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  • Todo vuelve: el día que Carlos Menem también pidió al país «sáquenla del colchón»

    La Paz » Politica con vos

    Fecha: 24/05/2025 09:40

    Milei y Caputo, como Carlos Menem hace tres décadas, quieren que los demás traigan sus dólares de afuera. El gobierno de Javier Milei, a través de su ministro de Economía, Luis Caputo, ha reflotado una estrategia conocida para intentar inyectar dólares al sistema financiero: el llamado a «sacar el dinero del colchón». Esta iniciativa, que busca la exteriorización de divisas atesoradas fuera del circuito formal, resuena de manera inquietante con las políticas implementadas hace 33 años durante el gobierno de Carlos Menem, bajo la misma promesa de «dormir tranquilo». La similitud de la frase, casi calcada, no solo impacta sino que subraya la persistencia de los problemas económicos y la recurrente apelación a soluciones del pasado. La memoria histórica argentina nos traslada a abril de 1992. En aquel entonces, y en el marco de una Convertibilidad que recién comenzaba a sentar sus bases, el Congreso Nacional aprobó la Ley 24.073. Esta normativa introdujo modificaciones en el Impuesto a las Ganancias y, fundamentalmente, abrió la puerta a la exteriorización de tenencias de moneda extranjera y otros bienes situados fuera del país. Pocos días después de su sanción, el gobierno de Menem celebró la medida con un aviso a toda página que, al igual que el actual, apelaba directamente a la figura del dinero resguardado «debajo del colchón». El entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, tenía un objetivo claro con aquella ley: fondear a la banca para que esta pudiera otorgar créditos destinados a la actividad productiva. La medida de 1992 permitía depositar moneda extranjera por 180 días en el Banco Nación o en otras entidades financieras que adhirieran expresamente a destinar esos fondos al sector productivo. Además, se liberaba a quienes adhirieran del pago de alícuotas adicionales, ofreciendo como atractivo depositar las divisas a cambio de un insignificante uno por ciento del total, una diferencia con el régimen actual de Milei, que no cobra tasa alguna. Resulta llamativo cómo los argumentos esgrimidos por ambos gobiernos para justificar estas políticas son prácticamente idénticos. El texto del actual blanqueo se dirige al ahorrista en moneda extranjera y resalta que «sucesivos gobiernos lograron, a través de décadas de inestabilidad e inflación, que muchos eligieran ese camino». Este es, casi al pie de la letra, el mismo argumento que Domingo Cavallo y el menemismo utilizaron para legitimar la Ley 24.073, reflejando una preocupante continuidad en la narrativa oficial. El aviso a toda página que en 1992 promocionaba la medida rezaba: “Ahora hay una excelente oportunidad para que usted invierta legalmente esos ahorros, regularizando al mismo tiempo su situación tributaria”. La promesa de «quedar en paz con la conciencia, por su bien y por el del país» se presentaba como un lema moralizador. Esta estrategia discursiva, que apela a la responsabilidad individual del ahorrista ante una crisis sistémica, se ve replicada en el presente, ignorando las causas estructurales que llevan a la dolarización y el atesoramiento. La reiteración de estas «viejas recetas económicas» no solo pone de manifiesto el carácter cíclico de los problemas económicos argentinos, sino que también genera interrogantes sobre la capacidad de los gobiernos para innovar y proponer soluciones de fondo. La historia económica del país, marcada por la inestabilidad y la inflación, parece condenada a repetir los mismos esquemas, sin lograr quebrar la dinámica de crisis y blanqueos que, en definitiva, no resuelven las problemáticas estructurales que aquejan a la mayoría de la población. (Infonews)

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