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  • El puente que unió más que dos distritos: amor y coraje detrás del ícono de Nueva York

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/05/2025 06:46

    logro de la ingeniería del siglo XIX y símbolo de la tenacidad e innovación urbana. Foto: Freepik El Puente de Brooklyn, inaugurado el 24 de mayo de 1883, se alza como uno de los grandes símbolos arquitectónicos de Nueva York y un referente mundial de la ingeniería. Detrás de su imponente silueta y su historia de superación, destaca la figura de Emily Warren Roebling, quien asumió un papel decisivo en la finalización de la obra tras la muerte y enfermedad de los ingenieros originales. La historia de este icónico monumento, que une Manhattan y Brooklyn sobre el río Este, revela no solo avances técnicos inéditos para su época, sino también el protagonismo de una mujer cuya contribución fue fundamental para que el proyecto llegara a buen puerto, según reseñaron medios como Billiken y National Geographic. Historia de la construcción: de la visión de John Roebling al desafío familiar La idea de conectar Manhattan y Brooklyn mediante un puente surgió en 1867, en un contexto de rápido crecimiento urbano en Nueva York. El ingeniero alemán John Augustus Roebling, reconocido por su trabajo en la pasarela de las cataratas del Niágara, fue el encargado de diseñar el proyecto. Sin embargo, un accidente en el sitio de obra en 1869 le provocó una infección mortal, impidiéndole ver su obra realizada, de acuerdo con lo publicado por National Geographic. Tras la muerte de John Roebling, su hijo Washington Roebling asumió la dirección de la construcción. No obstante, las dificultades no cesaron: Washington sufrió graves secuelas de la llamada "enfermedad de los caissons“, una afección derivada de la descompresión rápida tras trabajar en los cimientos bajo el agua, lo que lo dejó parcialmente paralizado. A pesar de su estado, continuó supervisando los avances desde su domicilio, mientras la obra enfrentaba desafíos técnicos sin precedentes, como el uso de cajones neumáticos para cimentar la estructura bajo el lecho del río Este. Officers of the New York and Brooklyn Corporation, and workmen, inspect the cable anchorage on the Brooklyn side of the Brooklyn Bridge during construction, Oct. 1878. (AP Photo) El papel de Emily Warren Roebling: una heroína en la ingeniería del siglo XIX En medio de la adversidad, Emily Warren Roebling emergió como la figura clave que permitió la culminación del Puente de Brooklyn. Sin formación previa en ingeniería, se dedicó a estudiar los principios técnicos necesarios y se convirtió en la principal intermediaria entre su esposo y los equipos de trabajo. Supervisó la obra, transmitió instrucciones y resolvió problemas técnicos, asumiendo responsabilidades que la transformaron en la verdadera heroína del proyecto, según destaca NatGeo. La labor de Emily no solo fue esencial para la continuidad de la construcción, sino que también sentó un precedente en la historia de la ingeniería, al demostrar la capacidad de liderazgo y aprendizaje autodidacta de una mujer en un ámbito dominado por hombres en el siglo XIX. Su contribución fue reconocida como decisiva para que el puente se completara con éxito, y su nombre permanece ligado a la memoria de esta obra monumental. Inauguración y datos técnicos: récords, estructura y la prueba de los elefantes El Puente de Brooklyn fue inaugurado oficialmente en una ceremonia presidida por el entonces presidente de Estados Unidos, Chester A. Arthur. En ese momento, se convirtió en el puente colgante más largo del mundo, con una longitud de 1.834 metros, y fue considerado la octava maravilla del mundo. La estructura del puente combina cables de acero, torres de estilo neogótico y una vía peatonal elevada, lo que lo distinguió desde sus primeros días como una atracción tanto funcional como estética. Durante años, fue la construcción más alta de Occidente y sirvió de modelo para futuros proyectos de ingeniería. Uno de los episodios más recordados de su inauguración fue la demostración de solidez organizada por el circo Barnum & Bailey: 21 elefantes cruzaron el puente para disipar los temores del público sobre la seguridad de la estructura, un hecho que ha quedado registrado como parte de la historia popular del monumento, según informó Barclays Center. Del diseño de John Roebling al heroísmo de Emily Warren: la historia detrás del legendario Puente de Brooklyn. Fuente: Freepik Impacto urbano y cultural: consolidación de Nueva York y presencia en la cultura popular La construcción del Puente de Brooklyn marcó un hito en la consolidación urbana de Nueva York. Su apertura fue fundamental para la integración de Manhattan con Brooklyn, y posteriormente con otros distritos como Queens, Staten Island y el Bronx, contribuyendo a la formación del Greater New York en 1898, según National Geographic. A lo largo de los años, el puente ha sido escenario de protestas sociales, producciones cinematográficas y literarias, y se ha consolidado como un ícono cultural de la ciudad. Su imagen aparece en innumerables obras de la cultura popular, y recorrerlo se ha convertido en una experiencia esencial tanto para turistas como para neoyorquinos. La pasarela peatonal, compartida con ciclistas, ofrece vistas privilegiadas del skyline de Manhattan, la Estatua de la Libertad y el puerto de Nueva York. El entorno del puente también ha evolucionado. En Brooklyn, el barrio de DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass) se ha transformado en un epicentro cultural y gastronómico, mientras que el Brooklyn Bridge Park, a orillas del río Este, es un punto de encuentro para disfrutar de las mejores vistas del puente, especialmente al anochecer. Reconocimientos y actualidad: monumento histórico y atractivo turístico El valor patrimonial y técnico del Puente de Brooklyn fue reconocido oficialmente en 1964, cuando fue declarado Monumento Histórico Nacional. Hoy, la estructura sigue siendo una pieza esencial de la infraestructura de Nueva York, utilizada diariamente por más de 100.000 vehículos, además de ciclistas y peatones, según cifras citadas por NatGeo. Recorrer el puente a pie o en bicicleta es una de las actividades más recomendadas para quienes visitan la ciudad. Los accesos son sencillos desde ambos lados del río: en Manhattan, la entrada se encuentra cerca de la estación de metro Brooklyn Bridge-City Hall, mientras que en Brooklyn, las escaleras están ubicadas en Washington Street y Prospect Street, cerca de la plaza Cadman. Desde la pasarela elevada, las vistas del perfil de Manhattan y del puerto ofrecen una perspectiva única de la ciudad, consolidando al Puente de Brooklyn como una de las joyas arquitectónicas y culturales de Nueva York.

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