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  • EL REMATE DEL INTA: Sturzenegger va por la tercera ( Por: Victor Aguilar )

    » El siglo web

    Fecha: 05/06/2025 18:00

    TIEMPO DE DESCUENTO EN LAS FACULTADES DELEGADAS. En julio cesan las facultades delegadas al presidente por la ley bases. Facultades para que, sin tener que pasar por el Congreso, se puedan modificar a punta de decreto a organismos públicos de ciencia y tecnología creados por ley. Algunos de estos son el CONICET, la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) entre otros. De allí que el Ministro de Desregulación (o de regulación de cómo sus amigos privados se apropian del patrimonio público) Federico Sturzenegger, se apure a decretazo limpio para, bajo el mecanismo de desviación de poder (eso es decir que se busca modernizar para disfrazar lo que es en verdad un remate del Estado) romper los institutos que promueven el conocimiento científico tecnológico en Argentina. STURZENEGGER VA POR LA TERCERA Federico Sturzenegger es el hombre que, como Secretario de Política Económica de la Alianza, en el 2001, aumentó el endeudamiento externo vía Megacanje en 37.900 millones de dólares. Estuvo procesado por administración fraudulenta.Pero Comodoro Py lo sobreseyó. Ya en el 2018, como Presidente del Banco Central de Macri, Sturzenegger aumentó la deuda del BCRA vía emisión de Lebacs en 40.000 millones de dólares. Salió eyectado cuando la pifió publica y horriblemente con su meta de inflación. Pero tampoco fue preso. Hoy, Sturzenegger va por la tercera. En su retorno triunfal (e impune) “el coloso” de Milei sigue haciendo mal las cuentas. Habla de un sobredimensionamiento de la planta de personal del INTA que solo existe en su resentimiento, o en su desvarío, o en su maledicencia para tener pretexto y sablear a una de las instituciones modelo en el mundo de ciencia y técnica. En la verdad de los hechos (en crisis con un gobierno fanático de las hipérboles y las adjetivaciones difamatorias) el INTA si achicó en un 17,4%,desde los años 2014 hasta ahora, su planta de personal. En el presente consta de 5812 agentes. La paradoja es que, el mismo gobierno, reconoce en la web oficial que la dotación óptima para INTA son 7148. Digamos, o sea, está por debajo entonces. Necesitaría incorporar 1336 agentes. Por lo demás, el INTA cubre de Ushuaia a la Quiaca, una territorialidad equivalente a la distancia que hay desde Madrid a Moscú. Para ello, cuenta con la mitad de los agentes que tiene su equivalente brasileño, Embrapa. Con la diferencia que Embrapa solo hace investigación, mientras el INTA a eso le suma también el servicio de extensión, que es el trabajo conjunto que hace el INTA con el productor en el territorio para capacitarlo en usar la nueva tecnología que ya desarrollo en sus laboratorios. Sturzenegger sigue su aspersión de mala fe cuando señala que no se sabe bien que hace el INTA. Con excepcional talento pedagógico, el periodista agropecuario Matías Longoní le marcó que “el Malbec argentino no hubiera existido sin el INTA”. El INTA fue el pilar (gracias al cual) en la segunda mitad del Siglo XX se superó el estancamiento en la producción agropecuaria, multiplicando el volumen de rindes por quince. Apenas ayer, el INTA fue el responsable de que Argentina supere la mítica barrera de los 100 millones de toneladas de granos en exportación. Y en el hoy, el INTA logró la vacuna contra la aftosa, la siembra directa que revolucionó al agro mundial, el silo bolsa, la agricultura satelital de precisión, el tambo inteligente, mil variedades nuevas de vegetales, la producción de cannabis medicinal, la maquinaria agrícola especializada en distintos cultivos, la red de radares de climas y observatorios meteorológicos, los avances en genética para obtener leche nutracéutica, la maquinización de la zafra azucarera (esto en cooperación con la Obispo Colombres) en Tucumán entre otros muchos logros. ¿PERO QUE ES LO QUE BUSCA STURZENEGGER ENTONCES? No nos engañemos. Nadie quiere modernizar ni eficientizar nada. El