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» Elterritorio
Fecha: 01/06/2025 21:41
Emanuel Vallejos es uno de los pocos hinchas de Platense en Misiones, celebró con euforia el campeonato obtenido este domingo, ante Huracán domingo 01 de junio de 2025 | 20:23hs. Platense escribió una página dorada en la historia del fútbol argentino al consagrarse campeón tras vencer 1 a 0 a Huracán en Santiago del Estero. En un partido cargado de tensión, el Calamar se tiñó de gloria, desatando la locura no solo en Vicente López, sino en rincones inesperados del país. En Oberá, donde la camiseta marrón y blanca no abunda, un corazón Calamar festeja como pocos: el de Emanuel Vallejos. "Hace 27 años me hice hincha. Mi tío Gregorio Juntunen logró que fuera del Calamar", contó Emanuel a El Territorio, con la voz quebrada por la emoción. "Fue en Panamericana, esperando el colectivo para volver a Misiones... me atraparon los colores marrón y blanco". Desde ese instante, su historia quedó atada para siempre a los destinos de Platense. En una tierra donde casi nadie viste esos colores, él eligió ir contra la corriente, y con los años, convirtió esa pasión en una bandera de identidad. "Nunca dejé de soñar. Nos llamaron "el fantasma de la B" y ahora somos "mata gigantes". ¡Qué grande el Calamar!", exclamó con mucho orgullo. En Misiones la comunidad Calamar es casi invisible para el ruido del fútbol grande, pero profundamente genuina. En la ciudad de Oberá, Vallejos representa a esos hinchas silenciosos que aman desde lejos, que sufren en silencio y que hoy, por fin, lloran de alegría. "Me siento privilegiado de llevar estos colores en mi tierra. Es mi equipo y mi pasión", dijo, mientras en su casa se mezclan cánticos y abrazos compartidos con los pocos que entienden esa locura. "Con mucha alegría... símbolo de que se puede. En grupo, todo se logra", reflexionó con la sabiduría de quien esperó casi toda una vida por este momento. Y así, en una ciudad donde dominan otros escudos y camisetas, Emanuel celebró este título. Porque el fútbol tiene esa magia: une, emociona, trasciende geografías. Y en este rincón misionero, un Calamar levantó los brazos al cielo. ¡Platense campeón!
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