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» Diario Cordoba
Fecha: 27/05/2025 04:48
El Córdoba CF ha hecho aguas en esta recta final de Liga, es innegable. De ser uno de los bloques más en forma en la antesala del final del campeonato en Segunda División, a atravesar un paisaje mucho más sombrío en estos últimos compases del circuito doméstico. Los números no mienten, menos tras el amplio revés sufrido hace tan solo unas fechas en Ipurúa: los de Iván Ania solo han sumado diez puntos entre las diez últimas jornadas, mientras que en la decena anterior lograron amarrar 17 de los 30 posibles. Y para darle una vuelca de tuerca, por primera vez en toda la temporada los pupilos del asturiano arrastran tres derrotas consecutivas. Se entiende mejor así que el anhelo de alcanzar la fase de ascenso se quedase en eso, en una idea, además de que, en parte, las sensaciones se hayan ennegrecido hasta el punto de ensombrecer una recta final de curso que debía ser festiva, pero que ahora se antoja inquietante. Cierta relajación Porque ya lo explicó el preparador ovetense tras el amargo desenlace en territorio armero, donde no se mordió la lengua: la plantilla ha bajado el nivel con respecto a citas previas y, a día de hoy, no está mostrando la tensión competitiva necesaria para lo que requiere el fútbol profesional. Así, sin anestesia, se desquitó Ania en sala de prensa, poniendo de manifiesto que los esfuerzos por mantener enchufado al bloque antes de las vacaciones se están quedando más en intención que en resultados. Y es que son tres semanas sin nutrir de puntos el casillero, algo que no había ocurrido entre las 38 jornadas anteriores. La peor racha fue de la decimosexta a la decimoséptima jornada del ejercicio, tras encadenar la derrota por goleada en Almería (4-0) con el revés en Gijón (2-0). En lo demás, el Córdoba CF estaba encontrando la manera de salir a flote incluso en la primera vuelta, en la que no había alcanzando el punto óptimo de rendimiento. Los futbolistas del Córdoba CF celebran su único gol ante el Eibar en Ipurúa. / LOF Las áreas Otro punto clave en la mala racha está en las áreas, quizá más en la propia que en la ajena. Sorprendente parece que el cuadro cordobés sea el equipo que más goles ha encajado entre los 17 primeros clasificados, con 62, superando, además -aunque en clave negativa-, incluso los registros de dos equipos descendidos como el Eldense (60) o el Tenerife (52) a falta de una última cita para dejar resuelto el campeonato en Segunda División. La estadística arroja un promedio descorazonador: al menos un gol y medio recibido por cada partido disputado esta temporada. Tan solo la notable producción goleadora ha logrado contrarrestar esos guarismos (58), si bien, en estas últimas diez citas también ha decrecido de forma casi palpable. Entre la jornada 22 y la 31 los de Ania lograron hacer 16 dianas y recibir 11, mientras que en estas últimas diez han anotado 13, pero recibido nada menos que 17. Cifras demasiado elevadas para un teórico aspirante a colarse entre las seis primeras plazas… Muchas lesiones y desgaste Por otra parte, la enfermería ha sido otro problema recurrente en este arreón final del calendario. En ninguna de las últimas diez citas ha podido contar Iván Ania con el plantel al completo, exceptuando, además, las bajas perennes de Matías Barboza y Adilson Mendes, con las que ni se cuenta, y la merma de las sanciones. Los nombres propios en ese sentido han sido Alberto del Moral -apenas ha jugado-, Álex Sala, Carlos Isaac, Rubén Alves e Isma Ruiz. Estos cuatro últimos, piezas capitales en el entramado cordobesista. Y en consecuencia, el asturiano ha tenido que tirar de banquillo, donde en pocas ocasiones ha encontrado respuestas. La mala racha goleadora de Antonio Casas se enquistó hasta el punto de haber dejado vía libre a Obolskii en la titularidad, Ander Yoldi y Jon Magunazelaia, que si bien vienen mejorando en las últimas citas, tampoco han dado el rendimiento necesario. Theo Zidane no ha logrado hacer olvidar a los ausentes en mediocampo, mientras que Marvel, aunque brilló en la derrota ante el Mirandés, aún más lejos ha estado de nivelar el rendimiento de Alves. Tampoco ha quedado libre de la quema el resto del grupo sano, con el lógico desgaste de toda la campaña pesando en la propuesta. Y con un plan de juego tan vistoso, pero a la vez arriesgado, también parece obvio que la falta de piernas haya supuesto más de un dolor de cabeza. Carlos Isaac, durante un lance del choque frente al conjunto armero. / LOF Objetivo amarrado Y ahondando en el tema de relajación, el hecho de haber logrado alcanzar la permanencia matemática con cuatro jornadas de anticipo también ha llevado a cierto estado de laxitud a la plantilla. Frente al Cádiz, en precisamente la última victoria hasta la fecha -por 4-2 en El Arcángel-, fue cuando la salvación pasó de virtual a definitiva. Desde entonces, un desierto con ligeros destellos, pero sin concretar en mucho. Suscríbete para seguir leyendo
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