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Concordia » El Heraldo
Fecha: 24/05/2025 18:12
El Supremo Entrerriano había cursado notas a los gobiernos de las provincias informando sobre su enfrentamiento con el General Artigas y su deseo compartido de organizar la República y que, para expulsar a los portugueses, no bastaba con su fuerza militar. Necesitaba aliarse con el Paraguay del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, quien conducía un poderoso ejército. Como el Dr. Francia no respondió a la invitación de Ramírez, decidió invadir el Paraguay y pasaría a contar con unos 30.000 hombres para la empresa de unidad si lograba expulsar a los portugueses de la Banda Oriental. A tal fin, Ramírez concentró sus tropas en la ciudad de Corrientes en diciembre de 1820. Desde allí mandó nota a Estanislao López, Gobernador de Santa Fe en la que le dice “Esta empresa ha sido hasta ahora un anhelo frustrado de los Pueblos de la Liga del Litoral. Yo cuento con que el señor Gobernador de Santa Fe me enviará quinientos milicianos, el Escuadrón de Dragones y el Batallón de Pardos y Morenos de la ciudad. Con el mismo fin me he dirigido al Gobernador de Buenos Aires pidiendo un contingente de 2.000 reclutas, como está convenido en la Convención del Pilar y no dudo que el General Bustos atenderá también mis razones sobre el particular” Consiguió preparar unos 4.000 hombres “habría destruido al Dr. Francia indudablemente, y el Paraguay sería hoy una provincia argentina”, afirma José Luis Busaniche. El Dr. Francia contaba con un ejército de 3.000 hombres preparados y bien equipados además tenía buques y lanchas artilladas. VUELVEN LOS HOMBRES DEL DIRECTORIO Sin embargo, las cosas sobre las que no se tiene control no suelen resultar como uno piensa. A mediados de 1820, el Gobernador Sarratea tuvo que dejar el gobierno de Buenos Aires y este cayó en manos de los enemigos del Tratado del Pilar, eran los hombres del Directorio que regresaban dispuestos a deshacer los acuerdos convenidos con los federales. Estanislao López se movió con su ejército en defensa de los acuerdos de febrero de 1820, que eran un gran paso hacia la Organización Nacional. La batalla entre porteños y santafesinos se dio en Cañada de la Cruz y el Gamonal, donde derrotaron las dos veces a los porteños con la caballería santafesina de López. La guerra entre Buenos Aires y Santa Fe termina con la mediación del General Bustos, Gobernador de Córdoba el 24 de noviembre de 1820 en “la estancia del finado don Tiburcio Benegas a las márgenes del Arroyo del Medio” fue firmado ese Tratado que recibió el nombre de Tratado de Benegas de paz entre Buenos Aires y Santa Fe. Este pacto significaba el abandono de López a Ramírez. La política de corto alcance, pero segura, antes que la gran empresa con resultado incierto. Ese pacto también significaba que el santafesino, compañero de armas en Cepeda estaba poniendo su espada al servicio de Buenos Aires y postergar el Congreso que acordaron en Pilar. Le costaba creer a Ramírez en esa defección e invitó a López a incorporarse a la lucha con Buenos Aires. López le contestó rechazando la propuesta, invocando los pactos celebrados con Buenos Aires en Benegas y su alianza con Córdoba. También le hizo saber cómo advertencia, que no podrían cruzar el territorio de Santa Fe con tropas enemigas de Buenos Aires. Ramírez decide entonces abrirse camino por las armas. La concentración la realiza Ramírez en Calá, de un poderoso ejército compuesto por entrerrianos, correntinos y misioneros. Atraviesa el Paraná con unos ochocientos hombres y desembarca en las cercanías de Coronda. Mientras tanto, quedaron en La Bajada, dos mil setecientos hombres listos para cruzar el río. Estaban al mando de Romualdo García y Lucio Mansilla y debían tomar Santa Fe y reunirse luego con Ramírez más al sur. Con otros contingentes al mando de Anacleto Medina que habían pasado antes, Francisco Ramírez llegó a reunir unos mil hombres de caballería en la provincia de Santa Fe. El General Lamadrid avanzó contra Ramírez desde el Arroyo del Medio (límite entre Buenos Aires y Santa Fe), por lo que Ramírez destacó entonces unos cuatrocientos hombres de la mejor caballería entrerriana al mando de Anacleto Medina y el día 8 de mayo, derrotaron a Lamadrid y los santafesinos en el combate de Barrancas, dispersándolos y puestos en fuga hasta cerca de Rosario, a pesar de la superioridad numérica de Lamadrid. López tuvo conocimiento de la derrota de Lamadrid y destacó inmediatamente al comandante Orrego en su auxilio. Ramírez advirtió el movimiento de los santafesinos y para impedir la reunión de santafesinos y porteños, dio contramarcha y alcanzó a Orrego en el Carrizal de Medina el día domingo 13 de mayo de 1821. Combatieron sin darse tregua desde el mediodía hasta el anochecer. Durante el combate, Ramírez cargó al frente de sus hombres varias veces con su lanza y sus escuadrones legendarios. En ese combate fue herido de bala el valiente Gregorio Piriz muy gravemente. Era, junto a Anacleto Medina su jefe predilecto y Ramírez se preocupó personalmente