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» Elterritorio
Fecha: 18/05/2025 13:31
Talento hay de sobra, dicen quienes siguen de cerca desde hace años el karting, la escuelita en la que se preparan todos los que quieren un día llegar a la Fórmula 1. Misiones está en condiciones de formar a pilotos que puedan competir por un lugar en la máxima categoría, pero la economía argentina es siempre un escollo y en infraestructura todavía hay mucho por hacer. Se pensaba que era imposible, pero el arribo de Franco Colapinto abrió las puertas de la esperanza para los fierreros del país. domingo 18 de mayo de 2025 | 1:30hs. El sueño de la F1 que abraza todos los pilotos que comienzan su recorrido. //Foto: Guadalupe de Sousa. La fiebre por Franco Colapinto se vive a pleno en todo el país. Tuvieron que pasar 23 años para volver a tener a un representante en la Fórmula 1 después de aquel lejano paso de Gastón Mazzacane en el 2001. Hoy, la irrupción del pilarense genera grandes expectativas y al mismo tiempo despierta algunos interrogantes: ¿Argentina está preparada para formar a un futuro piloto de la Máxima? ¿Misiones tiene la infraestructura suficiente para generar las primeras herramientas de una posible estrella? Las respuestas son variadas, pero coinciden en una cosa: ambos ambientes pueden tomarse como trampolines hacia una formación profesional en el Viejo Continente o Estados Unidos, los lugares donde se teje la carrera de los pilotos. La primera prueba de contacto se da en el karting desde temprana edad. Allí se pule el talento que después pasa a categorías mayores del automovilismo nacional, a la competencia en Sudamérica o, como ocurrió con Colapinto, directo a Europa. Foto: Guadalupe de Sousa Pero en cualquiera de los casos tiene que aparecer el apoyo económico. Sin él, el sueño de alcanzar la F1 es prácticamente imposible. Se estima que se necesita una cifra superior a los 13 millones de euros para transitar por el camino completo hasta acceder a una butaca. Desde los karts, pasando por la Fórmula 4, Fórmula Regional (ex Renault), Fórmula 3 y 2, los precios son altos. Aún más teniendo en cuenta los valores de la superlicencia y todos los gastos que requiere una temporada completa. "Un campeonato nacional de karting ronda los 50 millones de pesos, mientras que competir en Europa puede costar unos 250 mil euros anuales", afirmó el piloto Francesco ‘Chicho’ Grimaldi, hoy devenido en formador de talentos. "Además, el deporte exige precisión de milésimas de segundo y una resistencia física y mental extrema para destacarse", agregó. Misiones estuvo cerca de tener a sus representantes en la F1. Daniel Puerta, Carlos Gunther, Rubén Derfler y Rafael Morgenstern encararon el camino, pero por distintas circunstancias se quedaron en la puerta. "Aprendí a convivir con la angustia, con la tristeza, con el dolor, con la alegría. Maduré mucho, eso es lo que más rescato de todo", confesó Rafa. Como bien quedó expuesto, se pueden tocar muchas aristas interesantes, pero este informe busca hilar fino para centrarse en Misiones como posible plataforma de despegue a la fama. Hoy la provincia cuenta con competencias, estructuras edilicias y consultores para aquellos que se inician en el automovilismo. Las promesas están a la vista: el posadeño Renato Longarzo Skanata, los mellizos Francisco y Felipe Morgenstern, el apostoleño Valentino Silveira, el eldoradense Alejo Zaiser y el obereño Nicolás Huta son algunos que pretenden alcanzar la meta. También se puede afirmar que la provincia cuenta con grandes circuitos para empezar a desandar una carrera, aunque para experimentados como Nicolás Cadile, quien lleva 40 años trabajando con chicos en el karting, la cosa puede mejorar: "Tenemos muchos circuitos, pero pocos kartódromos preparados". "Siempre digo y mantengo esto: Misiones tiene un nivel de pilotos que realmente es envidiable, lo que falta es apoyo. Argentina siempre está en una situación económica complicada", afirmó. En definitiva, lo importante es alcanzar el suelo europeo y contar con esa suerte o apoyo. La F1 es ingrata porque no solamente premia el talento, hay que tener algo más. Hoy Colapinto disfruta de las mieles del éxito llenando todos los casilleros posibles. No siempre es así, de hecho es algo inusual la manera en que Franco amasó este presente. Lo que sí se puede afirmar es que la tierra colorada puede ser el empujón inicial de algo grande. De eso no hay dudas. Compartí esta nota:
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