objetivo es privatizar el desarrollo del conocimiento de avanzada en el agro, hoy de libre acceso, para hacerlo excluyente y venderlo. En el ínterin, dedicarse al negocio inmobiliario rematando 27.000 hectáreas de los campos experimentales del INTA. Lo viejo funciona. El Hospital Garrahan, las Universidades Nacionales, las secundarias técnicas y el INTA son instituciones con historia. Para venderlas por pedazos, hay que previamente hacer que no funcionen. Sturzenegger tiene hasta Julio para ir por la tercera. Ya fue campeón de endeudamiento externo con la Alianza. Ya fue campeón de endeudamiento del BCRA con Macri. En su ansiedad por serlo también del reviente del Estado, el tipo compete errores. UN EDIFICIO EN PALERMO El primer hito en la mal venta de los inmuebles del INTA fue la subasta del edificio donde funcionó el primer instituto de suelos de Latinoamérica.Y ahora es el instituto de economía del INTA. Sito en Cerviño 3101 del barrio porteño de Palermo, la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) lo sacó a remate, pasándolo (de maneta humillante) por encima del Consejo Directivo del INTA, órgano de conducción del INTA y disponedor de sus bienes por ley. Porque el INTA, al ser legalmente una entidad autárquica, tiene un patrimonio propio separado del Estado y su administración central. Así, la venta del edificio de Palermo se realizó como si Usted señor lector, se enterara por el diario que su casa donde está viviendo acaba de ser vendida por su primo sin preguntarle. Tales desmanejos motivaron la intervención de la Procuración de Investigaciones Administrativas de la Nación. El fiscal a cargo, detectó en la operación no menos de diez irregularidades que pueden implicar (y de hecho implican) delito. Entre ellas, que la decisión de vender fue tomada por un organismo sin atribución para hacerlo, que no se consultó al INTA, que en el expediente hay informes falsos, que primero se decidió arbitrariamente vender y que luego se hizo un expediente para justificarlo, que nunca se acreditó la sub utilización del edificio a vender, que no se consiguió otro edificio para trasladar a los 140 empleados de INTA que trabajaban en Cerviño, etc. Y, la peor de todas: el edificio se vendió con la obligación para el comprador privado de que construya allí una torre de lujo. ¿Qué tendrá que ver esto con los objetivos de bienestar general del Estado? A pesar de que todo esto fue notificado, las autoridades del INTA, la AABE y la inmobiliaria privada que compró (Brukman&Mansilla) siguieron adelante. JOSÉ José es un jubilado de INTA que, cuando estaba en actividad hace 32 años, el INTA le encomendó que cuide de manera permanente el edificio de Cerviño 3101. Y para que more en él, le autorizó a construir su casa en la terraza como una unidad habitacional independiente. En la desesperación por el dinero, la AABE no se acordó de él. Y vendieron el edificio, con casa de José y todo. José, que no tiene ningún lugar donde ir, se resiste y les va a oponer una prescripción adquisitiva (de buena fe, ya que el INTA le había cedido el espacio) a quienes le turban la posesión del lugar donde él mora hace tres décadas. Claro. Si con veinte años alcanza para hacerlo, José tiene 32 viviendo allí. La banalidad con que se remata un organismo de excelencia como el INTA, se evidencia en estos episodios desopilantes e hijos de la chapucería pirática. Ahora, Brukman& Mansilla demandarán al gobierno por el peludo de regalo que le encajaron. El Estado se defenderá diciendo que por la letra chica de pliego no se hacían cargo por vicios redhibitorios ni de evicciones. Comenzará un juicio colombino por un hecho donde se ha agredido la dignidad no solo de José, sino de todas las personas que trabajan al INTA. Mientras tanto, Sturzenegger, no pierde la ilusión de ganar la tercera antes de julio. Aunque sea por penales. O penado, arrastrando a la AABE y al Consejo del INTA tras de sí. Por Víctor Aguilar, Magister en Desarrollo Económico, profesor de administración

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