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Chajari » actualidadadiario
Fecha: 29/05/2025 12:06
El exceso hídrico, la inestabilidad climática y los primeros fríos ponen en jaque el cierre de la campaña gruesa y la siembra fina. Las lluvias agravaron el estado de los cultivos en Buenos Aires y Santa Fe La campaña agrícola 2024/2025 enfrenta -en su tramo final- una nueva amenaza: las precipitaciones de los últimos días empeoraron el panorama productivo en el nordeste bonaerense y también afectaron regiones del centro-norte santafesino, donde los trabajos de cosecha ya estaban condicionados por el exceso de humedad y caminos intransitables. En la provincia de Buenos Aires, se registraron 30 a 50 mm en zonas como Chivilcoy, Rojas, Carlos Casares y Alberti, y el impacto fue severo en regiones como Baradero, Pergamino y Chacabuco, donde todavía queda por levantar el 50% de la soja de segunda. Los caminos rurales presentan condiciones intransitables, paralizando la actividad. Pero la situación no es mejor en Santa Fe. Según el último informe del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Comercio local, entre el 21 y el 27 de mayo la cosecha estuvo muy condicionada por la inestabilidad, las precipitaciones y la humedad ambiente, lo que generó una marcada lentitud en el avance de la recolección. Soja: rendimientos desparejos y estado sanitario dispar Los técnicos del SEA destacan que la soja temprana completó su ciclo con una producción de 3,5 millones de toneladas sobre 1.031.700 hectáreas cosechadas, pero con realidades muy dispares. Mientras algunos lotes cerraron con rendimientos aceptables, otros evidenciaron el impacto de las altas temperaturas de enero y la falta de lluvias regulares. En el caso de la soja tardía, el 85% de los lotes del centro-sur estaban cosechados al 27 de mayo, con rindes de 35 a 48 qq/ha, incluso superiores a los estimados inicialmente. Sin embargo, en el norte, los técnicos reportaron estrés térmico, marchitez, manchoneo y plantas muertas, con rindes muy por debajo de lo esperado: entre 5 y 24 qq/ha, y sólo lotes puntuales alcanzaron los 28 qq/ha. Este contraste obedece, según los técnicos de campo, a las condiciones previas de estrés hídrico, sumadas a la falta de uniformidad en la distribución de lluvias durante el verano, y al estadio fenológico en que fueron alcanzados los cultivos por los eventos extremos. En maíz tardío, los informes agronómicos reflejan un estado general bueno a muy bueno en los cultivares más recientes, sobre todo en el departamento Las Colonias. En algodón, las lluvias paralizaron completamente la recolección en el este provincial. Sólo en el oeste se avanzó parcialmente. Aun así, los rendimientos siguen bajos, con promedios de 400 a 1300 kg/ha en secano, y hasta 2500 kg/ha bajo riego, considerados igualmente bajos. La calidad de la fibra comienza a verse comprometida. La amenaza de las heladas y el futuro de la campaña fina Además del agua, se espera una ola de frío desde hoy y hasta el 3 de junio. El pronóstico prevé temperaturas mínimas de 1 a 10°C, con probabilidades de heladas agronómicas, justo cuando los cultivos sensibles siguen en pie. Las heladas podrían dañar cultivos que ya arrastran problemas sanitarios, y afectar también al algodón en proceso de apertura de cápsulas. Pese a las complicaciones, las proyecciones del SEA anticipan un aumento de entre el 7,5 y el 8% en la superficie de siembra fina respecto a 2024 donde el trigo y la cebada aparecen como opciones atractivas, gracias a perfiles hídricos recargados y márgenes positivos en zonas con infraestructura disponible. Sin embargo, en muchas áreas los tiempos de implantación podrían sufrir demoras, ya que los campos siguen ocupados por cultivos de verano sin recolectar. La logística, los costos de reparación de caminos rurales y la falta de piso tras las lluvias serán determinantes en los próximos 15 días. Desde el SEA insisten en que la planificación de la campaña fina no puede hacerse sin contemplar el daño físico acumulado, la necesidad de prácticas de conservación del suelo y la rotación con cultivos de cobertura. La experiencia reciente demuestra que los desmanejos agronómicos amplifican los efectos del clima. La irrupción polar marca el inicio del invierno agropecuario En tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a través de su informe semanal de Perspectivas Agroclimáticas, confirmó que “una vigorosa irrupción de aire polar pondrá fin a las lluvias tardías y dará inicio formal al período frío y seco del año, con un notable descenso térmico y riesgo extendido de heladas agronómicas en todo el país”. Respecto a las lluvias, el frente de tormenta previsto hacia el final del período traerá aportes muy limitados. Solo el norte de la Mesopotamia y Misiones podrían recibir entre 10 y 25 mm, mientras que el resto del país observará precipitaciones escasas o nulas, consolidando un escenario de sequedad creciente. Los vientos del trópico quedarán restringidos al extremo norte del país, permitiendo temperaturas superiores a 20°C sólo en esa franja, mientras que la mayor parte del territorio nacional continuará bajo dominio del aire polar, lo que extiende las condiciones de enfriamiento para el inicio de junio. Este cambio de régimen climático, de húmedo y templado a frío y seco, cierra la ventana de lluvias otoñales y marca el momento crítico para las decisiones agronómicas de invierno: desde la elección del material genético en trigo hasta la definición de fecha de siembra, pasando por el manejo sanitario y la necesidad de minimizar daños en suelos ya erosionados o saturados. Por ahora, todo indica que la campaña gruesa 2024/2025 no podrá concluir con normalidad en muchas regiones. Y el arranque de la siembra fina dependerá, en gran medida, de que el clima ofrezca una ventana breve y favorable para reacondicionar los lotes.
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