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  • «La rebeldía más radical es la bondad, el amor con mayúsculas»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 05/06/2025 02:49

    Ana Belén Ramos (Córdoba, 1979) es licenciada en Filología y técnica superior de Diseño Gráfico. Ha hecho diversas incursiones en poesía y publicado el álbum ilustrado Mar, el niño de agua, el libro Cuento del rey Bajito y el relato sobre Córdoba La ciudad más hermosa, incluido en Ciudades de cuento. Su libro Koko. Una fantasía ecológica vuelve a editarse y este sábado 7 de junio lo presentará junto a Javier Mohedano en la librería Ostin Macho a las 12.30 horas. -¿Cómo descubrió su gusto por la literatura infantil y juvenil? -Fue a raíz de la publicación de mi primer libro, El cuento del rey bajito. Nunca antes había escrito para niños y me encantó la experiencia. Desde ahí, hay historias que me surgen para este público y otras más para adultos. -Muchos autores dicen que cuando escriben no piensan en el público. Si se escribe para niños, no queda otro remedio, ¿no? -Sí, pero muchos libros de literatura infantil adoptan un tono condescendiente, raro, que a mí no me gusta. Yo empiezo pensando que el libro va a ser para ese público, pero después me suelto. Lo que me interesa es conectar con algo que pertenece a la infancia, pero también a los adultos, con ese niño interior que tiene que ver con una alegría interna, con la pasión por la vida. Creo que por eso Koko es un libro que gusta mucho también a los adultos. -En la carátula de 'Koko' dice que es la Momo del siglo XXI. ¿Hasta qué punto se inspiró en el libro de Michael Ende? -La editorial ha querido vincularlo con Ende y con Momo porque tiene ese perfil que habla del ser humano, de los valores, de una conexión con la naturaleza, con los sueños, con una espiritualidad y una visión de algo más que lo material. Momo es uno de mis libros favoritos y es verdad que Koko es otra niña que, sin comerlo ni beberlo, se ve abocada a cambiar el mundo. -Koko nace de un coco y tiene rabo. ¿Es un símbolo de la parte animal del ser humano o tiene otro significado? -Sí, eso fue justamente lo que dio origen a Koko. Un día se me ocurrió una niña con cola y me hizo mucha gracia y cuando una idea me hace reír, sé que voy por buen camino. Empecé a tirar de ahí y luego la idea fue evolucionando. Koko es una niña que tiene relación con lo selvático, con lo animal, con lo rebelde, es pura naturaleza y conserva esa inocencia primordial, pero también esa cola habla de lo diferente. Mi libro quiere acoger a todas las personas que no son como se supone que tenemos que ser. Muchos personajes le dicen ¿cómo vas a ser una niña si tienes cola? Y ella dice, sí, soy una niña. Tiene esa otra dimensión de atención a la diversidad. Aunque este punto no ha llamado la atención a mucha gente, para mí es importante. -¿Hacen falta más personajes buenos como Koko, de los que no acaban siendo malos? -Sí, yo creo que la rebeldía más radical es la bondad, el amor y esta protagonista se enfrenta a sus propios deseos e inquietudes para darse cuenta de que hay un bien mayor. Creo que eso forma parte de la evolución del ser humano, que a medida que crece se va dando cuenta de que es bueno dejar de ser egoísta para amar a los demás. No veo otra manera de crecer como sociedad y como personas que no sea dirigiéndonos hacia el amor. No al amor romántico sino al amor con mayúsculas, el amor al otro, el amor propio, el amor a la naturaleza, el amor a la vida. -En su libro, todo se arregla en el país de los grandes sueños. ¿El mundo está enfermo porque los humanos han dejado de soñar? -Sí, porque el ser humano ha dejado de soñar, de conectarse con la naturaleza. Esa vinculación del mundo con los sueños viene de mi propia experiencia, de un sueño que tuve con 15 años cuando falleció mi abuelo y que aparece en el libro, que se construye a veces con sueños reales, que son como una fuente inagotable de magia, de fantasía. Cuando el ser humano deja de soñar sueños importantes para los demás, también se desconecta de su interior, de un mundo en el que vivimos ocho horas al día y en el que pasan muchas cosas a las que no prestamos atención. Si empiezas a prestarle atención, entras en una dimensión diferente que te puede cambiar la vida. Ana Belén Ramos, autora de 'Koko. Una fantasía ecológica'. / A. J. GONZÁLEZ -¿Qué fue lo que soñó? Aparece en el capítulo en el que Miércoles entra en el País de los Grandes Sueños y se encuentra una caja registradora. Eso ocurrió en mi sueño. Yo estaba dentro de una caja registradora con mi pijama y un cepillo de dientes, y el mismo personaje que aparece ahí, que es una señora que se va convirtiendo en pájaro, me iba exigiendo objetos, y yo tenía que ir entregándole todo lo que tenía para poder escapar. -¿El ogro matarrecuerdos es el móvil? -No me lo había planteado, pero me gusta esa idea. -¿Cree que la ciudad es la fuente de todos los males como plantea el libro? -A ver, la idea no es romantizar el campo, pero sí pensar cómo la ciudad podría cambiar para que empezara a cambiar todo. Si la ciudad estuviera pensada para el ser humano y no para ganar dinero, las calles serían más amplias, estarían cubiertas de sombra, cultivaríamos en las aceras, habría más agua, estaríamos en contacto con la naturaleza y no dándole la espalda. Muchas veces, las pequeñas florecillas que nacen en las esquinas nos recuerdan que debajo hay tierra. La gente dice que son malas hierbas, pero las malas hierbas somos nosotros. -¿Por qué Grandia, la bruja, y Gloria, la intelectual loca, son mujeres? -Creo que hay que crear más personajes mujeres en la literatura y especialmente en la literatura infantil porque no tenemos referentes y estos primeros libros son muy importantes. Grandia se quiere comer a los niños y esto es algo que a muchos niños les da miedo, pero tiene un reivindico ese miedo de los cuentos tradicionales, en los que el rol de las mujeres siempre es muy negativo. Grandia es mala porque la sociedad la ha hecho así, la pobre no tiene que comer. Gloria es mi pequeño homenaje a Gloria Fuertes, que es una de mis figuras favoritas, quería que estuviese de presente y es como el espíritu, por eso esta cosa un poco loca del personaje heredado de Gloria Fuertes. -¿Cree que los libros en papel tienen los días contados? -Para nada. Los libros para niños y para niñas se siguen comprando en papel porque ellos no quieren otra cosa, es uno de los géneros con mejor salida editorial y se venden muchos libros. Nosotros hemos vendido seis 6.000 de la primera edición de Koko, se agotó y ha salido una segunda edición. Hay una buena salud editorial infantil. Yo opino que el libro es uno de los grandes objetos de la humanidad y creo que superará esta mala racha. Suscríbete para seguir leyendo

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