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  • Caso Griselda: la mataron con su guardapolvo y el hecho quedó impune

    » Elterritorio

    Fecha: 21/05/2025 10:32

    Griselda Ferreira (17) fue golpeada y estrangulada el 13 de octubre de 2003 cuando salió de su casa para ir al colegio. En 2006 el caso fue archivado y el principal sospechoso fue sobreseído miércoles 21 de mayo de 2025 | 5:30hs. Griselda Ferreira fue llevada a una casa abandonada entre pinos, a 30 metros del camino por donde iba. Griselda Soledad Ferreira tenía 17 años en la mañana del 13 de octubre de 2003 cuando salió de su vivienda -ubicada en el barrio Los Potrillos de Garupá, entre la avenida Las Américas y la carretera de la ruta 12- para dirigirse al aula satélite del Bachillerato Polivalente 35, donde cursaba el primer año del polimodal. Sin embargo, los sueños latentes de esa adolescente y las ganas de ayudar a su humilde familia se truncaron ese martes en manos de un hombre sin escrúpulos y carente de aprecio por la vida humana, quien a lo largo de los años nunca fue identificado de manera fehaciente. Actualmente, a casi 22 años del cruento crimen de Griselda, el caso que fue intervenido por el Juzgado de Instrucción Uno de Posadas -entonces a cargo del magistrado Horacio Gallardo- se encuentra archivado, y lamentablemente el asesinato de la muchacha de 17 años es otro de los crímenes que quedó con total impunidad y sin justicia en la Tierra Colorada. Desde un principio, según las pesquisas que intervinieron, las investigaciones no obtuvieron pruebas contundentes. Algo extraño, ya que en la escena del crimen se encontraron manchas de sangre y en el cuerpo de la víctima pruebas de ADN que podrían ser peritadas para encontrar al responsable de tan cruel homicidio. De salida al colegio Según la reconstrucción que El Territorio pudo llevar adelante, Griselda salió ese martes de su casa a las 6.55, para ir caminando y recorrer los aproximadamente mil metros que separan la ruta -donde se encontraba el aula satélite del colegio- de la casa familiar. Se presume que fue en el último tramo del trayecto, un estrecho pinar cercano a un hogar que estaba a 150 metros de su destino, cuando alguien la interceptó y con violencia mediante la arrastró hasta una casa en construcción, ubicada a 30 metros de la arteria terrada, en medio de los pinos. La vivienda carecía de aberturas y techo. En ese marco, el homicida llevó a la adolescente hasta la casa en construcción abandonada y allí la agredió de manera brutal para abusar sexualmente de ella. La agresión sexual no se cometió, pero la golpeóon en la cabeza con un objeto contundente -presumiblemente con una piedra mora-. Con notable desprecio por la vida por parte del criminal, y ya con la joven inconsciente, el asesino la estranguló con el propio cinto del guardapolvo de la víctima. En tanto, el cadáver de la adolescente fue encontrado por vecinos que pasaban por la zona, quienes llamaron a la policía cerca de las 12.30. A simple vista, se advirtió que Griselda tenía serias heridas en el cráneo. Asimismo, en la vivienda donde fue encontrada la adolescente, se hallaron manchas de sangre en las paredes y en el suelo, transformando una pequeña casa abandonada sin terminar de construir, en un terrorífico escenario donde una vez más quedó reflejada la maldad que puede guardar una persona. Según las pericias y autopsia hechas entonces, Griselda habría resistencia opuesta y por fin logró evitar ser abusada. Justamente, prueba de ello fue que los profesionales hallaron debajo de sus uñas cabellos que presuntamente corresponderían a su asesino. Los forenses que llevaron a cabo la autopsia determinaron que el cuerpo presentaba una herida detrás de una de sus orejas, coincidiendo con un puntazo. En las primeras horas de investigación, fueron demorados seis jóvenes, quienes eran apuntados como un grupo que cobraba “peajes” a los vecinos para utilizar el caminito de tierra que sale del barrio hacia la ruta 12. Aunque desde un principio se mencionó que no habría indicios de peso que los vínculos con el crimen. Fue así que, horas después de estar alojados en sede policial, recuperaron la libertad casi todos. En tanto, el único demorado fue entonces un adolescente, que