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» La Capital
Fecha: 18/05/2025 11:48
El accidente se llevó la foto principal del retorno de Franco Colapinto a la Fórmula 1 en Imola. Pero el piloto y Alpine apuntaron los progresos. Las dos caras. La imagen no deseada. Franco Colapinto y el Alpine dañado. Ahora se viene lo que importa, la carrera. Pese a todo, hubo buenas sensaciones. Casi casi fue parecido a su primera Q1 en Fórmula 1. Aquella vez en Monza también salió de una chicana arriba del pianito externo y pisó la leca, pero dominó el Williams y solo lamentó desperdiciar el último intento. Ahora, en este redebut en Imola con Alpine , el error de pisar el pasto le costó más caro a Franco Colapinto , porque el auto entró en trompo y lo golpeó de trompa. Pasado el mal trago, tanto el piloto argentino como el equipo se posicionaron inteligentemente. Nada de llorar sobre la leche derramada, sino rescatar las cosas positivas, que claro que las hubo, y prepararse para la largada del GP de Emilia Romagna desde las 10. Claro que la imagen del Alpine chocando de punta y destrozando trompa, alerón y suspensiones delanteras fue la que quedó de la primera clasificación de Colapinto en su regreso a la F-1. Y que resonaron inmediatamente las palabras del día anterior de Flavio Briatore, sobre las tres cosas que le pedía: ser veloz, sumar puntos y no chocar. La última no la cumplió, la segunda está por verse y en la primera hay que destacar las cosas positivas de las que habló Colapinto . Hasta ese apoyo de la rueda trasera izquierda en el pasto, el argentino venía haciendo todo muy bien. Y a los números hay que remitirse. Se dijo en estas líneas que de entrada, terminar a menos de medio segundo de su compañero Pierre Gasly y pasar a la Q2 sería un objetivo más que satisfactorio. Y aunque faltaban los registros de los dos Haas y el de Liam Lawson al momento del choque, es probable que hubiera pasado. >>Leer más: Alpine reparó todo a tiempo Ni hablar si completaba la vuelta de la Q1, que hubiera mejorado lo hecho, pero aún así los tres debían limarle bastante. Oliver Bearman lo hubiera conseguido, pero su tiempo fue anulado porque lo hizo con la bandera roja ya flameando, pero los otros tal vez no. Los Sauber ya habían hecho el último intento y no habían podido. Colapinto declaró que sentía que estaba para la Q3 y hay que creerle. Su rendimiento fue en ascenso constante, a saber. En la FP1 terminó a 0,677s de Gasly. En la FP2, a 0,475s. Y en la FP3, a 0,220s. En ese primer intento en la Q1, estuvo a 0,319s de Gasly, pero entre el 9º Charles Leclerc y el argentino había cinco autos y menos de una décima de diferencia. Era más que alentador el panorama pero no hubo posibilidad de saber qué habría pasado en una Q2, donde Gasly volvió a mostrarse muy competitivo, al punto de relegar a las dos Ferrari y a Kimi Antonelli, pero ya en la Q3 no lo fue tanto para largar este domingo 10º. El golpe y las penalidades Una multa simbólica de 600 euros para el equipo Alpine por exceder la velocidad en boxes en apenas 5 kph (es de 80 kph), fue el aviso de un sábado poco feliz para Colapinto. Fue en la FP3. Después del tremendo accidente de Yuki Tsunoda, que paralizó la Q1 a 12 minutos del final y sin que Colapinto hubiera marcado tiempos, el argentino salió al pit-lane antes de lo debido. >>Leer más: Franco Colapinto sintió que dio un paso adelante igual El error en la comunicación fue de su ingeniero de pista Stuart Barlow, que le dijo que se moviera lentamente y el piloto entendió que era para ya situarse en la calle de boxes. El castigo por el error involuntario, como lo calificaron los comisarios deportivos, fue de un puesto en la grilla, por lo que en vez de partir 15º lo hará 16º. El apoyo con palabras sabias Y luego llegó el impacto cuando buscaba bajar su registro en el último intento de Q1. “El demostró velocidad y eso es lo que importa. Es un gran problema cuando chocás y vas lento, pero si vas rápido y chocás, puede pasar”, dijo sabiamente el brasileño Gabriel Bortoletto. Porque precisamente a Colapinto le pasó, como en Las Vegas el año pasado, buscando pasar los cortes. “Los errores se cometen en clasificación”, diría también el argentino, que rescató este sábado su mejor adaptación al Alpine, sin hacer desde que llegó a Imola nada distinto al resto de los pilotos, pese a la necesidad que tenía de adaptación a un auto desconocido. “Franco se iba familiarizado con el auto y haciendo un muy buen trabajo en conjunto con el equipo y los ingenieros. Empujaba al límite y lo perdió. Hablé con él, rápidamente lo dejará atrás y volverá más fuerte mañana”. Briatore, dixit. A barajar y dar de nuevo.
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