Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Trastornos alimentarios en adolescentes: señales de alerta y factores de riesgo, según especialistas

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/06/2025 02:42

    Los primeros síntomas de un TCA pueden pasar desapercibidos si no se observan los cambios en la conducta alimentaria y en el estado de ánimo (Freepik) Este 2 de junio se conmemora el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una fecha designada para generar conciencia sobre el impacto y las causas de estas afecciones. Según ha divulgado UNICEF, algunos casos ocurren “cuando la relación de una persona con la comida, el peso o el ejercicio se vuelve poco saludable. Hay diferentes tipos de trastornos alimentarios, pero siempre implican la medición de la autoestima en términos del peso, la apariencia, la sensación de ansiedad o incomodidad con los alimentos. Estos trastornos afectan a todas las personas independientemente de género, edad y etnia”. Entender y detectar las razones que pueden predisponer a los jóvenes a desarrollar trastornos alimentarios es esencial para proporcionar un tratamiento adecuado y prevenir efectos negativos a largo plazo. Qué factores predisponen y desencadenan un TCA La idealización de cuerpos hegemónicos en redes sociales influye en la relación con la comida y el desarrollo de trastornos alimentarios (Imagen Ilustrativa Infobae) Los especialistas coinciden en que los TCA son de origen multifactorial. En principio, en MedlinePlus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos han divulgado sobre los trastornos alimentarios: “Se desconoce la causa exacta de los trastornos alimentarios. Los investigadores creen que estas afecciones son causadas por una interacción compleja de factores, incluyendo genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales”. La doctora en psicología, especialista en clínica, docencia e investigación en Psicoterapia orientada en mindfulness Mariam Holmes (MP 20463) planteó anteriormente a Infobae que muchas veces, la imagen de belleza idealizada o inalcanzable “puede llevar a una distorsión de la imagen corporal en niños y adolescentes”. Entre los factores personales, se destacan la baja autoestima, la vulnerabilidad emocional y la búsqueda de control. “Los niños y adolescentes que tienen una baja autoestima pueden sentirse inseguros y vulnerables, lo que puede llevar a una búsqueda de control y perfección en la relación con la comida”, sostuvo Holmes. También influyen los antecedentes familiares y los rasgos de personalidad autoexigente. Para la experta, “recientes cambios en la alimentación y el estilo de vida junto al aumento en el sedentarismo, pueden contribuir a la obesidad infantil —analizó la experta—. Por otro lado, los TCA pueden estar relacionados con factores como la presión social, la ansiedad y la depresión, así como con la exposición a imágenes idealizadas y estereotipadas en los medios de comunicación”. En la misma línea, la médica pediatra especialista en Nutrición y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y docente de actualización en obesidad infantil Irina Kovalskys (MN 80.503) dijo a Infobae anteriormente que los trastornos de la conducta alimentaria “no se originan por una sola causa, sino que se deben a una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales”. En algunos casos, la persona puede estar excesivamente interesada en cómo se hace cada plato de comida (Imagen Ilustrativa Infobae) Consecuencias de un TCA Los TCA afectan tanto la salud física como la mental de quienes los padecen. En los jóvenes, el desarrollo de un trastorno alimentario puede derivar en problemas como la depresión y la ansiedad, que suelen intensificarse a medida que el trastorno avanza, en algunos casos. Según Mayo Clinic, “la mayoría de los trastornos alimentarios implica centrarse demasiado en el peso, la forma del cuerpo y la comida. Esto puede derivar en comportamientos alimentarios peligrosos. Estos comportamientos pueden afectar gravemente la capacidad de obtener la nutrición que el cuerpo necesita. Los trastornos alimentarios pueden dañar el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca. Pueden llevar a otras enfermedades. También están relacionados con la depresión, la ansiedad, las autolesiones y los pensamientos y comportamientos suicidas”. “Están estrechamente ligados a una mayor prevalencia de