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» tn24
Fecha: 23/05/2025 00:52
Miles de devotos se reunieron el 22 de mayo para honrar a la patrona de las causas imposibles. La jornada estuvo marcada por testimonios conmovedores, procesiones y una profunda expresión de fe popular. Desde la madrugada, peregrinos de todo el Chaco y provincias vecinas llegaron a Puerto Tirol para participar de la celebración en honor a Santa Rita de Cascia. Como cada 22 de mayo, la localidad se convirtió en epicentro de una de las manifestaciones religiosas más sentidas de la región. Este año, el fervor se vivió con una intensidad particular, acompañada por un clima que pasó de nublado a soleado, como reflejo del espíritu que se respiraba en las calles. Durante todo el día, la iglesia de Santa Rita fue testigo de una procesión incesante de fieles. Muchos llegaron para agradecer por milagros recibidos, otros para pedir salud, trabajo o consuelo. La emoción se reflejaba en cada mirada, en cada vela encendida. «Ella hace lo imposible», dijo un devoto entre lágrimas. “Cuando no hay salida, la fe te sostiene”, agregó otro. Monseñor Alfredo Dus, quien además celebró su cumpleaños junto a la comunidad, encabezó la misa central y destacó la fuerza de la devoción como herramienta de transformación: “La fe del pueblo nos bendice. Es un acto de amor que nos ayuda a superar nuestras propias limitaciones”. También recordó el ejemplo de Santa Rita, una mujer que enfrentó el dolor y la injusticia con perdón y esperanza, y que hoy es símbolo de resistencia espiritual. Las historias se multiplicaron entre quienes organizaron el desayuno comunitario, repartieron chocolate y cocido, o simplemente ofrecieron compañía. “Después de la Virgen, Santa Rita es la más querida. El pueblo la abraza con el alma”, expresó Nilda desde la santería. A las 15:30, se realizó la procesión principal, en medio de cantos, oraciones y aplausos. La imagen de la santa recorrió las calles de Tirol rodeada de promesas, gratitud y pedidos silenciosos. Antes de cerrar la jornada, la movilera de N9, María Belén Ortiz, resumió lo vivido con palabras sencillas y potentes: “Prendí una vela por todos, porque en Santa Rita se confía incluso cuando todo parece perdido”. Así, una vez más, la fe colectiva volvió a demostrar que el milagro no siempre está en lo extraordinario, sino en la unión, la esperanza y la fuerza de un pueblo que cree, espera y vuelve cada año a agradecer.
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