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  • La mafia de modelo y actitudes delictivas toleradas

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 28/05/2025 16:22

    Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe (*) El presidente Javier Milei ha manifestado su admiración por las organizaciones criminales; en reiteradas ocasiones ha sostenido: “Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia. La mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente, la mafia compite”. Además, Milei afirmó que el delito mentiroso y sin códigos está en el Estado, que “es una organización criminal”; por ello prefiere la mafia y agregó: “Amo ser el topo dentro del Estado”, describiendo su misión de trabajar para “destruir el Estado desde adentro”. En esa perspectiva, en el Foro Llao Llao, en Bariloche, de abril de 2024 Milei sostuvo, que “el que fuga dinero es un héroe, logró escaparse de las garras del Estado”. Además, adquirir dólares, “si los compran en negro, es mejor, así no tienen que pagar un montón de impuestos estúpidos para financiar a los inútiles”. Ante esas afirmaciones de Milei, el ex camarista criminal y correccional federal Eduardo Freiler hizo una denuncia penal, porque los dichos del Presidente eran “una instigación a cometer delitos”. Además, agregó el denunciante, que el accionar delictivo de Milei no sería posible, sin un Poder Judicial “cooptado”. El tiempo le siguió dando la razón, ya que, respecto de la denuncia que se formuló, 14 meses después, no ha habido pronunciamiento de ningún tipo, por parte del Poder Judicial. En la impunidad judicial de su apología del delito, en el corriente mes, Milei reiteró el mismo delito en el cierre del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), donde les pidió a quienes tienen “la guita debajo del colchón” que ingresen sus dólares al sistema y garantizó que nadie preguntará el origen de ese dinero. Repitió entonces que “aquellos que fugaron la plata son héroes”; en consecuencia, la agencia de recaudación (ARCA) “no los va a perseguir”. Agregó que no permitirlo sería un acto de envidia de quienes cumplieron la ley pero no pudieron revelarse y tener la picardía de poder fugar el dinero. De esta manera, el Gobierno permite que se lave dinero delictivo proveniente de delitos como del narcotráfico, contrabando, trata de personas, robos, estafas, defraudaciones, secuestros extorsivos, evasión de impuestos, terrorismo, etcétera. Impunidad para el delito La impunidad que genera en favor del delito la aplicó también Milei respecto de sí mismo. En el delito en el que es investigado por la gran estafa de la criptomoneda $Libra, él resulta vinculado con organizaciones delictivas de Estados Unidos, como va surgiendo de las investigaciones que se llevan a cabo en ese país. Mientras tanto, Milei dictó el decreto Nº 114, el pasado 19 de febrero, por el cual creó su propia “Unidad de Tareas de Investigación (UTI)”, para recabar la información relacionada con el criptoactivo denominado “$Libra”. Luego, el pasado día 19, el Presidente dio por terminada la tarea de la UTI y la disolvió, por el decreto Nº 332, o sea, en tres meses pudo saber rápidamente qué había contra él y hacer algo al respecto (¿destruir pruebas que no le favorecen?). Luego desarmó la UTI. Mientras tanto, sus seguidores políticos traban la constitución de una comisión investigadora en el Congreso sobre la defraudación de $Libra. Tampoco permiten constituir la Comisión de Juicio Político en la Cámara de Diputados y la Justicia argentina se mueve con criterios lentos, respecto de la manera que actúa la justicia de EEUU en el mismo caso. A su vez, el Presidente se siente ofendido si le dicen que usa métodos nazis, denigrando a la oposición y porque está produciendo un verdadero genocidio por goteo con los mayores adultos, a los que se les paga jubilaciones de miseria, que no les alcanza para comer y menos para adquirir los medicamentos necesarios o acceder a ciertos tratamientos, lo que el arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi, denominó una “eutanasia encubierta”. Ante esa crítica, Milei sobreactúa lo que fue un genocidio inaceptable en contra del pueblo judío y sostiene que no hay que volver banal el Holocausto; sin embargo, no dice nada y apoya las actitudes genocidas contra el pueblo palestino del gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, acusado por el Tribunal Penal Internacional por el crimen de guerra de hambruna como método de guerra y los crímenes contra la humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos en la guerra en Gaza. Cambia lógicas centrales Por otro lado, el gobierno criminaliza la protesta, en especial, la que realizan legítimamente los jubilados, pero reivindica el terrorismo de estado e ilegítimamente, les mejora la situación de detención a condenados por delitos de lesa humanidad, estableciendo un régimen diferencial de prisión para ellos, en contra del principio básico de que las condiciones carcelarias deben ser uniformes para todos los condenados. Con el mismo objetivo, Milei ha ido vaciando los espacios fundamentales existentes, propios de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Esta actitud gubernamental implica una complicidad con los delitos de lesa humanidad, ya que evidentemente busca garantizar impunidad, olvido y silencio sobre esos temas. Además, Milei, en su incitación a actitudes delictivas, ha sostenido que “la sociedad no odia lo suficiente a los periodistas”. Esa frase implica el delito de instigación a cometer el delito de agredir a periodistas. También supone intimidación pública y amenaza, con el agravante que en ello busca generar miedo y ataca, además, al derecho a la libre información. A lo que hay que agregar, lo que el periodista Hugo Alconada Mon, en el diario La Nación del 25/05/25 sostuvo, que “la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) aprobó un Plan de Inteligencia Nacional que fija cuáles serán los lineamientos estratégicos durante los próximos años”. Agregó que dicho plan “entreabre la puerta a tareas de espionaje interno que podría recaer sobre periodistas, economistas , académicos y todo aquel que cuestione al presidente Javier Milei o al gobierno nacional”, cuando esto último, por la Ley Nº 25520 de Inteligencia Nacional está prohibido que se haga, (art. 4, inc. 2). Apología mafiosa A lo dicho le podríamos agregar muchos más aspectos delictivos de actitudes del Presidente, respecto de los cuales la Justicia no ha reaccionado como corresponde. Ahora, se suma que, con el pretexto de buscar un “Estado eficiente”, por el decreto Nº 346, de fecha del pasado día 22, disolvió, inaceptablemente, los institutos que trabajan la memoria de grandes hombres de nuestra historia, como Manuel Belgrano, Guillermo Brown, Jorge Newbery y Juan Domingo Perón. El Gobierno nacional quiere borrar la historia patria, pero podemos decir, luego de lo desarrollado, que Milei pronto, con seguridad, inaugurará, como ejemplos mafiosos a seguir, institutos en honor a Al Capone, líder de la mafia en Chicago durante la “ley seca”; Lucky Luciano, fundador de la moderna mafia estadounidense; Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín, de Colombia, uno de los narcotraficantes más conocidos del mundo, y Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, de México. Trabajemos para que la mafia no sea el modelo de la Argentina del futuro. (*) Abogado constitucionalista cordobés y periodista de opinión

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