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Parana » Analisis Litoral
Fecha: 02/06/2025 01:25
La “Operación Telaraña” ocurre justo antes de una nueva ronda de negociaciones sobre el alto el fuego en territorio ucraniano. No es una exageración utilizar las palabras audacia e ingenio al describir el asalto ucraniano a las fuerzas aéreas rusas. Aunque la BBC no puede verificar las afirmaciones ucranianas de que los ataques causaron daños por valor de US$7.000 millones de dólares, está claro que la “Operación Telaraña” fue, como mínimo, un espectacular golpe propagandístico. Los ucranianos ya la comparan con otros éxitos militares notables desde la invasión rusa a gran escala, como el hundimiento del buque insignia de la flota rusa del Mar Negro, el Moskva, y el bombardeo del puente de Kerch, ambos en 2022, así como un ataque con misiles contra el puerto de Sebastopol al año siguiente. A juzgar por los detalles filtrados a los medios de comunicación por la inteligencia militar ucraniana, SBU, la reciente operación con drones es el logro más elaborado hasta la fecha. En una operación cuya preparación se dice que tomó 18 meses, decenas de pequeños drones fueron introducidos de contrabando en Rusia, almacenados en compartimentos especiales a bordo de camiones de carga, conducidos a al menos cuatro lugares diferentes ubicados a miles de kilómetros de distancia, y lanzados de forma remota hacia bases aéreas cercanas. Gran impacto “Ninguna operación de inteligencia en el mundo ha hecho algo así antes”, dijo el analista de defensa Serhii Kuzan a la televisión ucraniana. “Estos bombarderos estratégicos son capaces de lanzar ataques de largo alcance contra nosotros”, dijo, “sólo hay 120 de ellos y hemos alcanzado a 40. Es una cifra increíble”. Es difícil evaluar el daño, pero el bloguero del ejército de Ucrania, Okejsandr Kovakenko, dice que incluso si los aviones bombarderos, el comando y control no fueron destruidos, el impacto es enorme. “El alcance de los daños es tal que es poco probable que el complejo militar-industrial ruso, en su estado actual, pueda restaurarlos en un futuro próximo”, escribió en su canal de Telegram. Los bombarderos estratégicos portadores de los misiles, son los Tu-95, Tu-22 y Tu-160, que ya no se fabrican. Repararlos será difícil y sustituirlos, imposible. Dijo que se sentirá de forma especial la pérdida del supersónico Tu-160. “Hoy, las Fuerzas Aeroespaciales rusas han perdido no sólo dos de sus aviones más raros, sino dos verdaderos unicornios de la manada”, escribió. Decenas de pequeños drones se usaron en la “Operación Telaraña”. El mensaje de fondo Más allá del daño físico, que puede o no ser tan grande como los analistas aquí están evaluando, la Operación Telaraña envía otro mensaje crítico, no sólo a Rusia, sino también a los aliados occidentales de Ucrania. Mi colega Svyatoslav Khomenko, del Servicio Ucraniano de la BBC, recuerda un encuentro reciente con un funcionario del gobierno en Kyiv. El oficial estaba frustrado. “El mayor problema”, dijo el funcionario a mi colega, “es que los estadounidenses se han convencido de que ya hemos perdido la guerra. Y de esa suposición se sigue todo lo demás”. La periodista de defensa ucraniana Illia Ponomarenko, que publica en X, lo expresa haciendo una referencia punzante al polémico encuentro del presidente Zelensky en el Despacho Oval con el mandatario Donald Trump, el pasado 28 de febrero. “Esto es lo que ocurre cuando una nación orgullosa que está siendo atacada no escucha a todos aquellos (que dicen): ‘A Ucrania solo le quedan seis meses’. ‘No tiene cartas’. ‘Solo ríndete por la paz, Rusia no puede perder'”. Aún más contundente fue un tuit de la revista trimestral Business Ukraine, que proclamaba con orgullo: “Resulta que Ucrania sí tiene cartas después de todo. Hoy Zelensky ha jugado al Rey de los Drones”. Este es, pues, el mensaje que llevan los delegados ucranianos a su llegada a Estambul para una nueva ronda de negociaciones sobre el alto el fuego con representantes del Kremlin: Ucrania sigue en la lucha. Los estadounidenses “empiezan a actuar como si su papel fuera negociar para nosotros las condiciones de rendición más blandas posibles”, dijo el funcionario gubernamental a Svyatoslav Khomenko. “Y luego se ofenden cuando no les damos las gracias. Pero claro que no lo hacemos, porque no creemos que nos hayan derrotado”. A pesar del lento e inexorable avance de Rusia por los campos de batalla del Donbás, Ucrania está diciendo a Rusia, y a la administración Trump, que no descarten tan fácilmente las perspectivas de Kiev.
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