dio detalles escalofriantes de cómo habían matado a la chica. Poco después, pasó de testigo a sospechoso. Por su edad, quedó a disposición de la Justicia de Menores, no como autor material, sino como supuesto encubridor. Delincuente como sospechoso En ese marco, fue ese adolescente quien mencionó por primera vez a Maximiliano Emanuel Melo -un prófugo de la justicia correntina por robo calificado- quien se había radicado en Garupá en abril de 2003 bajo el nombre de “Pedro Valenzuela”, luego de escapar de la Alcaidía de Paso de los Libres, donde estaba cumpliendo una condena por robo a mano armada. Si bien los efectivos de la Unidad Regional X de la fuerza provincial realizaron un total de siete allanamientos para encontrar pruebas que den con el sospechoso de asesinar a la joven adolescente de 17 años, el que era conocido en Misiones como Pedro Valenzuela desapareció sin dejar ningún rastro. Entre las investigaciones, se mencionó que ese sujeto tuvo un romance con Griselda, a quien conocía porque vivían en el mismo barrio, por lo que se lo pudo describir ante las autoridades para ser intensamente buscado. Mientras que los familiares de la víctima dijeron desconocer ese vínculo amoroso: el acusado también lo negoció en su indagatoria. Captura en Corrientes Luego de amplias búsquedas, fue en marzo de 2004 -cinco meses después del crimen- cuando Melo fue detenido en Paso de los Libres. Dormía en la casa de un allegado, completamente vestida como para salir en cualquier momento, cuando lo sorprendió la Policía. Ese mismo mes fue trasladado a Misiones para responder por el asesinato que lo apuntaron como principal sospechoso a partir de una declaración. En tanto, ante la justicia misionera, el entonces joven de 22 años en su oportunidad de prestar declaración dijo que no había participado en el crimen y que se encontraba en Los Potrillos, pero no en el sector en el que mataron a la muchacha. Sin embargo, no explicó con solidez por qué se había escapado y quedó detenido mientras continuaban las investigaciones pertinentes. Además, tanto a él como a otros cinco sospechosos le sacaron sangre para un cotejo de ADN, a realizado entre el patrón genético de ellos y el de los pelos y restos de piel hallados en las manos de la víctima. Esta prueba, que sería importante para la identificación del autor del homicidio de Griselda, no se pudo realizar porque de las evidencias encontradas en el cadáver no pudieron obtenerse material para ADN. Esto complicó el caso dejando al sospechoso con gran ventaja para sostener su inocencia. En tanto, el juez Gallardo dictó la prórroga extraordinaria de Instrucción y puso a Melo a disposición de las autoridades correntinas donde purgó su condena por robo armado. Desde entonces, ya con las pruebas genéticas descartadas, ningún otro indicio lo complicó y tampoco se obtuvieron nombres de más sospechosos a partir de las investigaciones realizadas a cabo por el juzgado interviniente y la fiscal Amalia Spinatto. Finalmente, durante 2006 el caso quedó archivado y sin resolverse luego de que se venciera la prórroga extraordinaria, dejando al acusado principal sobreseído definitivamente. El sueño de ingresar al Ejército Griselda Ferreira era la hermana mayor de ocho hermanos -tenía como hermanos a cuatro nenas y tres varones-, y era la encargada de ayudar a su madre con la crianza de ellos. Justamente, pensando en su familia, el sueño que tenía la joven era poder entrar al Ejército Argentino y de esta forma ser un sustento económico para su madre y hermanos. “Lo único que quería era cumplir con su sueño de entrar al Ejército y me dijo que hiciéramos todos los esfuerzos para cumplir su objetivo”, expresó en su momento a El Territorio Mirta, madre de la joven. Además, con profundo dolor, expresó "perdí un pedazo de mí. Ella era mi hija, compañera y la segunda mamá de sus hermanos. No entiendo por qué le hicieron eso". En tanto, sobre la última vez que vio a su hija con vida, la mujer describió que salió con su guardapolvo, pantalón y con sus zapatos que usaba para ir al colegio, recordando que su hija se dedicaba a estudiar ya las actividades religiosas, siendo una chica aplicada y el orgullo de la casa.

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