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    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 25/05/2025 15:24

    Sr. Director del diario La Calle: ¿Y los espacios públicos para la familia? Soy lector habitual de La Calle y vecino de esta querida ciudad. Me decidí a escribir porque hay algo que vengo notando hace tiempo y me preocupa, más que nada como abuelo y ciudadano: ¿qué está pasando con la juventud y el consumo de marihuana en los espacios públicos de Concepción del Uruguay? Lugares que antes eran ideales para salir a caminar con los hijos, los nietos o simplemente tomar unos mates tranquilos, como la Isla del Puerto, La Defensa Sur o el Puerto, hoy están invadidos por el olor a marihuana o vulgarmente conocido como porro. Es imposible estar más de diez minutos sin que llegue esa humareda densa que lo impregna todo. Aclaro desde ya que no estoy asociando esto con la delincuencia ni mucho menos. No es un ataque a quienes consumen marihuana, cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera. Pero lo que sí pido es un poco de respeto y consideración para con los demás, especialmente cuando hay niños alrededor. Muchas veces estos grupos están simplemente tomando mate o con una gaseosa, sin molestar a nadie, pero el olor es muy fuerte y a los chicos les llama la atención. Preguntan, se ríen, se quedan mirando, y sinceramente no me parece algo que debamos normalizar en lugares públicos donde uno va a pasar un rato en familia. No quiero que se malinterprete. No estoy pidiendo persecución ni mano dura, solo un poco de decoro. Si alguien quiere fumar, que lo haga, pero que tenga la amabilidad de fijarse si hay chicos cerca. Me parece algo tan básico como necesario. Ojalá desde el municipio o alguna autoridad se pueda hacer algo al respecto, ya sea concientización o al menos una señalización que invite al respeto mutuo en estos espacios compartidos. Concepción del Uruguay es una ciudad hermosa. Cuidémosla entre todos. Atentamente. Carlos Fernández *** Sr. Director del diario La Calle: Las hojas del otoño, los autos y una limpieza imposible Quiero compartir una preocupación que seguramente muchos vecinos y vecinas de Concepción del Uruguay comparten, sobre todo en esta época del año donde el otoño deja las veredas tapizadas de hojas secas, y las calles convertidas en un verdadero campo minado de basura vegetal. En los últimos días me tocó ver de cerca el trabajo de quienes se encargan de barrer las calles. La verdad es que hacen lo que pueden, pero se enfrentan a un problema cada vez más complicado: la cantidad de autos estacionados que no deja espacio para trabajar como corresponde. Los vehículos, ubicados uno al lado del otro a lo largo de ambas márgenes de la calle, dejan un pasillo angosto entre el cordón y el auto, imposible de limpiar con escobas o incluso de barrer con eficiencia. Esto ocurre en prácticamente toda la ciudad, salvo en algunas cuadras del centro donde hay más orden o limitaciones para estacionar. Pero en los barrios y avenidas más amplias, donde el estacionamiento en ambos lados parece naturalizado, la situación se vuelve insostenible. Las hojas se acumulan, las bocas de tormenta se tapan y cada lluvia se transforma en un problema. Porque cuando el agua no corre, se estanca, y lo que era una simple calle con hojas termina convertida en una laguna o, peor, en un foco de suciedad y malos olores. Entiendo que el espacio público es de todos, pero también entiendo que el uso desmedido del mismo, sin pensar en los demás, termina perjudicándonos a todos. Tal vez desde el Municipio podrían evaluar la implementación de un sistema rotativo de limpieza, con señalización previa para que la gente no estacione en ciertos días u horarios. O tal vez haya que animarse a discutir la prohibición de estacionar en ambas márgenes de algunas calles clave, al menos durante los meses donde la acumulación de hojas es más crítica. Este no es un reclamo contra los trabajadores de limpieza. Al contrario, valoro y reconozco el esfuerzo que hacen. Pero si no les damos las condiciones mínimas para que puedan hacer su tarea, estamos condenados a convivir con la mugre. Atentamente. Camila García

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