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  • Los últimos testigos complicaron más la situación de Etienot y el jurado pasó a deliberar

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 29/05/2025 16:44

    De ANÁLISIS El Jury de Enjuiciamiento contra Josefina Etienot está llegando al punto final. Terminaron de pasar todos los testigos que habían sido convocados, luego intervino el Procurador General Jorge Amilcar García que ratificó que no acusará por estar vencidos los plazos y ante la ausencia de los abogados defensores, el Jurado pasó a deliberar qué pasará con el futuro de la jueza de Familia de Diamante, actualmente suspendida por este proceso. El jurado cuenta con 30 días hábiles para brindar un detalle de los fundamentos pero dará a conocer el veredicto el próximo lunes. La totalidad de los testigos que comparecieron este jueves confirmaron lo denunciado contra la exviceintendenta de Paraná. Fueron nueve las personas que formaban parte de las tareas habituales del juzgado y en su declaración ante el Jurado ratificaron que Etienot fue responsable de actos y conductas de violencia laboral como así también la afectación al normal desempeño del juzgado. En reiteradas ocasiones varias de las testigos quebraron en llanto al relatar los hechos. Sólo un testigo, amigo confieso de Etienot, dijo -en menos de un minuto- no haber escuchado nada de lo que relataron sus compañeras de trabajo. Sin embargo, el resto de las profesionales y trabajadoras del mismo juzgado aseguraron que en más de una oporturnidad los gritos y agresiones de Etienot se escuchaban desde los pasillos y otras oficinas. Se destacó el testimonio de una de las denunciantes -J.D. psiquiatra integrante del Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI)- que relató de manera pormenorizada los hechos en los que fue víctima de la violencia ejercida por Etienot y recordó un hecho puntual en donde se reunieron ante un pedido realizado por la jueza que escapaba de la jurisdicción del ETI: Ese día fue el episodio más grave hacia nosotras. Cuando fuimos a hablar con ella y le explicamos esto, ella se desreguló absolutamente, se sacó, se enojó, empezó a los gritos, nos dijo barbaridades, se levantaba se sentaba, azotaba una agenda, nos dijo de todo”. “Nos dijo que trabajábamos como el orto, que tenía ella tenía el poder de hacer lo que se le cantaba el ojete, que nos podía hacer mierda”, continuó su relato y comentó que Etienot la amenazó con denunciarla ante el Ministerio Público Fiscal (MPF) por Desobediencia a la Autoridad”, expresó la profesional que dependía del Superior Tribunal de Justicia. En esa línea, la testigo contó que Etienot le espetó: “No me vas a cagar el cargo que gané por concurso, porque yo sí entré por concurso” en un contexto en el cual la jueza “estaba totalmente desregulada, apretaba los puños, se ponía roja”. “Empecé a tenerle temor, temor de plantear y preguntarle cosas. Empezamos a pensar mucho más qué hacíamos porque había actitudes impredecibles. Fue muy difícil trabajar porque estaba sumamente angustiada, intentaba no cruzármela, tenía muchísimo miedo. En lo que tiene que ver con que el ETI, nos era difícil intervenir desde nuestro saber, estábamos angustiadas por la violencia, interviniendo desde un lugar pasivo, no podíamos ser, no se aceptaban nuestras sugerencias”, relató. García insistió en que el Jury es nulo por haber caducado el plazo para su realización. Gritos, insultos y amenazas A través de las tres jornadas de testigos se reconstruyó que Etienot tuvo encontronazos con la primera de las secretarias que tuvo a cargo, lo que derivó en una de las denuncias por las que se llega al Jury. Luego, tras un breve período de tensa calma en las oficinas del Juzgado de Familia de Diamante, Etienot cargó contra la nueva secretaria y las integrantes del ETI. Los testimonios de este jueves confirmaron qué Etienot ordenó a las profesionales del ETI que no puedan usar el baño, el ordenanza, el agua potable y la mesa de entradas del juzgado. Esgrimió como argumento que las profesionales dependían del STJ pero en la orden verbal dijo: “No las quiero ver más”. Cabe recordar que estamos hablando de un edificio donde las oficinas están una al lado de la