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» La Capital
Fecha: 01/06/2025 12:29
Se trata de Sal de Campo, la marca que ya fabrica 200 mil unidades al mes en su planta. Este año invirtieron u$s 100 mil en el desarrollo de productos. Las ideas que luego desencadenan un buen negocio tienen muchas veces que ver con la propia historia familiar. Un caso de este tipo, y muy interesante, es el de la marca cordobesa Sal de Campo, un a industria alimenticia que fabrica 200 mil unidades mensuales de sales con especias y que confiesa haber vendido más de 5 millones de unidades en los quince años que llevan en el mercado. La apuesta para los próximos años es abrirse camino a la exportación, pero antes de eso hay mucho para contar y hacer. Sal de Campo es una marca creada por el empresario Aldo Anzil, oriundo de Camilo Aldao, un pueblo cercano a Marcos Juárez. Justamente en su localidad fue donde surgió la idea de crear este producto. Es que su tío abuelo, Pedro, se hizo popular por una sal con especias que él mismo fabricaba para su cocina, pero que con el tiempo comenzaron a pedírsela las carnicerías para venderlas con la carne. “Estamos hablando de una historia de hace casi cien años atrás”, explica Aldo en diálogo con Negocios de La Capital . Así, la sal de Pedro, que era como le decían, tenía cada vez más adeptos en el pueblo cordobés. Pasados los años, Aldo se fue a vivir a España y en su regreso comenzó a pensar qué negocio podría crear. Ahí recordó los sabores de la sal que fabricaba su tío e imaginó que él podría desarrollar un producto que tuviese, fundamentalmente, los sabores del campo argentino . “Lo que yo quería hacer es el tipo de mezcla que se usa en el sur para un cordero patagónico, en el norte para el cabrito o en la isla para un pescado . Es una sal que realza el propio sabor, se usan muchas hierbas y especias”, añade. Ahora bien, puntualmente llegó a idear el producto porque un día fue a comprar la sal especiada a una carnicería para un asado que tenía con sus amigos y como le sobró un poco la usó para un bife de pollo a la plancha: “El sabor era otro, me trasladó al lechón o el cordero a las llamas que yo comía en el campo, y era simplemente un bife con puré”. Así, pensó que una sal bien especiada podía utilizarse en el día a día de la cocina de los argentinos. Aldo se animó y hace quince años arrancó, en una primera etapa, sólo. Se mudó a Córdoba y comenzó a fabricar en su casa, hacía las mezclas, desarrollaba el packaging y él mismo envasaba todo. Salía, vendía hasta que se quedaba sin stock y volvía a arrancar el proceso. Como tuvo buena recepción, llegó el momento en que decidió que debía focalizarse en la producción y dejar la distribución en manos de gente de la cadena. Así, alquiló un espacio más grande y comenzó a profesionalizarse. Su distribuidor llevaba la Sal de Campo a carnicerías, verdulerías y supermercados, comenzando a ampliar su cartera de clientes. Hasta que el salto más importante pudo darlo hace diez años cuando sumó a su actual socio, Iván Corsi, que fue el encargado de ampliar toda el área comercial. Llevan diez años trabajando juntos, pero son amigos desde la infancia. Sal de Campo 2025-0214.jpg Sal de Campo es un aliado del asado, pero también está pensada para el uso diario en las cocinas argentinas. Foto gentileza El salto a la sal marina La marca tiene seis productos y acaban de lanzar el séptimo. Los primeros sabores fueron: el original (que remitía a los sabores de su tío abuelo), sal fina, sal ahumada, sal con cinco pimientas, la suave y la especial. Y ahora sumaron la sal marina que viene del delta del Ebro, en España. “Es un producto que se importa, tiene otro sabor, el nivel de sodio es el mismo, pero tiene otro color, más rosa, propio de los minerales desde donde se extrae”, explica. Acaban de empezar a comercializarlo, por lo cual está llegando en estos días a las góndolas. La sal de base que utilizan para los productos tradicionales viene de la provincia de Buenos Aires, pero el proceso productivo se hace en Santa Fe, ya que su proveedor es la fábrica Tresal. Mientras que las especias