20/05/2025 18:14
20/05/2025 18:14
20/05/2025 18:14
20/05/2025 18:13
20/05/2025 18:13
20/05/2025 18:13
20/05/2025 18:13
20/05/2025 18:12
20/05/2025 18:12
20/05/2025 18:12
» El litoral Corrientes
Fecha: 20/05/2025 12:05
Si no hay unidad, para el peronismo será muy difícil ser competitivo. Ese es uno de los tantos mensajes que dejó la elección porteña del último domingo. Sin unidad total, perdieron en Salta, Jujuy, Santa Fe, Chaco y CABA. Una señal de alerta más para un peronismo en crisis. Avisos claros de un electorado que está mostrando sus pocas ganas de participar. Pero la unidad no es lo único. Después de la derrota de Leandro Santoro, en Unión por la Patria (UP) se terminaron de convencer de que en las elecciones que le quedan a este año, sobre todo la nacional y la bonaerense, el peronismo debe buscar una polarización profunda. Ellos o nosotros. Dos modelos en pugna. En definitiva, es dar por válida la estrategia aplicada por La Libertad Avanza (LLA) en las primeras elecciones del 2025, donde no importan tanto los nombres propios que ocupan las candidaturas, sino la confrontación entre lo nuevo y lo viejo, entre las ideas de la libertad y la justicia social peronista. “No es una decisión nuestra. La estrategia del gobierno de Milei es la que manda”, reflexionó un funcionario peronista, aceptando que el gobierno nacional logró imponer las condiciones del debate electoral. El escenario político se partió y las vías del medio quedaron debilitadas, con pocos porcentajes de votos. Es decir, con poca representación real. “Los candidatos de Milei”, es el latiguillo que el Gobierno ha utilizado, en forma sistemática, durante las últimas semanas. Esa estrategia le dio dos buenos y trascendentes resultados: el triunfo en CABA el domingo y la victoria en la capital de Salta el fin de semana pasado. Son cada vez más los consultores y asesores los que coinciden en que el sello libertario, de color violeta, es una marca valiosa en esta elección de medio término. Y lo es en detrimento de algunas fuerzas provinciales y, sobre todo, del PRO, el principal adversario en la pecera de votantes. Entonces, la discusión pasa a ser Milei, sí o Milei, no. Una figura de debate que hace tiempo viene planteando Cristina Kirchner y en la que coincide Axel Kicillof. No parece haber grandes diferencias respecto a esa postura. El nudo que hay que desatar, principalmente en la provincia de Buenos Aires, es cómo, y con quién, se afronta esa polarización. A diferencia de lo que sucede en LLA, en el peronismo sí importan los nombres. El sello del PJ ha perdido valor y la referencia histórica de CFK ya no alcanza para un combate de ideas que sea competitivo. Es esa la puerta de entrada a la discusión actual que tiene el peronismo de la provincia de Buenos Aires. ¿Quién debe liderar esa discusión de modelos? ¿Quién tiene mayor capacidad y convocatoria para hacerlo? ¿Cómo se pueden ordenar las diferencias para trabajar en la construcción de un proyecto conjunto? Esas incógnitas están sobre las mesas peronistas. Ninguna fue resuelta. En el kicillofismo creen que es el Gobernador el que debe encabezar ese proceso. “Es importante reconocer el rol de Axel y entender que hay que ofrecer algo mínimamente novedoso. ¿Quién puede ofrecer futuro?”, se preguntó un dirigente de mucho peso en el esquema político del Gobernador. La respuesta que sale de La Plata es evidente: Axel Kicillof. En el cristinismo siguen creyendo que la que debe conducir ese proceso es la ex presidenta de la Nación. Las fricciones internas siguen vigentes. No hay unidad. No hay acuerdo. Pero está claro el panorama de ambos lados. Si se rompe la coalición, el resultado electoral será catastrófico. Las necesidades los obligan a intentar un pacto hasta el último momento. Si no se logra, se echarán culpas mutualmente. En el sector de CFK no cambian su postura respecto al desdoblamiento. Creen que fue un error que Kicillof va a pagar caro. Y, cada vez que pueden, se lo facturan. En el kicillofismo aseguran que el problema no es el desdoblamiento, sino el rol que tiene que ocupar Kicillof. Ya no esperará que levanten el teléfono para decirle cómo se ordenan las listas legislativas. “Deseamos una foto de Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof el 7 de septiembre. Para seguir gobernando con este modelo de Milei, necesitamos que el peronismo esté unido”, sostuvo ayer la senadora bonaerense Teresa García, una de las dirigentes cristinistas más combativas con el kicillofismo. Pareció ser un gesto de acercamiento al mundo de Kicillof en pleno proceso de negociación. Un reconocimiento de que la unidad es necesaria para evitar que haya una ola violeta que se esparza por toda la Argentina. ¿Sería importante una foto entre CFK y Kicillof? Un funcionario cercano al Gobernador respondió con ironía: “Sería importante que nos dejen gobernar”. En el kicillofismo dejan saber que la foto es el final de una negociación, no el comienzo. Es, eventualmente, el corolario de una negociación. Lo que da cuenta que para cerrar un acuerdo aún falta mucho camino por recorrer. Según consignó Infobae el fin de semana, parte del acuerdo de unidad tiene que ver con el rol que pude jugar CFK. Si es candidata a diputada nacional, la unidad se cerrará más rápido. Si quiere ser candidata a diputada provincial en la tercera sección electoral de Buenos Aires, lo más probable es que el peronismo se rompa y haya dos listas. La semana pasada hubo otro gesto de acercamiento entre las parte. Un grupo de intendentes, entre los que se encontraban Julio Alak (La Plata), Fernando Espinoza (La Matanza) y Andrés Watson (Florencio Varela), se reunieron con la ex presidenta en el Instituto Patria. Todos pertenecen al Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que lidera el gobernador bonaerense. Diálogo abierto. Nuevos puentes. En el peronismo ya se convencieron de que hay que jugar el juego dispuesto por Milei. Extremos. Violeta o azul. Nada que vaya por el medio puede tener un buen final. Esa polarización extrema que piensan tiene que darse en cada provincia donde se compita. Claro está que lo que suceda en el territorio bonaerense será definitorio para el calendario electoral y la fuerza de cada espacio. Ganar o perder esa elección, no será igual. Lo saben todos. Fuente: Infobae.
Ver noticia original