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Usuhahia » Diario Prensa
Fecha: 19/05/2025 23:30
Negligencia, insensibilidad y falta de empatía. A pesar de las señales y campañas, muchos automovilistas siguen sin ceder el paso a quienes intentan cruzar la calle. En tiempos de nieve y frío extremo, esta conducta refleja una falta de empatía extrema que debería empezar a corregirse con educación y sanción. Las primeras nevadas del año llegaron con fuerza a Ushuaia y, junto con el frío, reaparece un problema de convivencia urbana que persiste sin solución: la falta de respeto al peatón por parte de una parte significativa de automovilistas. Basta con observar cualquier intersección sin semáforo —como el cruce de Magallanes y Juan Manuel de Rosas— para constatar que, aún con personas esperando para cruzar, los vehículos rara vez se detienen. ¿Y si fueras vos o tu hijo el que está esperando bajo la nieve?» Ceder el paso es obligatorio. Y también es empatía. Este comportamiento no es nuevo ni responde a la ausencia de señalización. Durante años se argumentó que la falta de sendas peatonales era el principal obstáculo. Hoy, la mayoría de las calles cuentan con las clásicas franjas blancas pintadas sobre el asfalto, pero la conducta de quienes están al volante no ha cambiado. Se ha instalado una especie de pseudocultura urbana en la que el conductor asume tener siempre prioridad, incluso cuando la normativa —y el sentido común— indican lo contrario. Cruzar la calle no debería ser un acto de valentía. En Ushuaia, muchos automovilistas siguen sin respetar al peatón. El problema se vuelve aún más grave en condiciones climáticas adversas. No es lo mismo estar al resguardo, con calefacción y sin mojarse, que caminar bajo la lluvia, la nieve o con temperaturas bajo cero. Obligar a una madre con niños a esperar largamente a que alguien decida cederle el paso, o forzar a un peatón a cruzar corriendo para evitar ser atropellado, refleja una preocupante falta de empatía. No es una cortesía. Es la ley. Ceder el paso en esquinas sin semáforo es obligatorio. Y más aún si el suelo está mojado, nevado o con escarcha. Esta conducta no solo infringe normas básicas de tránsito —que establecen la prioridad del peatón en esquinas sin semáforo—, sino que también atenta contra la seguridad y la dignidad de quienes se desplazan a pie. Es necesario que se entienda que cruzar una calle no debe ser un acto de valentía ni una pulseada con el tráfico. La solución exige un cambio cultural que debe empezar por la concientización activa. Campañas sostenidas, presencia de agentes de tránsito y educación vial en todos los niveles educativos son fundamentales. En Ushuaia, las sendas están pintadas. Lo que falta es voluntad de respetarlas. Pero también es hora de avanzar hacia un esquema de sanciones efectivas, porque la reiteración de estas conductas —cuando ya no puede alegarse desconocimiento— debe tener consecuencias. «Vas en auto. Estás seco, con calefacción, seguro. ¿Qué te cuesta frenar para que cruce alguien que camina con frío?» Convivir en el espacio público exige respeto mutuo. Y en el tránsito, como en la vida, quien está en una posición de ventaja tiene una mayor responsabilidad. Ceder el paso no es un favor: es una obligación legal, pero también un gesto mínimo de humanidad que hace a la calidad de vida de una ciudad.
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