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» Diario Cordoba
Fecha: 17/05/2025 17:56
Si París se convierte en la ciudad sin luz, puede esconder también su cárcel de tinieblas. Si queremos buscar la claridad, primero hay que poner nombre a las sombras. Es lo que ha hecho Juan Manuel de Prada a lo largo de su obra narrativa, que cristaliza ahora en Mil ojos esconde la noche, su novela titánica del París ocupado por los nazis. La novela es gigantesca no solamente por la exigencia de sus dimensiones -publicada en dos tomos, de 800 páginas cada uno-, sino por los espíritus agitados detrás de cada rostro, en sus claroscuros, con la rotura íntima al acecho y también el abismo de todos los infiernos. Mil ojos esconde la noche está formada por esos dos tomos, La ciudad sin luz y Cárcel de tinieblas, dos estados de ánimo vital y urbano de sus almas en vilo entre 1940 y 1944, lo que dura el dominio nazi de la Francia ocupada. Que nadie espere una narración de personajes heroicos, levantándose a cantar La Marsellesa, ante los soldados alemanes, en un café que recuerde al Rick’s Café. Esta es una novela sobre los extremos a los que son capaces de llegar hombres y mujeres para sobrevivir. Especialmente, la población de exiliados españoles que ha llegado a París tras la derrota republicana en la Guerra Civil. Juan Manuel de Prada asombró en 1996 con su primera novela, Las máscaras del héroe, ambientada en la bohemia madrileña de los años veinte y treinta. Casi tres décadas después, aquel protagonista, el escritor falangista Fernando Navales, vuelve con Mil ojos esconde la noche: en el París ocupado, recibirá el encargo de controlar, y atraer hacia la nueva España, a los artistas y literatos refugiados en París. Más allá de la espectacularidad y la ambición de la trama, en personajes que parecen latir, con tejidos y órganos, dentro de cada página, estamos ante una novela extraordinaria en la que cada personaje es dueño de su propia condena y salvación. La galería resulta abrumadora: el propio Navales, César González Ruano, Mariano Daranas -autor del artículo doloso que costará la cárcel, en Burgos, a Manuel Machado-, Picasso, Gregorio Marañón… Casi absolutamente todos, los falangistas, los exiliados, los colaboracionistas y los nazis, podrán vivir su propia transfiguración. También París contempla su imagen degradada en el estallido demoniaco del mal que posee el cuerpo de Europa. Pero los maravillosos personajes femeninos Ana María Sagi, Ana de Pombo y la niña Mariuca, abrirán el corredor de la culpa a la luz. Mil ojos esconde la noche es el centro de la estrella, con brillantes puntas, de toda la obra de Juan Manuel de Prada, desde su mirada compasiva y atenta ante la debilidad humana, en un mundo arrasado que aún sigue esperando su propia redención. *Escritor Suscríbete para seguir leyendo
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