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Parana » Ahora
Fecha: 05/06/2025 00:32
Se cumple este miércoles un año desde la última vez que se vio con vida a Enrique Fabiani, un jubilado oriundo de Santa Clara de Buena Vista, Santa Fe. Fabiani había llegado a Entre Ríos para una salida de caza con amigos en la estancia “Don Antonio”, ubicada en el departamento Villaguay, cerca del límite con La Paz. Su desaparición sigue siendo un enigma que mantiene en vilo a su familia, quienes reclaman respuestas a la justicia. “Recuerdo a mi viejo todos los días”, expresó con la voz entrecortada Germán Fabiani, uno de los hijos de Enrique, en diálogo con AHORA. A pesar del paso del tiempo y la falta de avances significativos, Germán no pierde la esperanza de conocer la verdad. “Solo quiero saber qué pasó con mi papá”, afirmó, reflejando el profundo dolor y la incertidumbre que atraviesa la familia. Germán se sumó al encuentro un horas después de la desaparición de su padre, quien ya se encontraba perdido en el campo. No era la primera vez que el grupo de amigos venía a este predio. El lunes 3 de junio de 2024, alrededor de las 18, Enrique se separó del grupo. Una hora y media más tarde, maquinistas que trabajaban en la zona afirmaron haber visto a un hombre con sus características deambulando y le ofrecieron un teléfono, pero el hombre no quiso tomarlo. Cerca de la medianoche de ese mismo lunes, Enrique se encontró con Julio Lodi, propietario de una vivienda en un campo conocido como “La Criolla”. Según el relato de Lodi, salió con una linterna, increpó al hombre y lo echó de su propiedad. Momentos después, alertó a la Policía provincial. Después de ese momento no se supo más nada de Enrique. La investigación y la esperanza de nuevas pistas El caso está en manos del fiscal de Villaguay, Mauro Quirolo. Hasta el momento, las pruebas realizadas no han arrojado resultados positivos para la investigación. Sin embargo, Germán contó que se comunicó con el fiscal, quien le aseguró que “no va a bajar los brazos” y que está investigando una nueva línea de investigación con la expectativa de obtener novedades. “No quiero revelar nada, pero seguramente si hay novedades la vamos a dar a conocer”, explicó Fabiani. El hijo de Enrique confía en la perspectiva de su abogado, Rubén Pagliotto, quien sostiene que “para desaparecer a una persona no hay nadie mejor que la policía, porque tiene poder, logística, todos los requisitos”. Esta creencia, sumada a la falta de pruebas contundentes, alimenta las sospechas de la familia. “No tenemos otra cosa más que testimonios de gente”, lamentó Germán, y lanzó un ruego desesperado: “Alguien que haya visto algo hable, porque no se encuentra absolutamente nada, lo único que encontramos es el cartucho de la escopeta de mi papá, lo único. Que lo encontró un vidente, que eso fue plantado, para mí fue plantado”. El calvario de la familia: “No logro quedar en paz” La situación ha afectado profundamente el estado anímico de la familia Fabiani. “Sinceramente, no muy bien, no muy bien de la cabeza, estamos mal”, confesó Germán con evidente angustia. “No hay forma, o sea, no logro quedar en paz con el signo de pregunta que yo tengo”. El hijo de Enrique compartió su dolor y sus sospechas sobre lo ocurrido. “Yo no tengo rencor con nadie, ni con si pasó lo que yo sospecho, que fue el odio, ni rencor le tengo”, afirmó. “¿Sabés lo que me molesta? Que no haya abierto la boca enseguida y yo lo perdonaba ahí en el momento. Pero si fue él y un año me lo estuvo escondiendo, no, no voy a ser cariñoso, pero en ese momento él me decía, y yo lo iba a entender, lo iba a entender porque le apareció a la noche, se pudo haber asustado, cualquier cosa, pero ¿por qué no abrió la boca, por qué mintió, por qué de la nada dijo yo mi casa arma no tengo y nadie le había preguntado eso? Por eso me lleva la sospecha toda él, pero ¿cómo hizo solo? Esa es mi pregunta, para mí tiene que estar metida también la policía”. Germán también expresó sus dudas sobre las pistas que surgieron al inicio de la investigación. “Las pistas que hubo, las pisadas, el rastro de los perros, para mi fueron todas cosas plantadas. Porque todas, cuando empecé a analizar, todas era en distintos puntos cardinales”, relató, sugiriendo una posible manipulación de la escena. El impacto emocional es inmenso. “Estoy muy sensible últimamente. No por el día de hoy, sino… hace tiempo que me veo… Me encierro yo solo en mi mundo. No quiero que me vea mi señora. Me voy a mi trabajo. Estoy solo en el galpón. En el único lugar donde puedo llorar tranquilo. Que nadie me molesta. Es algo espantoso. Pero… En este paso voy a tener que aprender a vivir así. Eso es lo peor de todo”, concluyó Germán, revelando el calvario personal que atraviesa mientras la incertidumbre sobre el destino de su padre continúa.
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