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Parana » Uno
Fecha: 01/06/2025 09:04
“Constelaciones, sanación y coaching asistidos por caballos” es una propuesta que se desarrollará el próximo sábado en el complejo Don Estelio, en el Acceso Norte en Paraná, y quienes organizan esta experiencia afirman que “los caballos son un espejo del alma, y se comportan de acuerdo a lo que van sintiendo de la persona, eso lo muestran a través de movimientos, posturas, sonidos, y expresiones muy claras y fenomenológicas”. El encuentro –al que se podrá asistir por la mañana de 9 a 13, o por la tarde de 14.30 a 18.30– estará a cargo de la psicóloga Karina Benito, especialista en el tema, y es promovido por Virgina Ríos, a quien le falta sólo la tesis para recibirse de licenciada en Psicopedagogía, pero de manera casi impensada descubrió los beneficios de este tipo de terapia. Virginia tiene hoy 34 años y una hija de dos, y trabaja precisamente brindando en sesiones de una hora terapia asistida con caballos, coherencia cardíaca, meditaciones y sanación energética, luego de superar un grave accidente con un caballo, que la dejó postrada un buen tiempo. Virginia 2.jpg Virginia ayuda a otras personas a través de la terapia asistida con caballos Superar el miedo tras accidentarse con un caballo En ese entonces el miedo a los equinos fue una constante en su vida, al punto que no podía ver uno ni en foto ni en televisión sin angustiarse debido al profundo trauma que le causó ese hecho. Se animó a enfrentar ese temor, pudo superarlo y hoy la situación es diferente: a través de la terapia asistida con caballos ayuda a otras personas con diferentes dolencias. Sobre este punto, explicó a UNO: “Los caballos han sido utilizados durante siglos como compañeros y terapeutas en diversas culturas. En la actualidad, la terapia asistida con caballos se ha convertido en una herramienta valiosa para promover la sanación y el bienestar en personas con diversas necesidades. Entre sus beneficios, se destacan la reducción del estrés y la ansiedad, una mejora de la autoestima y la confianza; el desarrollo de habilidades sociales, ya que la interacción con caballos y otros seres humanos en un entorno terapéutico puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades sociales y de comunicación; y además contribuye a la regulación emocional, porque los caballos pueden ayudar a las personas a reconocer y regular sus emociones de manera más efectiva”. Sobre la experiencia traumática que la que la acercó a este camino, rememoró: “Tuve un accidente con un caballo cuando tenía 18 años: se balanceó, se cayó encima mío, me aplastó y me tuvieron que construir de nuevo la pelvis. De la cintura para abajo no sentía nada, a mis papás le decían que quizás no iba a poder volver a caminar, tampoco si iba poder ser madre. Fue todo muy doloroso. Estuve mucho tiempo internada y me hicieron numerosas cirugías. Me llevó todo ese año aprender de vuelta a caminar”. Virginia realiza terapia asistida con caballos.jpg “Estaba en Cerrito representando a una agrupación, porque había salido Reina Paisana, y en ese momento estaba de novia con un chico de ahí. El día antes había hecho la peregrinación de Hasenkamp-Paraná y me dolía el cuerpo. Mi mamá quería que me quedara a descansar, pero yo quería ir. Mis padres estuvieron en el desfile y a los 10 minutos que se fueron, pasó el accidente. Después transcurrieron varios años en que si alguien me preguntaba qué me había pasado, yo no lo podía contar porque me angustiaba”, precisó. Sin embargo, mientras avanzaba en su rehabilitación, decidió revertir esa sensación y el miedo a los caballos, y comentó: “Cuando entré a la carrera de Psicopedagogía, ya desde el segundo año hablaban de equinoterapia, de sus beneficios para trabajar con los chicos que tienen discapacidad, y empecé a pensar que eso podía ser una señal para sanar lo que me había pasado. Comencé a indagar y terminé yendo a un curso que se dictaba en Carlos Paz, que duraba tres días. Mis papás no querían saber nada, pero yo quería hacerlo. Entendí que tenía que sanar, que tenía que aprender a que el caballo no hacía nada, que lo que a mí me pasó fue un accidente. Y en esa formación quedé fascinada con esto y dije ´por acá es el camino´. Lo tomo como una misión”. Virginia recordó que allí fue la primera vez que estuvo frente a un caballo después del accidente. Sobre esa instancia crucial, refirió: “Lloré mucho y me acordé del momento en el que el caballo se cayó arriba mío: el animal también se asustó, no me lo podían sacar de encima y empecé a gritar. Recién en Carlos Paz volví a subirme a un caballo y fue algo hermoso como se dio todo. Éramos ocho los que hicimos el curso, había psicólogos, un terapista ocupacional y un kinesiólogo. A la mañana fue la parte teórica y a la tarde la práctica. Recién ahí me animé a contar lo que me había ocurrido, y me dijeron que me quedara tranquila, que no me iba a pasar nada, que me iban a acompañar. Cuando me subí al caballo cerré los ojos y lloré. Lo bueno es que estaban estas personas y me supieron contener, me tranquilizaron”. Virginia.jpg “Ahí aprendí un montón y sigo aprendiendo a estar bien, o en coherencia cardíaca, que es lo que por ahí yo hago con los caballos, para que no sientan ese miedo. Y obviamente que lo sigo retrabajando, porque por momentos sigo a veces teniendo miedo cuando me subo; esa parte todavía no me la puedo borrar, pero me alienta ver los avances en los pacientes que tengo este año y de las personas que han pasado, y eso me llena el alma y me pone muy feliz. Y verla ahora a mi hija fanática de los caballos, más todavía”, remarcó. Preparación Luego del curso en la provincia de Córdoba, Virginia fue voluntaria tres años en el centro de equinoterapia La Delfina. “Estuve tres años con Valiente, un caballo al que después lo compré, al igual que a Esmeralda. Cada uno llegó en el momento indicado. Ahora hace un año me dedico a brindar terapia a chicos con discapacidad y ambos me acompañan”, contó, y agregó: “Me seguí capacitando y el año pasado fui a Buenos Aires, hice coaching con caballos, y después constelaciones con caballos”. “Todavía me falta esa formación de consteladora y como había quedado en contacto con Karina, la psicóloga que va a venir el sábado a Paraná, surgió esta idea de hacer este encuentro el sábado en Paraná”, explicó. Para inscribirse o solicitar mayor información, señaló que los interesados pueden comunicarse a través del celular: 343-4669111; o de Instagram: Elgranvalientee. El sueño de ser mamá Virginia mencionó que si bien hoy no tiene ninguna secuela visible del accidente e hizo rehabilitación, cada tanto siente algún dolor o alguna molestia, pero destaca que después de tantas cirugías pudo recuperarse e incluso cumplir su sueño de ser madre: “Los médicos no me aseguraban que pudiera serlo. Me había advertido que podía tener un embarazo de alto riesgo y así fue, pero hoy la tengo a Cande, que ya tiene dos años y medio, y sé que esto también es un milagro”, concluyó con emoción.
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