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Fecha: 19/05/2025 16:13
A raíz de lo que dejó el reporte del Ministerio de Educación provincial sobre los magros resultados arrojados en las pruebas de lectura a alumnos de segundo grado en toda la provincia, reflejando falencias generalizadas en la fluidez de lectura, UNO Santa Fe dialogó con la psicopedagoga, investigadora y docente universitaria santafesina Lic. Mónica Aquino. Como parte de su docencia universitaria en la Universidad Católica de Santa Fe (Ucsf) coordina la diplomatura en Inclusión Escolar y el posgrado en Evaluación e Intervención en Lectura y Comprensión, también en la Ucsf. Es maestranda en Psicología Cognitiva y Aprendizaje (Flacso y Unam) y forma parte del equipo de trabajo interdisciplinario IDEA, cuya misión principal es el trabajo terapéutico en niños, adolescentes, adultos y sus familias. Fluidez de la lectura y condiciones previas –¿Qué se evaluó recientemente en los primeros grados en relación con la lectura? –En esta edad se evaluó la fluidez, que es un precursor de la comprensión lectora y que viene de la mano de las evaluaciones anteriores para el nivel secundario. Lo que conocemos es que a lo largo del desarrollo de la lectoescritura hay instancias que deben darse para después llegar a la comprensión lectora. –¿Cuáles son esas etapas del desarrollo para la lectoescritura? –Si el método de enseñanza es adecuado y el alumno no tiene dificultades específicas para el aprendizaje, después de tres o cuatro meses de un buen programa de lectoescritura los chicos deberían de poder leer, afianzando lo que se llama la decodificación como el entendimiento de que a cada letra le corresponde un sonido y poder hacer la asociación de esos sonidos. Después de esta etapa viene otra que es de afianzamiento de fluidez lectora, que es cuando se automatiza esa habilidad, miro una palabra y sé que es lo que dice. Si el método es bueno, los chicos deberían tenerlo desarrollado en segundo grado. Ya en tercer grado, todo lo que es decodificación no me insume energía atencional y toda mi atención está puesta en comprender lo que leo. Psicopedagoga, docente universitaria e investigadora, Lic. Mónica Aquino. –¿A qué atribuye las falencias en los resultados de las evaluaciones de lectoescritura? –Lo que venimos arrastrando como país es un problema de hace años, donde el método que usábamos para enseñar a leer y a escribir no era eficiente, no era académico ni científico dado que no estaba basado en evidencias y cada institución aplicaba el método que le parecía mejor. Por esto, los chicos llegaban al secundario sin haber consolidado esa fase de fluidez y en lugar de interpretar el texto estaban perdidos en decodificar y en entender qué decía cada palabra. –¿Cómo se está implementando el programa educativo Raíz actualmente en Santa Fe y el país? –En nuestro país hay dos grupos de investigación muy potentes. Uno es el de María José Borsani, que es el modelo al que adhirió Mendoza en primer lugar, la primera provincia en adoptar un modelo basado en evidencia, a la que se sumaron las demás provincias de Cuyo y Entre Ríos. El otro modelo es el Plan Raíz de la reconocida científica Beatriz Diuk, que es el nuestro y es un buen programa. Ambos modelos son similares y trabajaron muchos años con población muy desfavorecida a nivel sociocultural, incluso con poblaciones de raíz nativa, donde probaron el funcionamiento del programa. Este plan se implementó para los chicos de primer grado y a la par de que se lo implementa también se está capacitando al docente. Todavía falta que el docente aprenda del todo esta modalidad de enseñanza para que sea efectiva esa instancia, y a su vez también falta todavía intervenir en el nivel inicial, porque hay habilidades de por ejemplo conciencia fonológica que tiene que ver con la discriminación auditiva de sonidos que deben trabajarse antes de que el niño esté expuesto a la lectoescritura. No sirve que apliquemos un buen método si los chicos no tienen las condiciones previas. –¿Cómo valora la implementación de tutorías reducidas que propone el Gobierno? –Parte del diagnóstico que se está haciendo ahora nos muestra el estado de situación y algunas de las variables a intervenir. Una de las soluciones que propone el Ministerio es el abordaje de tutorías, lo que va en concordancia con los programas de respuesta a la intervención. Estos programas se aplican a nivel mundial con estrategias en la enseñanza en contactos de agrupabilidad. Cuando se enseña en grupo la misma oferta educativa no tiene el mismo impacto en cada individuo, por lo que cuando se identifican estudiantes que tienen dificultades en el rendimiento se arman pequeños grupos y se vuelve a dar la intervención más ajustada a la realidad de ese pequeño grupo. Si aún así se identifican estudiantes que siguen con dificultades en el aprendizaje se realizan las tutorías individualizadas. Los programas de respuesta a la intervención van observando en qué calidad o en qué contexto de agrupabilidad los alumnos responden mejor a la enseñanza. Parte de lo que se ofrece ahora desde el Gobierno como solución tiene que ver con estos programas. –¿Qué rol juega el entorno familiar o social en este proceso? –Sumado a todo lo que hacemos desde la escuela, hay cuestiones que deberían desarrollarse por fuera de la escuela, toda la estimulación que los niños van recibiendo en sus entornos naturales, donde vemos que en la actualidad cambió el paisaje de la infancia y los chicos reciben otros estímulos diferentes de los que se recibía hasta hace un tiempo. El libro o la revista pasó a ocupar otro lugar y fue remplazado en parte por las pantallas o por otras ocupaciones como chicos que salen de la escuela y tienen otras actividades regladas como una escuelita de fútbol, inglés, etc., perdiéndose ese tiempo en el que el niño se exponía a la literatura donde jugaba a leer, inventaba historias, fantaseaba, etc. Todo esto favorece habilidades que tienen que ver con la alfabetización, con entender cómo nos comunicamos a través de los textos y el lugar que ocupa la palabra leída. –¿Cuáles son las habilidades previas a la lectoescritura que deberían desarrollarse antes de la escuela? –Tenemos niños que llegan al ámbito educativo sin tener afianzadas algunas habilidades previas. Hay que destacar la importancia de la conciencia fonológica, que es un precursor de la lectoescritura y que tiene que ver con la habilidad de jugar con los sonidos del habla y que esto lo hacemos en la conversación, en el canto, en el compartir rimas, son cuestiones que tienen que ver con el compartir tiempo con un otro, todas estas son habilidades que después son favorecedoras de los procesos de lectoescritura. –¿Qué lugar ocupan las dificultades específicas del aprendizaje en cada alumno, como la dislexia? –Otra cuestión que tenemos que considerar es que sabemos que hay niños y niñas que tienen dificultades específicas para el aprendizaje de la lectura y escritura. En todo grado puede haber uno o dos niños con dislexia, lo cual también necesita nuestra atención, porque no todo es el método sino también las dificultades específicas. Lo bueno de contar con un buen método cuando estamos midiendo es que podemos reconocer donde está el problema, si es un problema en la persona que aprende, si es un problema en la enseñanza, si es un problema de entorno empobrecido de estímulos relacionados con la alfabetización, etc. Sabiendo esto la intervención puede ser más ajustada.
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