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» Diario Cordoba
Fecha: 29/05/2025 09:26
Son las 06.00 de la mañana. Los que más aguante tienen se están apenas retirando del recinto ferial mientras varios operarios vestidos con un uniforme de color naranja, botas y guantes intentan entrar con un objetivo: dejar El Arenal como nuevo, como si miles de personas de fiesta no hubiesen estado en ese lugar horas antes. En la mañana todo se resetea y vuelve a empezar. La Feria de Córdoba está como nueva para recibir a miles de visitantes más y, aunque parece que no se ve, detrás hay un gran trabajo, físico y de organización. La Empresa Municipal de Saneamientos de Córdoba (Sadeco) recoge cada día toneladas de residuos en El Arenal. Un equipo de 60 operarios, que se reparten en turnos de mañana, tarde y noche, y unos 25 vehículos de la flota de la empresa de limpieza con baldeadoras, furgonetas, vehículos ligeros y los vehículos propios de la recogida de residuos, lavacontenedores y cisternas de riego, que son los encargados de la hazaña. Además de en turnos, también están divididos en equipos, unos para limpiar dentro del recinto y otros para los alrededores, lo que incluye el Balcón del Guadalquivir, la zona del botellón, de la que más basura genera estos días. Al menos 20 años limpiando la Feria Fernando Martínez González lleva 26 años trabajando en la empresa y por lo menos 20 ferias en su haber, según calcula. Es el capataz de los que limpian dentro del recinto a partir de las 06.00 de la mañana. “Empezamos siempre con barrido mixto en las dos calles que se deben de abrir primero para los reponedores”, que son la de Enmedio y Guadalquivir, explica. Tras dar paso a los repartidores empiezan con las calles transversales, las más pequeñas. Conforme van limpiando se van moviendo de zona. La portada, por ejemplo, se limpia a mano para quitarle el albero, y la calle del Infierno se deja para lo último, un trabajo que se hace con sopladoras. Ellos son los que están en las casetas, los cacharritos y las vías de acceso. Limpieza en la zona del Balcón del Guadalquivir tras el botellón del miércoles. / Víctor Castro Aunque parezca que lo más complicado es recogerlo todo, Martínez González asegura que sin duda es “alternar nuestro trabajo con el del resto y coordinarse, porque se forman complicaciones de tráfico y hay que tener precaución para que no ocurra ningún accidente”, asegura. Y es que las mañanas en El Arenal son movidas. Con trabajadores entrando y saliendo y sobre todo reponedores dando servicio a las casetas. Solo en ese turno, en Sadeco, trabajan 19 peones y 11 personas con vehículos y maquinarias. En complejidad, la Feria de Córdoba es comparable con la Semana Santa, según el capataz de Sadeco, aunque sean dos modelos completamente diferentes. Son itinerarios y circuitos diseñados cada día y su organización es “muy compleja”. Pero se consigue y en días como el jueves, cuando el Balcón del Guadalquivir se convierte en una alfombra de basura, botellas y bolsas de plástico, queda todo recogido al 100% para mediodía. Récord de recogida de residuos Este año, además, la fiesta va camino de romper el récord de asistencia y eso también se ve reflejado en la cantidad de residuos que se están generando y recogiendo. El primer fin de semana ya se habían recogido un 5,47% más que en el mismo periodo de 2024. La presidenta de Sadeco, Isabel Albás, asegura que se están recogiendo más toneladas que el año pasado, sobre todo de vidrio, lo que "refleja mayor afluencia de público". La empresa municipal hará un balance con todos los datos cuando acabe la fiesta. Los trabajadores limpiando la zona de la portada de la Feria. / Víctor Castro En este sentido, ha aprovechado para hacer un llamamiento "de compromiso" a los cordobeses y visitantes que acuden a la Feria para mantener el recinto lo más limpio posible y facilitar el trabajo a los peones de Sadeco. Albás dio un dato importante: se han encontrado los contenedores del Balcón del Guadalquivir "vacíos" en esta jornada de jueves post botellón, mientras todos los residuos se tiran al suelo. Los trabajadores piden colaboración ciudadana y el uso de las papeleras dispuestas por el recinto y agregan que es "un trabajo de corazón, porque es como lo vivimos los que llevamos tantos años, es muy gratificante en los resultados, pero muy poco reconocido", expresa el capataz Fernando Martínez González en nombre de sus compañeros.
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