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» Data Chaco
Fecha: 31/05/2025 12:52
Juan Carlos Tuyaré. El término "Queer" en inglés, que en español se traduce como "raro" o "extraño", es una palabra que tiene un significado complejo y diverso. En la comunidad LGBTQ+, se lo utiliza como un término que desafía las normas tradicionales de género y sexualidad. Se esgrime para describir personas que no se identifican exclusivamente como heterosexuales, cisgénero, o que no se ajustan a las expectativas de género y sexualidad tradicionales de varón o mujer. Cantante estadounidense La cantante estadounidense Gige Pérez, recientemente, según diario Clarín, deslumbró a miles de argentinos en el Movistar Arena, un mini estadio cubierto ubicado en el barrio de Villa Crespo, de la Ciudad autónoma de Buenos Aires. Hoy Gige, es para muchos adolescentes una gran referente de la comunidad LGBTIQ+, quien comparte su música en su cuenta de TikTok, y que ya ha logrado alcanzar mil millones de reproducciones. Ella fue tema de una polémica en su país debido al texto de una de sus canciones; en la que incluyo el audio de la voz de su hermana muerta, debido a la ligadura espiritual que había logrado junto a ella mientras vivía. Dijo yo no creo en Dios Además agrego a la canción su pensamiento espiritual: "yo no creo en Dios, pero creo en que es mi salvador". Pero así como tuvo sus admiradores, también esta frase le consiguió una gran oleada de haters. Los haters son quienes en Internet y redes sociales se los define como odiadores o detractores que expresan sus ideas negativas, ofensivas y destructivas hacia otros que no piensan como ellos. Pero sosteniendo su pensamiento, Gige argumentó que su fe entro en crisis y perdió su "conexión con Dios" después de la muerte de su hermana, porque comenzó a cuestionarse los fundamentos de la Biblia y el cristianismo. Crecí en un ambiente antigay Agregó: "Crecí en un ambiente que era antigay. (Pero) Sea lo que sea que elijas creer, tenes que entender que es un principio bíblico tener libre albedrío. Y es muy claro en la Biblia que Jesús no exigía ni requería nada. Así que cuando veo las mentiras opresivas, odiosas y restrictivas que están ocurriendo en mi país en nombre de la Biblia, me deja sin palabras. Aún me estremezco al ver la magnitud de la desinformación y la mala interpretación de Jesucristo. La ley es amor, y creo que eso es lo más importante." Desde nuestra perspectiva siempre hemos sostenido que la persona puede elegir su propio sistema de vida basado en el libre albedrio; es decir, en la capacidad de tomar decisiones y elegir como hacerlo y sin estar determinados o sujetos por factores externos. Ahora bien, el libre albedrio es una herramienta que, entre otras cosas, la persona utiliza para creer o no en Dios. El libre albedrio queda atrás Pero una vez que la decisión es creer y seguir a Dios, el libre albedrio queda atrás, porque ya no podemos vivir como queremos, sino como Dios lo pide. Es tan clara la situación, que hasta la Inteligencia Artificial señala que: "Vivir conforme a los deseos de Dios significa enfocarse en Su voluntad, buscar Su dirección, y vivir una vida que le glorifique. Esto implica amar a Dios y al prójimo, buscar Su verdad, y obedecer Sus mandamientos." El ejemplo más claro podría ser el momento que en una persona decide hacerse socio de un determinado club. Una vez que lo sea, tendrá que sujetarse a las normas por el club establecidas y su libre albedrio quedará en la vereda. Obviamente que, aun dentro del club, puede intentar utilizar su libre albedrio para hacer cosas indebidas, pero el club lo sancionará o lo expulsara. De manera parecida funciona el cristianismo. No es obligación hacerse socio, pero una vez que se ingresa, se debería cumplir con los mandamientos de Dios. En el caso que nos ocupa hoy; es decir, la situación de Gige, la Biblia es muy clara: solo reconoce dos tipos de sexos: el varón y la mujer. Se puede o no estar de acuerdo con dicha premisa. Lo que no se puede es vulnerar ese patrón. Se lo puede vulnerar fuera del cristianismo, pero no dentro de él. La elección debería ser muy clara, o vivimos y practicamos lo que nuestro libre albedrio nos indica, o seguimos a Jesús y sus enseñanzas. Lo que no podemos es pretender hacer las dos cosas al mismo tiempo. Respetamos y no juzgamos a quienes no piensen así, pero señalamos que las normas del cristianismo genuino no se pueden cambiar.
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