano y con la esperanza de que se haga justicia.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por