Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El muy importante número que mira el FMI (más allá de las reservas)

    » Misionesparatodos

    Fecha: 31/05/2025 08:02

    El 9 de julio vencen US$ 4.500 millones de deuda soberana. El ministro ya consiguió US$ 2 mil millones con un préstamo del JP Morgan y otros bancos. Pero es imposible que la Argentina regrese antes de esa fecha a los mercados voluntarios internacionales para conseguir los US$ 2.500 millones que le faltan. Economía esperaba que tras el anuncio del acuerdo con el FMI, la tasa de riesgo de la Argentina perforaría los 500 puntos básicos en mayo. Pero al comenzar el mes se estacionó por encima de los 600. Los fondos saldrán de las reservas del BCRA, lo que podría complicar la meta de acumulación comprometida con el FMI. El Fondo Monetario Internacional (FMI) mira de reojo. Hay un dato importante de la marcha de la economía argentina que no les cierra a los técnicos del organismo mundial que monitorean al país. Y esto, más allá de la falta de acumulación de reservas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), una de las tres metas comprometidas por el Gobierno de Javier Milei en el último acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 11 de abril pasado; y la única que, se sospecha (más bien se sabe) no se cumplirán. El superávit fiscal será aún mejor que lo pactado (1,8% del PBI para todo el 2025) y no habrá emisión, lo que determinará que dos de las tres metas pactadas tengan tilde azul. Pero en cuanto a los dólares que debe reclutar el BCRA, más tarde o más temprano habrá que negociar el tan temido perdón. O waiver. En algún momento de la tercera semana de junio, cuando el equipo técnico del FMI vuelva a tratar el siempre complicado caso argentino, se medirán las reservas del BCRA, las que estarán unos US$ 3 mil millones por debajo de lo comprometido. La obligación era que el rojo general se ubicara en los US$ 2.500 millones, mientras que para la segunda semana de junio se encontrarían en los US$ 6 mil o 7 mil millones, dependiendo de cuánto dinero se utiliza para cumplir con el vencimiento de US$ 4.500 millones del 9 de julio. Ese día habrá que girarle a los tenedores de Bonares y Globales reestructurados en octubre de 2020 el pago del segundo vencimiento del año de esos títulos públicos. Y según las sumas y restas de la mesa de dinero del BCRA, hay acumulados para el pago unos 3.500 millones provenientes del REPO con bancos norteamericanos (2 mil millones), más los mil millones de dólares de la colocación exitosa del miércoles de la semana que terminó vía el Bonte 2030. Otros US$ 500 millones provendrían de organismos financieros que permitirán utilizar este dinero para el fin laudatorio de cumplir con los vencimientos de deuda, con lo que quedarían conseguir unos mil millones de dólares para cubrir ese compromiso. El más importante que resta en el 2025. Hasta enero de 2026, cuando el tormento volverá. Lo más probable, es que se deba manotear el dinero faltante de las reservas del BCRA, con dinero proveniente del crédito del FMI. Lo que colocará finalmente al dinero disponible en la entidad. Salvo que ocurra alguna operación sorpresa de obtención de divisas (algo difícil con un riesgo país que porfía en no perforar los 600 puntos básicos), el organismo deberá anotar la desaprobación. Pero como si fuera un ciclo lectivo de un colegio secundario, haber desaprobado un trimestre no implica perder el año; y, al ser en realidad metas anuales las que se pactaron con el FMI, sólo habría una reprimenda. Y el reclamo firme y conciso que se consiga ese dinero para diciembre del 2025. El monto total que las reservas deberían mostrar a fines del ejercicio, serían de US$ 4 mil millones en positivo. Teniendo en cuenta que hoy navegan por debajo de los 39 mil millones, la entidad que maneja Santiago Bausili se ubicaría hoy en unos 3 mil millones por debajo de aquellos 2.500 millones en negativo que se deberían acumular de ahorro. No se podrá. Lo que pondría en crisis la obligación del FMI de girarle al país otros US$ 2 mil millones del acuerdo firmado el 11 de abril. Complicado. Y allí deberá operar el waiver. Para el período 10 de julio-22 de diciembre de 2025 quedará la duda sobre cómo se consiguen los casi 8 mil millones de dólares para cumplir con la meta final de unos US$ 2 mil millones en positivo. Difícil. Más bien, imposible. Salvo que el gobierno de Javier Milei cambie una de sus posturas ideológico-técnicas a las que más férreamente abrazó desde el 14 de abril pasado, cuando comenzó a regir formalmente el acuerdo, la apertura del cepo para los particulares y el sistema cambiario de bandas de mil pesos de mínima