las compran en distintas regiones, puesto que deben garantizarse la calidad ya que son productos certificados como libre de gluten. Aldo aclara que “en el mundo de las especias hay mucho corte, es decir hay quienes venden materia prima que no es pura, por lo cual nosotros compramos el grano y lo molemos”. Así, en Sal de Campo la pimienta la importan de Brasil, la nuez moscada de India, Asia o África, el orégano llega de Mendoza, el ají y el pimentón de Salta, mientras que las aromáticas como el tomillo o el romero son cordobesas. “Cuando las recibimos les hacemos un registro de trazabilidad, porque ya tenemos las certificaciones para exportar”, añade. Próximo destino: Europa y Estados Unidos Lo cierto es que la Sal de Campo tiene chances de tener un buen mercado acompañando la marca registrada que tiene la carne argentina en el exterior. Porque es justamente su partner ideal, pero para dar ese salto Aldo e Iván están esperando que se termine de definir el panorama económico del país. “Tenemos toda la intención de exportar en cualquier momento, pero está un poco difícil porque no somos competitivos en precio por los impuestos. Si vos tenés una carga alta, exportás producto más impuestos”. 70d788f6-f98d-4241-8c47-c763702fc235.jpg El día que festejaron los 15 años, Aldo e Iván empezaron el almuerzo siendo ellos mismos los camareros, como una forma de agradecerle a todos los presentes por el acompañamiento a la marca. Foto gentileza Considera Aldo que Europa tiene un poder adquisitivo que puede comprar este producto con valor agregado, así como Australia o Nueva Zelanda y también le interesan destinos donde hay personalidades argentinas importantes que traccionan el consumo de alimentos argentinos, como puede ser el sur de Estados Unidos, por Lionel Messi, o Europa por Franco Colapinto. Además, cuenta algo curioso de una época donde él vivió en Escocia: “Recuerdo un partido en el cual jugaba Argentina contra Inglaterra, y como los escoceses son en general anticorona muchos hinchaban para Argentina y en esos días se vendía gran cantidad de etiquetas de vinos de nuestro país”. El mercado interno Aldo da su mirada sobre la actualidad del mercado argentino: “Todo indica que el gobierno nacional va en el camino de bajar impuestos, las promesas se han ido cumpliendo. Y la inflación se va controlando, nosotros tenemos una lista que desde hace dos o tres meses no la aumentamos, antes los precios los subíamos cada 15 días y ahora eso no pasa”. Sal de Campo está presente en Córdoba, que es donde más venden, luego comercializan muy bien el producto en Rosario (están presentes en los Paladar de Paladini o en supermercados como La Reina o Arco Iris), así como en Tucumán, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Corrientes y Resistencia. Mientras que en Buenos Aires están dando los primeros pasos porque es un mercado muy competitivo. Además, ya están en la búsqueda de aumentar su presencia en otras localidades de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, con distribuidores de esas zonas. Respecto al producto que más venden, los laureles se los lleva la sal original y la ahumada, dos clásicos que no les fallan. Inversiones 2025 Aldo confiesa que los quince años de la empresa lo encuentran motivado. “Estamos con varios proyectos, lo primero fue traer la sal marina pero hay mucho más”, adelanta. La proyección de inversión 2025 llega a los u$s 100 mil, una parte ya se usó para el nuevo producto, materia prima, envases, publicidad y también están actualizando su flota de vehículos. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Sal de Campo | Mezcla de Sal entrefina con Hierbas y Especias (@saldecampo) El próximo paso es sumar nuevos productos bajo la misma marca, ya están trabajando con proveedores de pickles encurtidos en aceite de oliva, la estrategia es comercializar escabeches, berenjenas, porotos, aceitunas, entre otros productos. “La idea es mantener las recetas originales de los productores”, advierte, y así preservar ese sabor de campo que es la insignia de la marca.
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