otra y donde convivían cordialmente todos los actores. Una de las psicólogas con 18 años de función en el juzgado, amplió: “Desde el principio veíamos situaciones de mucha violencia hacia la secretaria. Ella bajaba que nos comentaba con mucha angustia las situaciones que vivía por parte de la jueza. El hostigamiento fue enfocándose hacia otras personas del juzgado y del ETI. Hubo hostigamiento progresivo. Hacia mí violencia directa no hubo, no me agredió nunca verbalmente. Pero a través de otras personas yo vivenciaba los momentos que les hacía pasar a mis compañeros y sus relatos eran angustiantes”. “Uno ha entablado con las juezas que trabajé una buena relación, de entendimiento, de sugerencia, una relación directa y orgánica con las tres juezas anteriores. No fue así con la doctora Etienot. Cuando uno le daba una devolución que no le gustaba, esto provocaba una reacción de ella. Todo este tsunami de agresiones de las que fui testigo afectó nuestra labor judicial”, aseveró la testigo. La profesional dijo que “la situación cambió” desde que Etienot se fue del juzgado aunque la jueza suspendida a través de interpósitas personas continuó amenazando al personal. Otra testimonial aportada por una de las trabajadoras sociales puntualizó en el miedo: “Al principio nos desorientaba, nos desequilibraba, nos costaba entender. Fue bastante difícil. Las reuniones con ella eran cada vez más fuertes, las cosas que nos decía, nos desestimaba como profesionales, nos decía de mala manera las cosas, nos confrontaba. Cada vez que había reunión para nosotros era algo tedioso, no sabíamos con qué iba a salir”. “Si alguien no denunció antes fue porque teníamos mucho miedo. Ella todo el tiempo nos marcaba su poder, nos dijo que si se caía ella nos iba a hacer cagar a nosotros. Tuve que ir al psicólogo y psiquiatra para poder continuar en el juzgado. Nos aisló de nuestros compañeros de trabajo con quienes siempre tuvimos un trato ameno. Ella hizo un trabajo específico para poder aislarnos”, amplió. La gran mayoría de las testigos aseguraron que por lo vivido bajo el mando de Etienot debieron acudir a tratamientos de salud mental para poder atravesar el estrés y todo lo que se generaba en el ambiente de trabajo. Otra trabajadora social dijo algo parecido: “Un día, enojada, nos dijo que buscaramos abogado, que nos iba a destruir, que no queríamos trabajar. No sólo las palabras, sino el tono de su voz, la gestualidad, una situación horrible. Nos empezó a gritar por el pasillo del juzgado, fue una situación horrible. Estábamos en estado de alerta porque no sabíamos con qué nos podía salir cada día”. Luego de quebrarse, explicó: “Había momentos que yo me abstraía porque no daba más. Fue un caos el último tiempo. Tuve que pedir licencia para alejarme de esa situación porque hacía muy mal, fue muy feo”. La segunda secretaria que estuvo bajo el mando de Etienot confirmó el relato de cada una de las testigos y aseguró que Etienot le reconoció que había situaciones que la sacaban de su zona de “auto-cuidado” y que su psiquiatra le había recomendado encarar las reuniones tensas con el respaldo de su secretaria: “Un día se sacó mucho, me pidió que la acompañe, íbamos por la calle, dos metros adelante mío, diciéndome que todo era culpa mía. Una situación que no podía entender”. “Ella se exaltaba y después me reconocía que había cuestiones que no podía manejar, pero la culpa siempre era de los otros y que la llevaban a ponerse así. Bueno, ese día cargó contra mí y me dijo: ‘Vos estás buscando que a mi me echen, estás todo el tiempo molestándome con las estadísticas, si a mi me pasa algo vos sos la responsable, querés que ruede mi cabeza’”. Luego, la responsabilizó: “Vos tenes que cuidarme, estás para cuidarme la espalda. No podes exponerme así, mirá como estoy ahora. Me hicieron sacar”. Varias fueron las testigos que relataron un momento en el cual Etienot, a los gritos en el juzgado, les reclamó a las profesionales del ETI que calmen a una niña que no quería separarse de su madre -como dispuso la jueza- y ante el llanto ruidoso de la adolescente, la jueza le dijo a las profesionales: “Calmen a esa nena, por mucho menos a mí me medican”.

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