y 1.400 pesos de máxima. Y ahí aparece el cuestionamiento secreto del FMI. Mencionado en una especie de adenda tipo letra chica, pero recordado esta semana por el exministro de Economía Alfonso Prat Gay en una exposición en el IAE de la Universidad Austral. Mencionó el exministro de Economía que en el staff report el organismo “recomienda” que el tipo de cambio ejecutivo para el trimestre posterior a la firma del Facilidades Extendidas, debería navegar por arriba del 20% de la cotización del día anterior a la entrada en vigencia del acuerdo. Esto implicaría, aproximadamente, entre 1.315 y 1.320 pesos frente a la cotización de cierre de la semana; aún teniendo en cuenta el alza de las últimas jornadas de cierre de mayo. Aproximadamente, un 10% menos que la recomendación del FMI. El organismo consideraba apropiado un comienzo de vigencia del sistema de bandas a un dólar navegando entre los 1.200 y los 1.250 pesos; considerando que era un muy buen inicio de régimen. Más teniendo en cuenta que a ese nivel no hubo en los primeros días del nuevo sistema, mucho traslado a inflación. O que, si lo hubo, podría haberse controlado entre el 2,5 y el 3%. Sin embargo, la idea de los firmantes de Washington del Facilidades Extendidas, nunca tuvieron en carpeta la posibilidad que el dólar oficial operara a la baja, y que navegara hacia aguas más cercanas a los $ 1.100 que a los más de $ 1.300 que consideraba el organismo como óptimos para el cierre del segundo semestre. Mucha diferencia. Más teniendo en cuenta que es el ítem que más le importa al fiscalizador general del caso argentino en el FMI, el venezolano Luis Cubeddu. Prima hermana de esta queja, aparece el segundo cuestionamiento desde Washington. No se entiende desde el FMI, cómo es que el Gobierno renuncia a la acumulación de reservas, vía compra de divisas a un valor incluso menor al estipulado desde el Fondo de más de $ 1.300 dentro de la banda. Más teniendo en cuenta que hubo una liquidación sojera y aceitera de más de US$ 3 mil millones en mayo, lo que implica un nuevo récord. Y que de ese dinero, ni un solo dólar quedó de aumento de las reservas. El criterio del FMI, es que si se hubiera intervenido en el mercado de demanda de divisas del BCRA, no menos de US$ 2 mil millones podrían haber ingresado a las arcas de la entidad. Y que, liquidación de los US$ 4.500 millones del 9 de julio mediante, los ahorros del Central se podrían haber incrementado en no menos de mil millones de dólares. Con ese número igual habría habido necesidad de waiver, pero con un sabor más simpático desde Washington. Sin embargo, la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda aplicaron durante mayo otra estrategia. Más ideológica que técnica. Esperar a que el dólar llegue a los mil pesos, para ahí comenzar a comprar. Y demostrarle a todo el que quiera analizar el sistema cambiario argentino, que él tenia razón al asegurar que la divisa al primer trimestre del 2025 no necesitaba de una devaluación. Recuerda el Presidente que la batalla por la devaluación fue lo que hizo que se eyectara de las responsabilidades con la Argentina, del aún director gerente para el Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdes, quien en las negociaciones de mediados del 2024 discutía con el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo sobre la necesidad de corregir el tipo de cambio de entonces en un 20%. Mínimo. Valdes fue echado de las negociaciones, pero hacia abril del 2025, el FMI le dio, bastante, la razón. Milei se negó todo lo que pudo al esquema de bandas, defendiendo su teoría de los 900 pesos. Pero, ya acosado por el mercado a fines del primer trimestre del año, tuvo que ceder. Y negociar las bandas cambiarias de la tercera etapa de su plan de estabilización. El techo de 1.400 pesos, fue exigencia del FMI; que no quería ni quiere una banda de máximos bajos que obligue rápido al Central a vender dólares y perder reservas. La de mil fue exigencia de Milei, quien quería una piso por debajo de los $ 1.096 de cierre del régimen anterior. Para demostrar que tenía razón. Que el valor de su diseño anterior, 100% propio, era el correcto. Y que la economía argentina de hoy se mueve más cerca de la base que del techo del sistema de bandas cambiarias que regirá los destinos de la relación del dólar y el peso, al menos hasta las elecciones legislativas de octubre. No pudo ser. Esa apuesta de compra a los mil pesos nunca llegó. No se sumaron dólares al BCRA. Más bien se perdieron. Y ahora llega el momento de ir a negociar un waiver al FMI. A tres meses de firmado el Facilidades Extendidas. Por Carlos Burgueño-Perfil

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por