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Federal » El Federaense
Fecha: 22/05/2025 20:43
El 2 de abril de 1992 es una fecha que quedó grabada en la memoria colectiva al marcar la aprobación de la ley 24.073 por parte del Congreso Nacional. Esta legislación trajo consigo cambios significativos en el impuesto a las ganancias, implementando reformas que impactaron tanto en los impuestos sobre activos como en la exteriorización de la tenencia de moneda extranjera, divisas y otros bienes que se encontraban fuera del país. El gobierno de Carlos Menem, fiel a su estilo, celebró esta aprobación a través de un aviso a toda página en los medios de comunicación. En un ingenioso juego de palabras, la comunicación invitaba a la ciudadanía a «sacar el dinero de abajo del colchón» bajo la promesa de tranquilidad. «Sáquela del colchón y duerma tranquilo», era la frase que llamaba a aquellos que atesoraban moneda extranjera a dar el paso hacia la legalidad. El mensaje central de la norma estaba dirigido a quienes habían optado por guardar sus ahorros en el ámbito informal, destacando cómo sucesivos gobiernos habían fomentado, a lo largo de años de inestabilidad y inflación, esta decisión. Curiosamente, este argumento se vuelve resonante en el presente con las estrategias del gobierno actual de Javier Milei, que también busca captar el dinero oculto con un discurso similar. Detalles de la Ley 24.073 A través de esta legislación, los ciudadanos podían depositar su moneda extranjera por un plazo de 180 días en el Banco Nación o en cualquier entidad financiera que accediera a dirigir esos fondos hacia créditos para la actividad productiva. La diferencia con otros blanqueos, como los implementados por Luis Caputo, radicaba en que el entonces ministro Domingo Cavallo buscaba fondear a la banca para que pudiera ofrecer préstamos destinados a potenciar la producción. La ley ofrecía la ventaja de liberarse de las alícuotas adicionales impuestas, haciendo de esta propuesta algo muy atractivo: depositar significaba una tasa de solo el uno por ciento del total. Esta tasa se aminoraba a 0,75% para depósitos a 270 días, y a 0,5% para aquellos a 360 días. El anuncio particularizaba: «Ahora hay una excelente oportunidad para que usted invierta legalmente esos ahorros, regularizando al mismo tiempo su situación tributaria». Comparaciones con el Presente Hoy, el discurso actual se asemeja notablemente al de épocas pasadas, donde se promete una rentabilidad tentadora para esos fondos «prácticamente ocultos». La invitación es a reintegrarse al circuito legal y productivo, atraído por las promesas de beneficios. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, el gobierno de La Libertad Avanza no presenta reparos sobre el origen de los fondos, considerando como «héroes» a aquellos que han evadido impuestos. En la era del menemismo, aún existía cierta reticencia a este respecto, reflexionando en sus comunicaciones: «Médítelo, decídase y quede en paz con su conciencia, por su bien y por el del país». Así, la historia refleja cómo las estrategias y promesas económicas tienden a repetirse, revelando las constantes y cambios en la narrativa política. Ciertamente, el país sigue navegando entre el pasado y el presente en busca de soluciones a sus problemáticas económicas.
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