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» on24
Fecha: 03/06/2025 04:05
En Santa Fe, la cerveza no sólo se sirve: también circula por el aire. Un tubo visible de 400 metros une la fábrica con un bar, consolidando una tradición centenaria que no tiene comparación en la región Santa Fe es sinónimo de cerveza. Esta relación no es solo histórica: también es visible. En pleno centro de la capital provincial, una gran tubería metálica cruza la calle a la vista de todos, uniendo directamente la planta de producción con el patio cervecero que se encuentra enfrente. Esta estructura, conocida como el “cervezoducto”, es única en Latinoamérica y se convirtió en un símbolo de la ciudad. La idea surgió en 2010, cuando se inauguró el patio cervecero “Santa Fe”, justo frente a la planta que opera desde 1912 y que hoy elabora marcas como Santa Fe, Schneider, Heineken, Imperial y Miller. Para evitar el traslado manual de barriles y aprovechar la cercanía, se instaló un tubo de acero inoxidable que cruza la calle Calchines por el aire, sostenido por una estructura metálica. El sistema tiene 400 metros de largo y permite que la cerveza viaje desde los tanques industriales de la fábrica hasta cuatro depósitos refrigerados ubicados dentro del bar. Cuando el bartender lo solicita, la bebida fluye por el ducto en pocos segundos y se sirve directamente en los tradicionales vasos “liso”, sin perder frío ni calidad. El “liso”: más que un vaso, una identidad Hablar de cerveza en Santa Fe es hablar del “liso”. Este vaso sin gas añadido, servido a baja temperatura y sin pasteurizar, representa una forma local de tomar cerveza, más fresca, más suave y profundamente asociada a la vida cotidiana santafesina. En plazas, reuniones familiares, bares y festivales, el liso está siempre presente. Y el “cervezoducto” potencia esa identidad: convierte el simple acto de tomar cerveza en una experiencia directa con la historia y el proceso productivo local. Una curiosidad que atrae a miles Millones de lisos fueron servidos desde la inauguración del cervezoducto, consolidando al patio como uno de los espacios más visitados por quienes buscan una experiencia diferente. No se trata solo de tomar cerveza: es presenciar en tiempo real cómo la bebida llega desde su origen al vaso, sin escalas ni transporte externo. Además, se ofrece un recorrido por la planta que permite conocer en detalle cómo se produce la cerveza, con un recorrido por las áreas de elaboración y envasado, la historia de la cervecería y, como cierre, una degustación directa del cervezoducto.
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