trastornos de salud mental como la depresión”, advirtió Holmes. La distorsión de la imagen corporal y la dificultad para gestionar emociones pueden agravar la evolución clínica. “Sin tratamiento, el TCA puede volverse crónico”, agregó Kovalskys. A diferencia de otras condiciones, el TCA no implica abstinencia, ya que la relación con la comida continúa toda la vida. “Suelen ser más complejos y multifacéticos que las adicciones, y pueden requerir un enfoque terapéutico más integral y personalizado”, señaló Holmes. Señales de alerta El rechazo a compartir comidas familiares o comer a escondidas pueden ser una señal de alerta ante un posible trastorno alimentario en niñas, niños o adolescentes (Imagen Ilustrativa Infobae) El reconocimiento temprano de un trastorno de la conducta alimentaria puede evitar complicaciones físicas y emocionales graves. Estas son algunas de las señales más frecuentes que pueden observarse en niñas, niños y adolescentes: Interés excesivo por la comida y su preparación. Comienzan a preguntar con insistencia qué se va a comer o cenar, muestran necesidad de controlar lo que se compra o cómo se cocina, y dejan de disfrutar alimentos que antes les gustaban. Evitan comidas familiares o salidas que incluyan comida. Rechazan participar en reuniones que incluyan alimentos. En algunos casos, se ausentan y aparecen después; en otros, directamente no asisten. Conductas inusuales durante las comidas. Desmenuzan los alimentos, beben grandes cantidades de agua, escarban en el plato o prolongan de forma excesiva el tiempo en la mesa. También pueden mostrarse irritables o ansiosos al comer. Idas al baño después de comer. Van al baño inmediatamente tras las comidas. En algunos casos puede tratarse de conductas de purga. Se recomienda observar sin invadir, con atención comprensiva. Cambios de humor y aislamiento. Presentan tristeza, malhumor o distanciamiento. Se encierran por períodos prolongados y disminuyen el contacto con amistades o las actividades sociales. Modificación de la vestimenta. Comienzan a usar ropa más holgada de forma repentina, a veces para “ocultar” el cuerpo o cambios de peso. Aumento en la actividad física . Se vuelven más inquietos en casa o en la escuela, mueven constantemente las piernas o realizan ejercicio en exceso. En algunos casos, no pueden quedarse quietos. Interés repentino por la alimentación “saludable”. Muestran preocupación por las calorías, ingredientes o preparación de los platos. También observan lo que comen otras personas y comparan sus porciones. Pesajes frecuentes y críticas al cuerpo. Se pesan de manera reiterada, expresan insatisfacción con su imagen corporal y evitan mirarse o mostrarse. Esconden comida o comen en secreto. Ocultan alimentos en la ropa o en su habitación. Cambios repentinos en el peso. Suben o bajan de peso en poco tiempo. Autolesiones. En casos graves, pueden presentarse lesiones en brazos o piernas que se buscan ocultar. Se trata de formas de liberar el sufrimiento emocional, según expertos. Estas señales, tomadas en conjunto o de forma aislada, pueden alertar sobre un posible trastorno alimentario. La detección temprana por parte del entorno cercano —especialmente en la familia o la escuela— y de un profesional de la salud resulta fundamental para acceder a un tratamiento especializado. El problema de las conductas restrictivas Las dietas restrictivas son un factor de riesgo clave: pueden desencadenar descontrol alimentario y trastornos por atracón (Imagen Ilustrativa Infobae) Las dietas restrictivas no sólo no previenen un TCA: en muchos casos lo desencadenan. “La conducta restrictiva respecto de la alimentación favorece el descontrol alimentario, conductas compulsivas y un mayor consumo de alimentos prohibidos en ausencia de hambre”, indicó Kovalskys. En la adolescencia, esa contradicción suele generar ansiedad y culpa. “Las dietas no sirven porque son un tipo de alimentación donde se restringen calorías, placer y nutrientes”, explicó por su parte la licenciada en nutrición Agustina Murcho (MN 7888). “Tienen un principio y un fin. Una vez que las dejamos, volvemos a recuperar peso y antiguos hábitos alimenticios”, dijo la experta anteriormente. “Los adolescentes reciben mensajes contrapuestos: se les ofrece comida constantemente y, al mismo tiempo, se les exige autocontrol absoluto”, advirtió Kovalskys.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por