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» Diario Cordoba
Fecha: 02/06/2025 09:16
Una exposición que acoge la sede de Córdoba de Casa Árabe discurre por el exilio español en África, como consecuencia del golpe militar de 1936 y de la Guerra Civil, a través de las emociones que vivieron los expatriados, unos 13.000 españoles que llegaron al norte de África entre marzo de 1939 y el final de la contienda. El fotógrafo Juan Valbuena (Madrid, 1972), comisario visual de Del éxodo y del viento: exilio español en el Magreb (1939-1962), ha explicado que para decidir el discurso narrativo de la muestra se apostó por "emociones básicas que todo el mundo pudiera entender". El exilio africano "es una historia que es muy poco conocida y cuyo conocimiento estaba restringido a dos ámbitos, el de las propias familias y el académico", por lo que "había que intentar emocionar y ponernos en la piel y en el lugar de todas esas personas". Algunas fotografías de la exposición 'Del éxodo y del viento: exilio español en el Magreb (1939-1962)'. / Efe / Salas De este momento, Valbuena, cuyo trabajo tiene un amplio recorrido en los campos del viaje, el territorio y la memoria, ligó las emociones con los colores que caracterizan cada parte del recorrido y las definió como el miedo que se dio a la salida de España, la indignación por el trato recibido al llegar al exilio por los franceses, la esperanza en la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y la resignación a comprobar que el exilio se iba a prolongar en el tiempo. Exilio selectivo Para el comisario científico de la muestra, José Miguel Santacreu Soler, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante, la característica de este exilio es que fue "mucho más selectivo" y se hizo en barco o avión, en una operación planificada en principio por el socialista Rodolfo Llopis, según cuenta en el vídeo promocional de la exposición. Instantáneas de la exposición 'Del éxodo y del viento: exilio español en el Magreb (1939-1962)'. / Efe / Salas El exilio español en el Magreb, datado entre 1939 y 1962, se vio, además, afectado por la independencia de la colonia. Esto alargó los avatares de los perseguidos por su lealtad a la República. En 1962 aún permanecían 2.000 expatriados en Túnez, Argelia y Marruecos. Habían salido de los últimos aeródromos y puertos cuyo dominio conservaba la República en el Levante español en más de 56 aviones y 40 barcos de diversos tamaños, según se explica en la muestra. El exilio español en el Magreb se vio afectado por la independencia de las colonias Algunos permanecieron en la zona, unos 8.000, después del retorno a España de la mitad de los llegados a Túnez, los alistamientos con las fuerzas aliadas, los llevados a la URSS, los embarcados a América y los muertos en los campos de concentración, porque, al igual en que la Francia continental, ese era el primer destino en tierra africana para quienes no tenían familiares o conocidos que los acogieran. Este proceso, junto al desarrollo del devenir de este exilio, se describe sobre el traslado masivo de "políticos, militares, periodistas, sindicalistas y personas de todas las clases sociales, quienes, con pocas pertenencias, mucha suerte y determinación, lograron encontrar espacio" en los barcos. Personas en vez de naranjas y azafrán Uno de ellos, el Stanbrook, zarpó la noche del 28 de marzo de 1939, pocas horas antes del fin de la Guerra Civil. Su capitán, Archibald Dickson, que esperaba en el puerto de Alicante cargar naranjas y azafrán, desobedeció la orden del armador para no evacuar civiles y tomó rumbo a Orán con más de 3.000 personas, en una travesía financiada por el PSOE. Del contexto, Del éxodo y del viento: exilio español en el Magreb (1939-1962), iniciativa de Casa Árabe y del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, dentro del programa España en libertad. 50 años, pasa a lo que en la muestra se denomina Vida cotidiana. Se trata de una sección que explica la formación de "una red social de apoyo entre los exiliados, basada en las relaciones familiares y la solidaridad entre compatriotas, especialmente entre comunistas, socialistas y anarquistas", y en la que destacan "la creación de lugares de encuentro, como cafés, patios y locales culturales, que servían como espacios de integración y preservación de la identidad española". Sumatorio de historias La exposición, abierta hasta el 24 de octubre, se adentra, por último, en un "relato es un sumatorio de historias: memorias individuales que laten en archivos oficiales y álbumes familiares luchando por salir del anonimato". De ahí, según Valbuena, que se hayan utilizado tres elementos para llevar el relato. Estos son las imágenes, "para llegar al corazón"; los textos, con la intención de ser muy divulgativos; y los objetos, "que tienen toda esa potencia lo real, como una carta escrita por alguien, un álbum de familia de verdad o una cuchara del Ejército americano guardada durante generaciones por una familia en Murcia". Se trataba de "compensar la parte de lo académico, de lo riguroso, de lo universitario, con lo emocionante de las historias que contaban las familias", ha subrayado. A su juicio, "no deja de ser periodismo lo que yo hago. Lo que pasa es que el soporte ha cambiado, pero si te fijas, tiene todas las características del periodismo, la entrevista, el perfil, el dato, el relato".
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