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  • El miedo al VIH ha bajado, pero las infecciones siguen subiendo: "Ya no se vive con el dramatismo de otros tiempos"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 20/05/2025 00:14

    En 2023 (último año con datos disponibles), se notificaron 3.196 nuevos diagnósticos de VIH. Casi la mitad de los casos (48,7 %) fueron diagnósticos tardíos, lo que significa que la infección ya había avanzado significativamente en el momento de su detección. El mayor número de infecciones se produjo durante las décadas de los 80 y 90, cuando aún no existía tratamiento alguno, o solo estaban disponibles terapias muy iniciales y con alta toxicidad. En ese contexto, el miedo al VIH era intenso, y las campañas de prevención —sobre todo en el uso de métodos de barrera— eran frecuentes. Sin embargo, como explica el doctor Alfonso Cabello, especialista del Servicio de Medicina Interna y de la División de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz, hubo un punto de inflexión entre finales de los 90 y principios de los 2000. “La infección por VIH empezó a contar con un tratamiento muy adecuado. La gente ya no se muere, por suerte, y se empieza a ver cómo las tasas de ITS comienzan a subir, siendo en los últimos 10 o 15 años prácticamente un ascenso vertical". Actualmente, muchos jóvenes toman la profilaxis preexposición (PrEP) porque tienen miedo de infectarse. "Incluso quienes tienen bajo riesgo por su conducta no querrían recibir la noticia de que son VIH positivo, y la aceptarían con más dificultad que otras enfermedades. El miedo existe", recalca el doctor Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. VIH se ha convertido en una enfermedad crónica La vía de transmisión predominante sigue siendo la sexual (80,7%). Para el doctor Cabello, los pacientes que reciben el diagnóstico lo viven con "frustración y negatividad", mientras que el doctor Moreno señala que "ya no se vive con el dramatismo de otros tiempos". La gente ha adquirido conciencia de que se trata de una enfermedad crónica que permite llevar una vida completamente normal. Pese al disgusto inicial, como puede ocurrir con la confirmación de otras enfermedades, "está la certeza de que, si se sigue el tratamiento correctamente, el pronóstico vital no se verá afectado". "Sí hay miedo, aunque no sabría decir si es mayor que frente a otras enfermedades crónicas o si se trata del miedo inherente a recibir un diagnóstico de cualquier enfermedad. En cualquier caso, ya no se asocia a un drama como antes", hace hincapié. Archivo - Image de archivo de una recreación del virus del VIH. / CSIC - Archivo PrEP, un método preventivo contra el VIH Los jóvenes probablemente "saben que la PrEP existe, pero muchos no saben cómo acceder a ella. Pueden preguntarse: ¿voy a mi médico? ¿Tengo que ir al hospital? Esta incertidumbre puede dificultar el acceso". Además, hay grupos específicos con mayores barreras: inmigrantes en situación irregular que desconocen si tienen derecho a la PrEP, jóvenes, incluso menores, que inician su vida sexual y tienen menos información o más limitaciones por su edad. También las mujeres y las personas trans, recalca el doctor Cabello. Junto con el desconocimiento del acceso, hay subpoblaciones que enfrentan factores adicionales —como edad o estatus migratorio— que dificultan aún más el proceso. En cuanto a la adherencia, "tomar una pastilla diaria requiere seguimiento médico periódico, con análisis de sangre. Esto no siempre se vive con naturalidad. Jóvenes que viven con sus padres pueden temer ser descubiertos. Otros se sienten extraños tomando medicación estando sanos y dudan sobre posibles efectos adversos", señala el doctor Moreno. Pero, según su opinión, la PrEP, no ha provocado cambios en su conducta sexual. "Sí podría ocurrir que personas que antes usaban preservativos con frecuencia reduzcan su uso, lo que aumentaría la incidencia de otras ITS. Esto ha sido documentado en estudios". El estigma de las personas con VIH Aunque la enfermedad se percibe como más manejable, "aún no se acepta plenamente como una enfermedad crónica más. Sigue habiendo un entorno de estigmatización y discriminación: una persona con VIH no puede decirlo abiertamente como si podría hacerlo alguien con hipertensión, diabetes o lupus" explica el doctor Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. Principales avances El mayor avance ha sido disponer de un tratamiento casi "perfecto·: una pastilla diaria con mínima toxicidad y eficacia total. No hay otra enfermedad crónica no curable con un tratamiento tan eficaz. Para la PrEP ya existen datos sobre una inyección semestral con tasa de infección prácticamente nula. Lo más prometedor es que una sola inyección anual podría evitar completamente la transmisión. Aunque no se trata de una vacuna, funcionaría como tal. Esto eliminaría muchas barreras, especialmente las relacionadas con la adherencia, lo que podría llevar a la eliminación virtual del VIH. "Este último avance ha sido el foco principal en la reunión HIBIC, donde se han presentado avances en estrategias de prevención, incluyendo este tratamiento para intentar eliminar la transmisión del VIH. Una reunión muy interesante, ya que se han abordado tanto avances en salud pública y prevención como en aspectos clínicos esenciales", especifica el doctor Moreno. Acabar con el estigma del VIH, el primer paso para erradicar la enfermedad / EFE Sobre la tan deseada curación, el doctor Cabello destaca que "se trabaja, aunque hay cinco o seis casos en el mundo, han sido posibles por circunstancias clínicas muy específicas, como trasplantes por cáncer". Para el doctor Moreno es posible que en diez años se haya logrado la curación del VIH, aunque no es altamente probable. Lo más realista es pensar que habrá menos nuevos casos gracias a la PrEP, especialmente en su versión de larga duración. "Imagino que la mayoría de los tratamientos se administrarán con fármacos de larga duración. Esto marcaría un cambio profundo en el manejo del VIH". ¿Cómo es el seguimiento del paciente con VIH? Al principio del diagnóstico el seguimiento es más estrecho: al mes, a los 3 y 6 meses. Luego se va espaciando según la estabilidad, hasta cada 6 o 12 meses. Se controla el virus, pero también comorbilidades y posibles efectos a largo plazo, como eventos cardiovasculares o eventos tumorales, que aparecen habitualmente en edades más avanzadas de la vida. Respecto a la adherencia del tratamiento, el doctor Alfonso Cabello, subraya que "hoy en día los fármacos son muy potentes, incluso con adherencias no perfectas, funcionan. Hay que tener cuidado con no caer en el exceso de confianza". Con qué frecuencia hacerse la prueba del VIH Depende de la frecuencia de relaciones sexuales y de si el paciente está en PrEP, quienes ya siguen un control establecido. Para quienes no están en PrEP, pero usan preservativos con frecuencia y tienen bajo riesgo, el test puede espaciarse más. En casos de alta frecuencia de relaciones sexuales sin protección, el test no debería espaciarse más de tres meses. En general, lo establecería entre cada tres meses y un año, según el nivel de riesgo. Hacerse mayor con VIH implica "una vigilancia más cuidadosa para detectar complicaciones como infartos, cánceres o descalcificaciones óseas. Envejecer no es solo cumplir años, sino desarrollar patologías asociadas a la edad. Nosotros extremamos las medidas de detección porque sabemos que estas complicaciones son más frecuentes", resalta el doctor Moreno.

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