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Parana » APF
Fecha: 19/05/2025 11:30
Rodrigo Tomasso, especialista en efectos visuales y oriundo de Paraná, habló sobre su trabajo en The Rivals of Amziah King y momentos de su carrera. Su carrera cobró visibilidad con su participación en El secreto de sus ojos (2009), donde dirigió al equipo responsable de la recordada escena en el estadio de fútbol. lunes 19 de mayo de 2025 | 10:40hs. Rodrigo Tomasso, nacido en Resistencia, Chaco, y criado entre San Benito y Paraná, es una figura destacada en el mundo de los efectos visuales para cine y televisión. A sus 46 años, y desde sus primeros pasos en la capital entrerriana hasta su consolidación en la industria audiovisual, tanto a nivel nacional como internacional, desarrolló una mirada única que combina tecnología, narrativa y sensibilidad artística. Su carrera cobró visibilidad con su participación en El secreto de sus ojos (2009), donde dirigió al equipo responsable de la recordada escena en el estadio de fútbol: un plano secuencia que exigió una sofisticada reconstrucción digital para recrear un Tomás Adolfo Ducó repleto de espectadores. Ese trabajo marcó un antes y un después en su trayectoria profesional. Pero lejos de quedarse en ese hito, siguió perfeccionándose y expandiendo sus horizontes. Con el tiempo, fundó junto a su socio Marcelo García el estudio ONER Vfx, desde donde lideran proyectos con equipos interdisciplinarios. Allí, impulsan propuestas que combinan precisión técnica, innovación visual y compromiso narrativo, tanto en producciones nacionales como internacionales. A lo largo de su carrera, participó en películas argentinas como Los padecientes (2017) y El cuento de las comadrejas (2019), y en la serie El encargado (2022), donde aportó su experiencia para construir atmósferas visuales que refuercen, con precisión, el pulso narrativo de cada historia. En paralelo, Tomasso se destacó en el plano internacional. Formó parte de películas como Manos de piedra (2016), sobre la vida del boxeador Roberto Durán y, Ola Bola (2016). Más tarde, integró el equipo de The Vast of Night (2019), un drama de ciencia ficción ambientado en una pequeña ciudad estadounidense en los años 50, y Resistance (2020), donde su equipo recreó digitalmente escenarios de la Segunda Guerra Mundial, desde estaciones de tren hasta campos militares, con notable realismo. Ese mismo año, trabajó en la miniserie Inés del alma mía (2020), una coproducción entre España y Chile que requirió un minucioso trabajo para recrear escenarios del siglo XVI en América y Europa. En los últimos años, también colaboró en la serie Los enviados (2021 y 2022) y, más recientemente, en la producción estadounidense The Rivals of Amziah King (2025), lo que consolidó su perfil como referente en efectos visuales. En diálogo con UNO, Rodrigo repasó su recorrido profesional y compartió detalles de su presente, marcado por desafíos técnicos, nuevas experiencias en el exterior y una reflexión constante sobre el impacto de las herramientas emergentes en su forma de crear. —¿Qué te motivó a adentrarte en el mundo de los efectos visuales? —Solía visitar a mi vecina, que tenía enciclopedias en pesados fascículos y las leía durante horas. También, recuerdo las noches de verano, cuando miraba las estrellas y veía satélites y estrellas fugaces, lo que despertó en mí el interés por la Astronomía y el deseo infantil de ser astronauta. En esa época, los programas de ciencia ficción alimentaban mi curiosidad. Además, los dibujos animados completaban ese mundo fantástico que me fascinaba. La llegada del video VHS intensificó ese interés, en particular por los efectos visuales, que me impresionaban por su magia y realismo. Con la televisión por cable, accedí a programas que explicaban la creación de efectos especiales. Sin embargo, fueron los efectos de The Abyss, Terminator 2, Jurassic Park y Forrest Gump los que marcaron un quiebre en mi vocación, entre los 13 y los 15 años. —¿Qué recuerdos tenés de tus primeros trabajos en Paraná y cómo influyeron en tu carrera? —Al principio, hacía folletos para negocios de amigos de la familia y festivales. Como todo joven entusiasta, creía que mis diseños eran los mejores solo por acumular efectos. Pero una crítica constructiva de un artista de Bellas Artes fue un golpe duro que me ayudó a crecer. Algo similar ocurrió con mi profesor titular de Gráfica en la facultad, quien siempre me exigía mejorar. —¿Cómo te asegurás de aportar una propuesta visual única en cada nuevo desafío creativo? —No soy quien decide, sino quien acompaña al director para lograr su visión, junto con el resto de los jefes de equipo. El estilo y la estética dependen de la historia que se narra. Algunas secuencias requieren tratamientos visuales específicos. A veces, el director plantea ideas particulares, como connotar algo maligno y con técnicas de efectos visuales, manipulamos formas, luces, texturas o movimientos dentro de la imagen para lograr el resultado buscado. Prefiero el fotorrealismo, la reproducción fiel de la realidad. Pero si recibo una directiva clara, puedo imaginar cualquier concepto y encontrar las herramientas para hacerlo. —¿En qué trabajo estás involucrado actualmente y qué aspectos te entusiasman más? —En los últimos dos años trabajamos en los efectos visuales de The Rivals of Amziah King, la película que marca el regreso de Matthew McConaughey al cine como protagonista, tras seis años alejado de la pantalla grande. El proyecto me entusiasma especialmente porque significó volver a colaborar con el mismo director al que acompañamos en su ópera prima, The Vast of Night, allá por 2016. También valoro profundamente la posibilidad de trabajar con David Heyman, productor de Hollywood, reconocido por éxitos como Barbie, las sagas de Harry Potter y Animales fantásticos, y películas para Quentin Tarantino (Once Upon a Time in Hollywood) y Alfonso Cuarón (Gravity). —¿Cómo te desafía la Inteligencia Artificial en tu proceso creativo? —Existe temor de perder terreno en el rubro, algo que ya afecta a roles claves. Pero, por otro lado, surgen oportunidades, sobre todo para los creadores de contenido, quienes serán los mayores beneficiados. Todo dependerá de cómo cambien el mercado y el consumo. Seguramente, en un futuro no muy lejano, la gente comenzará a modificar sus preferencias sobre cómo ver cine y aceptar las nuevas tecnologías. La adaptación es obligatoria, porque la Inteligencia Artificial llegó para quedarse y cambiar las reglas del juego. —¿La automatización está desplazando al toque humano? —La automatización existe desde antes de la Inteligencia Artificial. Podría decirse que, desde la Revolución Industrial, se aplica de alguna forma, como con la cinta transportadora de Ford, donde el propio operario realizaba tareas repetitivas. Hoy es fundamental dominar estos recursos para aprovechar su potencial mientras sea posible. —¿Alguna vez sentiste que "El secreto de sus ojos" fue una sombra que opacaba tus trabajos posteriores? —Para nada. Estoy muy agradecido con Juan José Campanella, quien por primera vez le dio al supervisor de efectos visuales un lugar al mismo nivel que el resto de los jefes de equipo. —¿Cómo fue la experiencia de trabajar en "El encargado"? —Fue relativamente sencillo, ya que no hubo grandes efectos visuales, aunque requirió un manejo comunicacional cuidadoso con el cliente para orientar y lograr el mejor resultado con los recursos disponibles. Lo que más me gustó fue la preproducción, especialmente entender las locaciones. Las escenas de la terraza se filmaron fuera del edificio real, en Belgrano, y me ocupé de orientar todo para evitar incongruencias de iluminación entre fondos y tomas, como se vio en la primera temporada. (APFDigital)
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