por el. Hasta que logró embarcarlo en Coronda con dirección a Paraná. LA TRAICIÓN Mientras esto ocurría en el frente de batalla, sucedió algo muy grave por parte de los “aliados” de Ramírez en Santa Fe, Romualdo García y Lucio Norberto Mansilla tenían orden de Ramírez de cruzar el Paraná y tomar posesión de Santa Fe con los hombres que iban luego a reforzar a Ramírez. De acuerdo a este pedido se embarcaron en la escuadrilla de Monteverde, constituida por el “Belén”, un bergantín muy rápido, tres goletas y varios lanchones artillados. Esa fuerza la componían unos mil hombres, cuyo núcleo era la infantería al mando de Mansilla. El día 13 de mayo, las tropas de Entre Ríos comenzaron el desembarco protegidos por la artillería de los lanchones. Rápidamente se lanzaron sobre la batería que protegía la entrada de la laguna Setúbal. Luego de un breve combate fue capturada. Desembarcaron el resto de la tropa que permaneció formada toda la mañana ante la ciudad indefensa. Luego las tropas entrerrianas, sin combatir se reembarcaron regresando a Paraná. No es comprensible tal actitud, teniendo órdenes precisas de tomar Santa Fe y marchar luego hacia el sur, para tomar al enemigo en una acción de pinzas. Pero nada de esto ocurrió, dejando a Ramírez abandonado a su propia suerte en una provincia hostil. El Supremo Entrerriano quedó así aislado, en territorio poco conocido y rodeado de cuatro ejércitos, cada uno de ellos, superior numéricamente al suyo. Lamadrid reunió nuevas fuerzas para acabar con Ramírez que estaba acampado en Barrancas, esperando al grueso de las tropas que debían traerle Mansilla y García. El día 24 de mayo chocaron los ejércitos. Setecientos soldados de caballería al mando de Ramírez, contra dos mil ochocientos cuarenta hombres abiertos en herradura con sus extremos apoyados en la costa del río. Ramírez arengó a sus hombres, señalando que “de aquí no hay salida. O vencemos o acá quedamos”. Contra toda lógica, atacó Ramírez, pero una descarga cerrada le produjo noventa bajas, pero siguió el ataque y obtuvo un brillante triunfo, allí donde era imposible. Mientras tanto López, el Gobernador de Santa Fe reúne sus mejores tropas y llega con ellos a Coronda el 26 de mayo de 1821. EL FINAL Ramírez libró combate en condiciones desventajosas. Los caballos cansados, su tropa bastante menguada y maltrecha, con muchos heridos luego de tres batallas cruentas y sin posibilidad de remplazo. Reunió a su Estado Mayor y contra la opinión de sus oficiales que le aconsejaban postergar el combate hasta la mañana, en razón de la oscuridad que se aproximaba, se lanza al ataque siendo embestido de flanco por la tropa de López que se había ocultado en un bajo, mientras una parte de ella atraía a Ramírez al combate. Con la caída de la noche vino la derrota y con cuatrocientos hombres se retiró acompañado por La Delfina hacia Córdoba para reunirse con José Miguel Carrera y sus hombres. El encuentro se realizó en el Paso de Ferreira. Sus fuerzas reunidas alcanzaban unos mil hombres. Pero casi toda la tropa de Carrera se trataba de indios mal armados e indisciplinados. En Cruz Alta atacaron a los soldados del Gobernador Bustos fuertemente atrincherados y protegidos por una potente artillería cargada con metralla que ralearon a los hombres de Ramírez. Poco después se separaron con Carrera en Fraile Muerto (hoy Bell Ville) Ramírez con solo doscientos hombres va a internarse en Santiago del Estero para regresar a través del Chaco a su amada Entre Ríos. Pero es perseguido de cerca por el enemigo, hasta que en la madrugada del 1° de julio de 1821, una fuerte patrulla santafesina al mando del comandante Luis Orrego se unió a los perseguidores. Nueve días después, en la mañana del 10 de julio, luego de una persecución que había rematado los caballos, Orrego lo alcanzó en las inmediaciones de Río Seco. Ramírez lanzó una carga desesperada, sosteniendo combate hasta la puesta del sol. Ya casi habían logrado librarse de sus perseguidores, cuando el caballo de Delfina rodó arrojando a su bella jinete. Al parecer, la vestimenta de la Delfina que usaba chaqueta roja, con galones de coronel, incitó la codicia de la soldadesca enemiga que comenzó a quitarle la ropa, lo que fue visto por Ramírez que huía más adelante, quien sin dudarlo arremetió empuñando su lanza contra el grupo de salteadores, pero un certero disparo del capitán Maldonado dio muerte al Supremo Entrerriano, quien cayó sin vida, aunque su gesto permitió a Miguel Jerónimo Galarza el rescate de Delfina sacándola en ancas de su caballo. Así moría el General Francisco Ramírez. Pero su heroísmo no lo puso a salvo de la vejación. El soldado Nicolás Pedraza le cortó la cabeza, que luego envuelta en un cuero de oveja fue enviado por el coronel Bedoya, suplente de Gobernador de Córdoba a Estanislao López. Este dispuso que fuera embalsamada y exhibida en una jaula en la Iglesia Matriz, pero el párroco Aguiar se opuso a la bárbara exhibición en un lugar sagrado. Fue exhibida en cambio en la recova del Cabildo de Santa Fe.
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