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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/06/2025 05:01
“Cada vez hay más evidencia que confirma que está habiendo un retroceso en esta materia a nivel global”, afirma Leyre Sáenz Guillén de Argentinos por la Educación (Imagen Ilustrativa Infobae) El retroceso en los niveles de alfabetización y comprensión lectora es un fenómeno que atraviesa fronteras. En los últimos años, los principales indicadores internacionales muestran que la alfabetización está en crisis. En América Latina, esa tendencia se acentúa. Y en la Argentina, los datos son especialmente alarmantes. “Cada vez hay más evidencia que confirma que está habiendo un retroceso en esta materia a nivel global”, afirma Leyre Sáenz Guillén, analista de datos de Argentinos por la Educación. Los resultados más recientes que sostienen esta afirmación provienen de las pruebas PISA 2022, evaluaciones estandarizadas que miden habilidades de estudiantes de 15 años en ochenta países. Entre las áreas evaluadas, la lectura ocupa un lugar central. El rendimiento promedio en lectura de los 38 países miembros de la OCDE cayó diez puntos respecto a la edición anterior de PISA, tomada en 2018. La misma OCDE estima que una caída de veinte puntos equivale, en términos pedagógicos, a la pérdida de un año de escolaridad. Por lo tanto, la caída registrada representa medio año de aprendizaje perdido en comprensión lectora, incluso entre los países desarrollados. Mientras Japón y Corea del Sur mantuvieron o incluso mejoraron ligeramente sus puntajes. Países como Finlandia, Francia, Alemania, Noruega y Suecia —todos con sistemas educativos consolidados— registraron caídas de 18 o 20 puntos. Aun así, sus niveles absolutos siguen siendo significativamente superiores a los de Argentina, que obtuvo un puntaje de 401, frente a los 470 o 490 de aquellos países. “Si bien es cierto que entre 2018 y 2022 Argentina se mantuvo estable, todavía hay una diferencia de entre 70 y 80 puntos respecto de estos países”, dice Sáenz Guillén. Mientras el mundo retrocede, Argentina sigue lejos. En Estados Unidos, las pruebas NAEP del año pasado, que se toman a alumnos de 4º y 8º grado, mostraron que la proporción de estudiantes con los niveles más bajos de lectura alcanzó cifras récord. “En 4º grado”, dice Sáenz Guillén, “es el porcentaje más bajo de los últimos 20 años”. En Estados Unidos, se registraron los niveles más bajos de los últimos 20 años”. (Imagen Ilustrativa Infobae) Datos que muestran un descenso persistente Sol Alzú, también analista de datos de Argentinos por la Educación, aporta una perspectiva regional: “Latinoamérica es una de las regiones donde se profundiza esta problemática”, dice, y toman un período de veinte años, muestra cómo ha afectado la situación en la Argentina. En 1997, según pruebas de la UNESCO aplicadas en 3º grado, Argentina era el segundo país de la región en comprensión lectora; venía sólo detrás de Cuba. Para 2019, en la misma evaluación, había descendido al décimo lugar, por debajo del promedio regional, superado por países como Perú, Brasil, México, Colombia, El Salvador y Ecuador. Una caída prolongada, silenciosa, pero estructural. Según las PISA 2022, Argentina ocupa el octavo lugar entre los países latinoamericanos, superando solo a Panamá, Paraguay, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. Considerando el nivel de PBI del país, dice Alzú, “uno esperaría que a Argentina le fuera mejor de lo que le está yendo hoy en día en estas métricas”. Según datos de las pruebas nacionales APRENDER tomadas en 2024 a estudiantes de 3º grado: apenas el 45% alcanza los niveles esperados de lectura. Es decir: menos de la mitad de los chicos comprende textos complejos de manera literal, inferencial y reflexiva. La desigualdad se profundiza si se observa el nivel socioeconómico: mientras a nivel país uno de cada diez estudiantes (el 10%) no puede leer un texto simple, la proporción en los alumnos de zonas vulnerables asciende a uno de cada cinco (20%). Leyre Sáenz Guillén y Sol Alzú ¿Qué está pasando? La situación no responde a una sola causa, sino a una confluencia de factores. Alzú señala que la pandemia agudizó el rezago: los niveles de desempeño aún no se recuperan del impacto de la suspensión prolongada de clases presenciales. Otro tiene que ver con los cambios en los hábitos de lectura: “Los chicos hoy en día leen más en soportes digitales por sobre el formato impreso”, dice, y diversos estudios internacionales muestran que la lectura en papel se asocia con mejores resultados en comprensión y con un mayor disfrute de la lectura en la infancia. En relación a la formación de los docentes, Argentinos por la Educación realizó un informe en el que observaron que muchos maestros, al terminar su formación inicial, piden seguir formándose en alfabetización. Alzú señala que el 72% de los docentes con cinco años o menos de antigüedad solicita capacitación adicional en lectura, escritura y alfabetización inicial. “Uno se esperaría que esto ya esté incluido en los planes de formación”, concluye. La alfabetización no puede pensarse como un hito que se alcanza en los primeros años de escolaridad. Es un proceso continuo que necesita condiciones materiales, formación docente, políticas públicas sostenidas, un entorno que lo favorezca y, sobre todo, un compromiso real para que ningún chico termine la escuela sin entender lo que lee.
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