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» Elterritorio
Fecha: 19/05/2025 20:43
María Beatriz y su hija aún se recuperan del calvario de 8 años que debieron pasar bajo el resguardo de una familiar que, aprovechándose del estado de salud de la mayor de ellas, las golpeó y quitó su patrimonio, entre eso el título de la casa que tienen en la Chacra 94. Vecinos denunciaron lo sucedido y vigilan que la acusada no regrese a la vivienda lunes 19 de mayo de 2025 | 18:00hs. Gritos y golpizas que provenían de una casa en la Chacra 94 dispararon las alertas de un grupo de vecinos que, bajo escucha atenta y con disposición a colaborar, salvaron de un extremo estado de abandono a una mujer y su hija. María Beatriz C. tiene retraso madurativo y vive con su hija Agustina en una casa que recuperaron hace dos meses en ese barrio. Pero desde hace 8 años que padecen de violencia familiar, física y económica por parte de una pariente directa. Los vecinos acusan que la denunciada, Gladis A. está interesada en vender la propiedad que su cuñada y sobrina tienen en la Chacra 94. Pero, por motivos que resultan todavía inexplicables, las redujo a un estado de vida precario y casi inhumano, con el fin de quitarles todo poder de negociación sobre la casa que les pertenece. “Las tenía encerradas y sin comida, las gritaba y golpeaba”, describió con angustia Lilian Lezcano, vecina de la manzana 21 que, en diálogo con Acá te lo contamos por Radioactiva 100.7, relató la historia de terror que madre e hija padecieron por demasiado tiempo y las medidas judiciales que vecinos de la zona decidieron emprender para resguardarlas. Actualmente las víctimas se encuentran en su hogar, recibiendo ayuda económica y acompañamiento judicial de parte de los residentes de la chacra. Pero la historia violenta se remonta a, por lo menos, 8 años atrás -según contó Lilian- cuando Beatriz y Agustina incluso vivían en otro domicilio, y sin que terceros las ayudaran. La primera denuncia hecha de forma colectiva por violencia familiar data del 21 de abril, fecha en que “Gladis fue a la casa, las gritaba y golpeaba. A eso los vecinos llamamos al 911 y nos acercamos. Ella negó todo lo que pasaba y dijo que su cuñada y sobrina tenían problemas mentales”, recordó Lilian. Lo que siguió a esa primera denuncia fueron intimidaciones por parte de la denunciada para que las víctimas negaran en sede policial toda acusación. Pero las señales de alerta en la cuadra eran suficientes para no desistir en buscar ayuda para madre e hija. Varios vecinos ni imaginaban el calvario que sucedía en esa vivienda. “Las mantenía encerradas sin darles comida, y las dormía con clonazepam para que no hablen con los vecinos”, describió Lezcano. Fue necesaria la asistencia de funcionarios y de una trabajadora social del Juzgado de Paz N° 7 de Villa Cabello, el 6 de mayo, para que se constatara el horror. “Confirmaron que nuestra denuncia era real: las encontraron encerradas, sin comida y sin la posibilidad de que los vecinos las ayudáramos”, lamentó la entrevistada. Violencia patrimonial La acusada no sólo ejercía maltrato físico sobre sus familiares, sino que les arrebató documentación importante y el título de la propiedad. “Se llevó todo: el carnet único de discapacidad de Beatriz, las tarjetas SUBE, el título de la casa”, reprochó Lezcano. Con la colaboración y asistencia del equipo interdisciplinario del Juzgado de Paz, María Beatriz “se animó a contar más y me acompañó a la comisaría a ampliar la denuncia”. Actualmente el expediente sobre el que trabaja la justicia cuenta con dos denuncias policiales, una radicada por vecinos y la mujer con discapacidad, y otra hecha por la joven. “Ellas nos contaron que padecen esto hace 8 años, porque Gladis se hizo responsable de ellas desde la muerte del marido de Beatriz”, explicó Lilian. En esa línea, reconoció que “no tienen otros familiares”, por lo que son los mismos vecinos quienes se ocupan y preocupan de colaborar con comida y acompañamiento judicial para las mujeres que, a día de hoy, aún se recuperan de aquel calvario. Quieren vender su casa Lezcano explicó que la acusada, junto a un abogado de nombre Carlos Q. y otras cinco personas, todas de la misma familia, arribaron de forma intimidante al menos 2 veces a la vivienda de Beatriz, con intensiones de ingresar y quitarles la propiedad para venderla sin su consentimiento. El hecho más reciente fue el pasado 7 de mayo, cuando “Gladis y estas personas llegaron e intentaron ingresar a la fuerza a la casa. Entonces los vecinos volvimos a llamar al 911 y nos reunimos en frente de la vivienda para impedirles que entren”. Ante esa situación, la joven Agustina radicó una nueva denuncia el 12 de mayo en la comisaría Séptima. Pero no sin obstáculos, ya que -según comentó Lilian- “en la comisaría Sexta se negaban a tomarle la denuncia, entonces fuimos a la comisaría de la Mujer y ahí la derivaron de nuevo. Nos dieron muchas vueltas para registrar la denuncia”, acusó la vecina. “Los vecinos, entre todos, las estamos cuidando. Beatriz pudo cobrar por ventanilla porque tiene bloqueada su tarjeta. Por ahora les pasamos para comer, se retiran cosas del comedor, las acompañamos al Juzgado”, compartió. Aunque todavía preocupa que el grupo de intencionales ocupantes desee regresar al domicilio, y la falta de documentación clave para que madre e hija puedan rehacer sus vidas. Sobre la situación judicial de la denunciada, Lilian señaló que “Gladis y los demás acusados aún no se acercaron a declarar al Juzgado. Se pidió una perimetral contra todas las personas y un botón antipánico”. Además, una de las víctimas solicitó la restitución de sus bienes y acompañamiento psicológico. No es tarea menor asistir la psiquis de estas mujeres que padecieron maltrato físico y económico por años. Al respecto, la vecina observó que “ambas están con mucho miedo, esperan respuestas del juzgado para volver a estar tranquilas y que les devuelvan todas sus documentaciones para seguir ayudándolas”.
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