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    » TN corrientes

    Fecha: 24/05/2025 23:14

    Harvard “Yo me quedo en casa, no salgo a ningún lado; es un peligro”: el duro relato de una investigadora argentina en Harvard, tras las amenazas de Donald Tr Sábado, 24 de mayo de 2025 La investigadora, que cursa su posdoctorado en esa universidad de Estados Unidos, conversó con Clarín. Contó su experiencia y el clima de terror que se vive en el campus tras la ofensiva lanzada por la Casa Blanca contra los extranjeros. Una ola de tensión, temor e inmensa incertidumbre paraliza estos días a la Universidad de Harvard en Boston. La reciente escalada en la ofensiva de Donald Trump contra la prestigiosa casa de estudios conmocionó la vida el campus, sobre todo luego de que el gobierno estadounidense ordenara el jueves cancelar la capacidad de Harvard de auspiciar visas a estudiantes extranjeros, lo que en la práctica significaría que ya no puedan recibir alumnos del exterior y que miles de ellos que hoy cursan en sus aulas quedarían sin papeles. Si bien el viernes por la tarde una jueza federal bloqueó momentáneamente la iniciativa hasta una audiencia el 29 de mayo, la situación de miles está en el limbo y algunos prefieren quedarse estos días en sus casas por temor a ser arrestados. “Hasta que no digan nada claro prefiero quedarme adentro”, dice a Clarín una investigadora argentina en el área de humanidades de la universidad quien como muchos, por temor, no quiere revelar su nombre. “Yo me quedo en casa, no salgo a ningún lado, no circulo porque es un peligro”. Ella es uno de los 58 argentinos que estudian en Harvard, que tiene un 27% de extranjeros provenientes de 140 países. De concretarse la medida que pretende el gobierno tras la audiencia a fines de mayo, los extranjeros tendrían que regresar a sus casas o trasladarse a una universidad en otro país, según amenazó la secretaria de Homeland Security Kristi Noem. De los 58 compatriotas en Harvard, hay 34 alumnos de college y maestrías y 24 scholars, que son investigadores que residen por algún período en la universidad para hacer algún trabajo específico, según el sitio de Harvard. Tanto los alumnos como los scholars tienen visa F o J, que son sponsoreadas por la universidad, como sucede desde hace más de 70 años. “Nos decían que Harvard perdía la capacidad de auspiciar visas. Pero los que estamos ahora acá, ¿en qué status estamos? No hay claridad. ¿Quedamos ilegales ahora mismo o más adelante? Después nos llegó un mail diciendo que Harvard iba a pelear en la corte y otro conque se paralizaba momentáneamente la medida. Es todo muy confuso y es mejor quedarse adentro: es peligroso estar ‘sin papeles’ en este momento”. Graduación en plena ola de miedo Además, estos son tiempos muy especiales en la universidad. “Acabamos de terminar el semestre, estamos corrigiendo los exámenes, entregando notas. Y la semana que viene, el 29, es la graduación”, que es una inmensa ceremonia colectiva en el campus. “Casi todos los alumnos internacionales invitaron a sus padres y muchos ya están acá en Boston para la fiesta de sus hijos. Son muchas personas en jaque y padres que ven a sus hijos muertos de miedo, con una enorme incertidumbre sobre su futuro”, señala. Si la medida de Trump llegara a concretarse, “básicamente destruiría a la universidad”, dice la investigadora de postdoctorado. “Porque parte de su excelencia es la capacidad de traer a las mejores personas de todo el mundo. No hay Harvard sin una comunidad internacional”, advierte. “No hay manera de que la universidad y su prestigio sobreviva sin su población internacional. Es fantástico tener a alguien de Argentina, Irán y China, por ejemplo, pensando un mismo problema”, señala. La ofensiva del gobierno viene desde hace semanas contra las universidades de élite, a las que acusa de fomentar el antisemitismo en los campus y de regirse por las normas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), que el gobierno detesta y ha prometido derogar de todos los ámbitos académicos, incluso de las universidades privadas. Algunas prestigiosas como Columbia sucumbieron ante las amenazas de Trump, que logró que se permitan policías en los campus, que se elimine el DEI y que le entreguen información sobre militantes que marcharon en los últimos años. Todo con la amenaza de quitar los subsidios federales a la universidad. Pero Harvard, la más rica del país con un patrimonio de US$ 53.000 millones, fue la única que se le plantó y no aceptó parte de las exigencias. La secretaria Noem dijo el jueves que la universidad no había cumplido en entregar información de sus estudiantes al Departamento de Seguridad Nacional, que supuestamente busca instigadores de antisemitismo, pero también mencionó una insólita presunta complicidad de Harvard con el Partido Comunista chino. Este viernes temprano, los abogados de la universidad hicieron una presentación urgente ante la Corte Federal de Boston argumentando que había entregado buena parte, aunque la ley no la obliga, y que la revocación del aval a las visas de los extranjeros es una “represalia inconstitucional” del presidente Trump por negarse a capitular ante sus demandas. La jueza frenó momentáneamente la iniciativa y ahora hay que esperar la audiencia el 29. “Fui a Columbia hace poco. Tuve que ir con pasaporte para entrar al campus y noté que la moral de la universidad está destruida. La de los alumnos y la de los profesores también. Hay una sensación muy fea allí”, dice la investigadora y resalta la diferencia con la actitud en Boston. “Harvard se plantó. Yo me siento protegida porque la universidad se preocupa. Incluso los profesores están más unidos en la lucha y hasta aceptaron que no se les suba el sueldo este año. Saben que es momento de dar el ejemplo y combatir”, señala. Además, la investigadora resalta que buena parte de los donantes es la élite republicana. “La mayoría son conservadores con interés en las humanidades, es una derecha muy ilustrada que quiere proteger el conocimiento. Ellos no están a favor de lo que está haciendo Trump y están dispuestos a apoyar a Harvard en caso de que lo precise”. Sábado, 24 de mayo de 2025

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