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  • Paraná, Colonia Avellaneda y San Benito, con el velorio a la vuelta

    Parana » Uno

    Fecha: 02/06/2025 20:32

    Alerta por la confluencia de peligros en la ruta que vincula Paraná, Colonia Avellaneda y San Benito sin veredas, sin banquina, sin luz, sin prevenciones Alerta por la confluencia de peligros en la ruta que vincula Paraná, Colonia Avellaneda y San Benito sin veredas, sin banquina, sin luz, sin prevenciones Alerta por la confluencia de peligros en la ruta que vincula Paraná, Colonia Avellaneda y San Benito sin veredas, sin banquina, sin luz, sin prevenciones Alerta por la confluencia de peligros en la ruta que vincula Paraná, Colonia Avellaneda y San Benito sin veredas, sin banquina, sin luz, sin prevenciones Son las siete y media de la tarde en mayo. Una mujer joven corre por la banquina oscura en la ruta 12 que comunica Paraná, San Benito y Colonia Avellaneda; los camiones le hacen vientito. Hacia el semáforo, en la banquina opuesta, otra mujer camina en sentido contrario. Los autos van y vienen a 70 km por hora porque están cerca del ingreso a Colonia Avellaneda; un poco más allá van a 80. Un matrimonio con dos niñas, una en brazos, llega al supermercado también por la banquina. paraná, colonia avellaneda y san benito.jpg Para ver a estos peatones hay que buscarlos con los ojos muy atentos, porque andan en penumbras. No existen luminarias en la ruta. El asfalto tiene 8 metros, pero el espacio entre un alambrado y el otro es de 90 metros, sin veredas. Muchas personas caminan, entonces, por la banquina. La lluvia de anteayer dejó algunos tramos con agua y barro, y eso obliga a los peatones a subir a la cinta asfáltica. Miran para un lado, para el otro, esperan que pase el camión, el colectivo; viene una moto, se apresuran… Algunos automovilistas más apurados (sin contar a los temerarios), se largan por la banquina para mejorar su posición en el semáforo. O para entrar al supermercado. La banquina es compartida, entonces, por personas de a pie y personas en vehículos. Así es como las familias de San Benito, Colonia Avellaneda y Paraná se arriesgan a ser embestidas por un auto, una moto, un camión, un colectivo; sólo les falta conocer el cuándo. paraná, colonia avellaneda y san benito (1).jpg De todos y de nadie El peligro salta a la vista. Hace años que pasa lo mismo, y los habitantes junto a la ruta crecen en cantidad. El tránsito es permanente. Los entrerrianos podríamos celebrar la vida, previniendo el accidente fatal que está al caer. Será un niño en bicicleta, será un obrero en moto, será una maestra, un joven que va de compras… Bastaría con construir veredas, aunque fueran angostitas, y de un solo lado de la ruta, alejadas, claro, del tráfico automotor. Podrían estar, tranquilamente, a 30 metros de la cinta asfáltica. Hay lugar. En estos tramos de la ruta nacional hay responsabilidades compartidas por los estados nacional, provincial y municipales. Se diría que, con tantos caciques, ninguno se hace cargo. Una rueda de mate bastaría para alcanzar un acuerdo. Si el estado nacional aporta un fondito pequeño, y otro fondito el estado provincial, y otro fondito los municipios aledaños, y otro fondito las familias y los comercios con propiedades frente a la ruta, en un par de meses el peligro se esfumará y todos festejaremos. Es cuestión de gestión nomás. Y si un día los estados permitieran la participación vecinal, el tema sería superado en un tris. Con una veredita de un metro de ancho y unas luminarias, estaremos bien. No es mucho lo que se necesita para salvar la vida de nuestras hijas, de nuestros hijos, nuestras hermanas, nuestros hermanos. Para salvar nuestras vidas. La gente camina para trabajar, para estudiar, para abastecerse, para recrearse. La escuela, el supermercado, la canchita, el laburo… Y hoy esa gente está obligada a caminar junto a las ruedas. Seguridad, cero. La extensión de la avenida Almafuerte hacia la ruta nacional 12 (luego 18) es peligrosa también. En cientos de metros, desde el arroyo Las Tunas hacia Paraná, en el ejido de la capital, a la ausencia de veredas se le suma la falta de banquinas. Sobre el asfalto, cuatro filas de autos, dos por mano, buscando sobrepaso. Cualquiera que padezca un desperfecto en su coche y deba detenerse pondrá en riesgo su salud, su vida. En los días de lluvia el riesgo se multiplica. Allí la solución es complicada, porque nadie querrá cortar las tipas que embellecen la ruta, y que impiden construir banquinas. ¿Qué hacer? Quizá en el futuro cercano una sola mano, o quizá un modo de disminuir la velocidad… Todos los vecinos saben que estamos en una suerte de trampa. Ya es hora de que lo adviertan también los directivos de organismos municipales, provinciales, nacionales; las autoridades de Vialidad, de la Policía, de los hospitales. ¿Cuántos huesos salvaremos, con una veredita, con una prevención? paraná, colonia avellaneda y san benito (2).jpg Algo es algo Hace un par de años publicamos, en dos oportunidades, nuestro temor por la suma escalofriante de contravenciones en el tránsito en la misma arteria. Por el riesgo para los inocentes, claro está. Llegamos a contar 400 mil por año, en pocos kilómetros. Sí, increíble. Casi todas por el paso de semáforos en rojo. Eso fue corregido en gran medida con la instalación de cámaras en varios semáforos. La disuasión funcionó, el cambio fue notable, y bien por eso; aunque mejor sería contar con mayor presencia preventiva, antes que la amenaza de multas. Pero algo es algo. Hoy señalamos otros problemas crecientes. Los peatones ignoran, a veces, que dos autos enfrentados a la noche dejan un margen ciego, porque se encandilan un poquito aunque marchen con luces bajas. Si la gente camina por la banquina está en peligro cierto, los conductores no ven lo suficiente. En noches de lluvia, peor. Agreguemos a los conductores temerarios, que los hay; a los sencillamente irresponsables; a los motociclistas que marchan sin luz en horas nocturnas, a alta velocidad; y agreguemos a la perrada suelta que cruza la ruta cuando menos lo esperamos: allí está el combo perfecto. Para decirlo sin más vueltas y en pocas palabras: el velorio está a la vuelta de la esquina.

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